Roma (Italia). El 24 de enero de 2023 se celebra la 5a Jornada Internacional de la Educación, instituida por las Naciones Unidas para destacar el papel esencial de la educación en el objetivo de obtener la paz y el desarrollo, para sensibilizar la opinión mundial sobre las emergencias educativas y para sostener una instrucción inclusiva, equitativa y de calidad para todos los ciudadanos del mundo.

El artículo 26 de la Declaración universal de los derechos del hombre reconoce como fundamental el derecho a la instrucción elemental, que debe ser garantizada como gratuita y obligatoria. Un ulterior paso adelante se tuvo con la Convención sobre los Derechos de la Infancia, adoptada en 1989, que estipula que los Países deben hacer que la educación superior sea accesible para todos.

Con la adopción de la Agenda 2030, en el 2015, los Países Miembros reconocieron que la instrucción es fundamental para el éxito de todos y 17 son sus objetivos. En particular, el objetivo del desarrollo sostenible #4, quiere “garantizar una instrucción de calidad inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos” en 2030.

Sin embargo, según los datos de la UNESCO – la agencia de las Naciones Unidas especializada para la Educación, la Ciencia y la Cultura – cerca de 244 millones de niños y adolescentes en el mundo no van a la escuela; 617 millones de niños y adolescentes no saben leer ni manejar matemáticas de base; menos del 40% de las niñas de África sub-sahariana completa la escuela secundaria inferior y cerca de 4 millones de niños y jóvenes refugiados no reciben instrucción alguna. Las diversas crisis planetarias – sanitarias, económicas, climáticas – contribuyen también al aumento de pobreza, la pérdida de medios y fondos para la educación y el abandono escolar prematuro de las poblaciones y grupos sociales que ya se encuentran en dificultades.

Con el tema de esta quinta Jornada internacional de la educación – Invertir en las personas, dar prioridad a la instrucción – se quiere por tanto destacar cómo la instrucción debe tener la prioridad para acelerar el progreso hacia todos los objetivos del desarrollo sostenible, vistas las crecientes desigualdades y la crisis climática. En particular, la UNESCO – que invita a las organizaciones no gubernamentales, las instituciones académicas y el sector privado a celebrar con iniciativas la Jornada internacional de la Educación – dedica la Jornada de este año a las chicas y a las mujeres en Afganistan, privadas del derecho fundamental a la educación.

“No puede haber desarrollo humano integral sin educación”, destacó el Papa Francisco al recibir a los Voluntarios de la Obra de Promoción de la Alfabetización  en el Mundo (O.P.A.M.), el 23 de enero de 2023. El Santo Padre retomó la Populorum Progressio con las palabras de San Pablo VI – “La educación de base es el primer objetivo de un plan de desarrollo. El hambre de instrucción no es en realidad menos deprimente que el hambre de alimentos” – y añadió: “el ‘sueño’ de la Populorum progressio es el mismo de la Encíclica Fratelli tutti. Es el  sueño de la Iglesia, o mejor, el sueño de Dios, que quiere un mundo en el que todos podamos vivir como hermanos y hermanas en plena dignidad”.

Es el sueño compartido por muchos Institutos educativos, como el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, con la conciencia de que “Educar es un acto de esperanza del cual los jóvenes, las familias, la sociedad tienen mucha necesidad”, como recuerda la Madre General, Sor Chiara Cazzuola, en la Circular n° 1022,

en la que destaca la importancia de responder a los desafíos diarios creando redes y trabajando en sinodalidad con las Instituciones, los Grupos de la Familia Salesiana, las otras Congregaciones religiosas y las diversas vocaciones.

“Es necesario hoy mantener una alta atención a lo social, la interculturalidad, la comunicación y la tecnología, a la tutela del ambiente. Estamos llamadas a educar a las jóvenes y los jóvenes a cuidarse del otro con responsabilidad, a formarse en los valores de la justicia, de la paz, de la fraternidad universal para aniquilar las desigualdades y las injusticias.

La misma crisis climática nos interroga y nos compromete a ser creativas, audaces, y a construir incansablemente redes. Para poner en marcha los cambios necesarios, en efecto, hace falta una fuerte convergencia. En la educación es indispensable – como nos han enseñado nuestros Fundadores – estar en muchos para poder incidir. Se trata, en efecto, de una obra sinodal, generativa, enraizada en el cuidado de la vida, misión típicamente materna y mariana”.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.