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La Consejera Visitadora

La Consejera Visitadora, Delegada de la Superiora General, visita las Inspectorías a ella confiadas, como hermana entre las hermanas, para reforzar la comunión del Instituto.

“El CG XXII confirma y amplía, de conformidad con las constituciones art 171, la interpretación práctica de los artículos 120 y 132 de las Constituciones” (Atti CG XXII nº 45).

La Consejera Visitadora, Delegada de la Superiora General, visita las Inspectorías a ella confiadas, como hermana entre las hermanas, para reforzar la comunión del Instituto.
Se compromete a conocer la realidad que visitará. Estudia los itinerarios y las necesidades de las Inspectorías que le han sido confiadas contactando con las Consejeras de los Ámbitos de animación.
Con la Inspectora y su Consejo prepara, planifica, verifica la Visita estudiando con ellas el modo de asegurar la continuidad de sus frutos. Cuando es posible, prepara la Visita Canónica  con una breve visita.
En actitud de escucha a las personas y de apertura a las diversas culturas, acompaña a las Inspectorías en sus caminos y procesos en vista al crecimiento en la unidad vocacional, en la cualidad de la presencia educativa y en la inculturación del carisma. Ofrece a las Inspectorías, en situaciones concretas, la oportunidad de una relación más sistemática.

Cada Conferencia Interinspectorial tiene una Consejera Visitadora como Referente que, en la medida de lo posible, participa en los encuentros más significativos de la Conferencia.
La Consejera Visitadora acompaña los caminos de las Conferencias, propone puntos de reflexión para el intercambio de las hermanas entre las Inspectorías y para potenciar caminos de solidaridad y de redes. Es para las Conferencias una referencia estable.
Asume el reto de la coordinación para la comunión expresada en el Proyecto Formativo (artículos 120 y 132) e impulsada por la Iglesia y por el Magisterio del Papa Francisco como  camino sinodal. El estilo sinodal involucra a las Comunidades inspectoriales, las Conferencias Interinspectoriales y el Consejo General en la búsqueda de modalidades para realizar “juntos” visitas más adaptadas a las necesidades del Instituto FMA en las diversas realidades.

Sor Battagliola Paola
Sor Inoue Sumiko Maria Assunta
Sor Jacob Celine
Sor Mukase Chantal
Sor Neves Phyllis
Sor Riccioli Marta Liliana
Sor Lidia Strzelczyk

Visita Canónica

En el espíritu de los Orígenes.

En las Memorias Biográficas y en la Cronohistoria del Instituto FMA se encuentran algunas sugerencias de Don Bosco y la práctica de Madre Mazzarello sobre la Visita a las casas que revelan el espíritu con que se realizaba. Descarga el PDF

El pensamiento de don Bosco

En las Memorias biográficas se lee: “Del corazón y del trabajo de don Bosco salían los más sabios avisos en cada circunstancia, pero sobre todo en las audiencias privadas y en las conferencias que daba a los hermanos en las visitas frecuentes a cada una de las casas. […]».
Sentía la necesidad de ver a sus hijos para alentarlos y animarlos personalmente. Su compromiso era el de verlo todo, examinarlo todo y hablar confidencialmente con todos, superiores y alumnos» (MB X, 1017).
Respecto a la visita a las casas de los Inspectores y de los Superiores Mayores, Don Bosco recomendaba que se fuese siempre en nombre del Superior y que se animase a los hermanos a la observancia de las Reglas no por la fuerza del yo quiero, sino con la fuerza de las mismas Reglas.

Madre Mazzarello, Mujer del Encuentro

Madre Mazzarello sabe, a través de las sugerencias y del ejemplo de don Bosco, que las visitas pueden favorecer la comunión entre las hermanas y las comunidades.
Desde entonces, como peregrina continuamente en viaje, busca hacer nacer y consolidar comunidades en continua conversión, donde se vive la caridad, donde el amor de Dios, percibido y cotidianamente alimentado, se hace fuerza regeneradora de vida fraterna y apostólica.
Sus visitas eran vividas como tiempo de comunión, de encuentro y de alegría. Hacía la visita con amor y sabía captar los pequeños gestos y las necesidades, llegando a cada una personalmente. Consideraba las visitas una ocasión de comunicación directa con las hermanas con quienes no tenía contacto diario.
Ella, la campesina que nunca había salido de su País, se puso en camino. Sus viajes eran numerosos, buscaba la proximidad, deseaba estar en contacto directo, lo más posible, con la vida de sus hijas.
El estilo de las visitas recuerda el ambiente y las relaciones vividas en Mornese. Escuchaba a todas las hermanas con infinita paciencia y caridad, las confortaba en sus penas y, aun respetando y apoyando a la autoridad, daba la razón a las hermanas, si la tenían, y prudentemente atendía a sus necesidades. En las visitas lo observaba todo, nada se le escapaba, y daba a las hermanas las advertencias que consideraba necesarias para mantener vivo el espíritu religioso de la Congregación. Y aunque poco culta, pero llena de la ciencia de los Santos, daba sugerencias muy sabias y útiles.
Consideraba cada visita un signo del amor de Dios, un amor recibido, dado y vivido concretamente en las relaciones con cada hermana, con las comunidades, y también fuera del ambiente comunitario.

(cf. Ferdinando MACCONO, Santa Maria D. Mazzarello Confondatrice e prima Superiora Generale delle Figlie di Maria Ausiliatrice II, Torino, Istituto FMA 1960, 279-280).