Con María brille tu vida a la luz del Amor

Roma (Italia). El 26 de junio de 2022, en la Casa Generalicia del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora en Roma, las FMA de la Comunidad Maria Ausiliatrice (RCG) se unieron a sor Maria Fisichella y sor Angela Marzorati en la acción de gracias a Dios por los 50 años de Profesión religiosa, en el clima, festivo y atractivo, de la celebración del 150º aniversario de la Fundación del Instituto.

La Celebración Eucarística, con Liturgia y cantos animados por la Comunidad, fue presidida por don Carlo Maria Zanotti, Salesiano de don Bosco, que en la homilía recordó las Lecturas del Domingo, en particular el Evangelio de Lucas (9,51 – 62): “¡una Palabra, en este cincuentenario – y en este 150º – hermosa, exigente, porque es una invitación a continuar perseverando en la firme decisión de “caminar con Jesús” hacia Jerusalén! Este camino es el único que puede renovarnos y revitalizarnos cada día”.

Concluyó expresando el augurio a sor Maria y a sor Angela: “Quisiera hacer resonar las palabras de Madre Chiara que, en la Circular 1014 “En el 150º de la fundación del Instituto no olvidemos la gracia de los orígenes”, afirma: “para ir,   entonces, más allá (del 150º) con una mirada hacia el futuro. Será para hacer brillar de belleza y frescura nuestros rostros y nuestros hogares, para intensificar una fraternidad sincera, cordial y colaborativa; colorear con autenticidad y simpatía nuestra misión; ser signos siempre más atractivos  de un Amor que genera y regenera. Será escuchar de nuevo y acoger la voz de  Madre Mazzarello, su invitación a las hermanas de aquel tiempo, y a nosotros hoy, al esplendor evangélico de lo esencial, a la pureza del amor”. Que el Señor nos ayude a ser decisivos: a seguirlo, a amarlo definitivamente, a caminar en el Espíritu, según el carisma de Don Bosco y Madre Mazzarello, para ser felices y llegar a ser testimonios de la alegría de pertenecer al Señor Jesús”.

Las hermanas festejadas pronunciaron la fórmula de la consagración a Dios Padre, dándole gracias por sus dones y por la llamada a seguir a Cristo más de cerca en la Familia religiosa con el Carisma de Don Bosco y de Madre Mazzarello, para hacerse don a los pequeños y a los pobres.

Antes de la bendición final, la Madre General, Sor Chiara Cazzuola, entregó a todas una lámpara encendida, signo de vigilancia fiel, augurando: “Que tu lámpara arda siempre, de la noche a la mañana, delante del Señor, en perenne acción de gracias”.

Toda la Comunidad, con la Madre y las Consejeras generales, vivió después un momento de fiesta y de gratitud por la vida, la vocación y la fidelidad de sor Maria y sor Angela. Como los discípulos de Emaús, las festejadas – interpretadas por dos hermanas – contaron al Maestro el viaje de su vida: los hechos más destacados, las llamadas más sorprendentes, las experiencias, los encuentros, los dones y el bien realizados y recibidos, los muchos niños, chiquillos y jóvenes a ellas confiados, las propias familias, deteniéndose en la última etapa, la de Casa Generalicia, a la que llegaron hace algunos años.

Al final de la narración, Madre Chiara dirigió sus sentidas palabras: “Hemos escuchado vuestra bella historia; es siempre fascinante sentir la historia de cada una y cómo, en cada hermana, el Señor se hace presente, actúa, acompaña (…). ¡Gracias a vosotras, por vuestra fidelidad! Es verdad que la fidelidad es un don del Señor, pero es también fruto de nuestra colaboración personal, de nuestra adhesión a Él. Sois un buen ejemplo para nosotras, para muchas hermanas jóvenes, que pueden miraros a vosotras. (…) Pienso que es un don que podemos compartir: la alegría de la fidelidad de quien ha vivido y continúa viviendo, y la oración de quien está aún en camino. ¡Gracias, mis mejores deseos y buena fiesta!”.

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