Kasumbalesa (África Central). El 24 de mayo de 2019, las FMA de la Inspectoría Centroafricana Nuestra Señora de África (AFC) con sus novicias, postulantes y aspirantes, partieron hacia Kasumbalesa, ciudad situada a 180 km de la ciudad de Lubumbashi para una gran fiesta en honor de la Auxiliadora. Y es que en aquella ocasión Su Excelencia Mons. Gaston Ruvezi Kashala, Obispo de la Diócesis de Sakania Kipushi  inauguró oficialmente una nueva comunidad con un hospital confiado a las FMA por la Divina Providencia.

En Kasumbalesa hay muchos jóvenes que tienen necesidad de ser acompañados y sostenidos en su camino de vida y de fe cristiana, para llegar a ser ciudadanos útiles a la sociedad y a la nación congoleña. La ciudad se encuentra en la frontera entre la República Democrática del Congo y Zambia y es un lugar de muchos movimientos y actividades que pueden desorientar a los jóvenes hasta el punto de hacerles perder el camino de la vida. Y no sólo los jóvenes, sino también la misma población tiene necesidad de una presencia religiosa para su apoyo espiritual y orientación.

Teniendo en cuenta esta realidad, preocupado por la promoción humana y el bienestar de los habitantes de Kasumbalesa, Mons. Gaston, como un Buen Pastor que busca el bien de sus ovejas, se dirigió a las FMA, pidiéndoles este servicio. Como dice su lema pastoral: “Estoy hecho todo para todos”, Mons. Gaston es un Obispo salesiano y un verdadero Buen Pastor para su pueblo.

La obra de Kasumbalesa Wantasnshi, confiada a las FMA, está dedicada a Nuestra Señora de Lourdes, por la presencia del centro hospitalario. La comunidad no ha sido todavía constituida, y la casa está habitada por pocas hermanas que la mantienen en preparación para la futura misión.

Las FMA llegaron de todo el mundo y de las distintas comunidades: Mokambo, Sakania, y de las diversas casas de la ciudad de Lubumbashi: aspirantes, postulantes, novicias y FMA. La jornada se inició con una bella y solemne Celebración Eucarística en honor de María Auxiliadora, animada por las postulantes de la Inspectoría AFC con la guía de Sor Sarah Mulombela.

Presidió la Celebración el Obispo local, Monseñor Gaston Ruvezi; varios sacerdotes de la diócesis de Sakania Kipushi y el Inspector de los Salesianos de Don Bosco, Padre Kitungwa Kabuge Albert y su Vicario, el Padre Jean Luc Vandekherkove.

El Evangelio de San Juan, que habla de las bodas de Caná, fue comentado por el Obispo, que dijo: “Las bodas de Caná son comparables a la fiesta de hoy, la de María Auxiliadora, que es una gran solemnidad para los Salesianos de Don Bosco y las Hijas de María Auxiliadora. Durante el banquete nupcial de Caná, la Virgen María vio la necesidad de los invitados y pensó en seguida en ellos: “Haced lo que os diga”. Con estas palabras, logró arrancar de su Hijo Jesucristo un milagro que trajo un bien para todos. Y esto – añadió – recuerda una carta escrita por Don Bosco, desde Roma, a sus jóvenes que entonces estaban en Turín, diciéndoles que de lejos o de cerca él había pensado en ellos pidiéndoles que buscaran siempre la felicidad del otro y vivir felizmente en el tiempo y en la eternidad. Auguró a las FMA, en este tiempo de preparación al XXIV Capítulo General, que, atendiendo a las palabras de María, “Haced lo que os diga”, traiga este evento alegría a cada una, como a los jóvenes de Don Bosco y a los convidados de Caná.”

El Obispo dio las gracias a los bienhechores y a las personas que contribuyeron a la realización de la obra.

La Inspectora Sor Maria Dominica Mwema Mukato habló en nombre de la Madre General Sor Yvonne Reungoat y de su Consejo, en nombre de todas las FMA de la AFC, agradeciendo al Obispo del lugar Monseñor Gaston Ruvezi Kashala por haber pensado en ellas para encomendarles la obra; después, las autoridades políticas presentes a las cuales expresó gratitud y prometió oraciones por sus intenciones. Hizo referencia a la apertura de espíritu que es una cualidad que hace nueva la vida, que ha ayudado al Obispo a superar las dificultades y a llevar adelante la realización del proyecto. El Obispo, preocupado de proteger la vida de los jóvenes de este ambiente, los ha confiado a las FMA que trabajarán por la promoción de la humanidad en el campo de la educación y de la salud. Dijo así: “encarguémonos del cuidado de los jóvenes con la intención de hacerlos ciudadanos honrados y buenos cristianos.”

Dio gracias por el coraje de Sor Maria Domenica Mazzarello, que se fiaba de la Auxiliadora: “A ti te las confío, de generación en generación.”

Y es precisamente la Auxiliadora, de la cual las FMA llevan el nombre y de la que son monumento vivo de gratitud al Señor, a quien está confiada la obra nueva para que los jóvenes tengan vida y vida en abundancia.

La conclusión fue la bendición de los edificios, que se desarrolló al ritmo de los cantos de las aspirantes. La jornada acabó con una cena festiva y una bella coreografía con el canto del Magnificat preparada por Sor Mbayo Bulungu Félistance y por las postulantes.

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