Montevideo (Uruguay) La migración es un fenómeno que ha implicado a muchas familias, por diversos motivos. Por esto, el Papa Francisco muchas veces ha invitado a todos los cristianos a no ser indiferentes. En el curso del 2019, los religiosos/as de La Conferencia de los Religiosos del Uruguay (CONFRU) han reflexionado sobre este fenómeno, madurando el deseo de compartir, como Congregaciones, los propios “cinco panes y dos peces” (Mt 14,13-21) para ofrecer una respuesta.
Nació, así, el Proyecto Casa Paz y Bien (Proyecto Casa Paz y Bien), realizado por la CONFRU, de la Archidiócesis de Montevideo y por Puentes de Solidaridad, la Oficina para la ayuda a los migrantes de la Archidiócesis.
La Congregación de las Hermanas Misioneras Franciscanas del Verbo Encarnado ha puesto a disposición una casa en la costa de los Canelones, cerca de Montevideo. Allí son alojadas familias migrantes enviadas por la Oficina de Puentes de Solidaridad. Puedan permanecer allí un máximo de tres meses, tienen víveres y alojamiento, acompañamiento espiritual y ayuda para los documentos y para obtener un trabajo. Desde los comienzos del 2020 son ya tres las familias alojadas.
El Proyecto está seguido directamente por la Asistente Social María José Carrau del Vicariato de Solidaridad y por sor Laura Guisado, Inspectora de la Inspectoría Inmaculada Concepción (URU) y Presidenta de CONFRU.
Actualmente, gracias al trabajo de religiosos y religiosas de diversas congregaciones, entre las cuales las Hijas de María Auxiliadora y los Salesianos de Don Bosco, está en curso la reestructuración de una amplia zona de la casa, donde se están construyendo divisores de madera para hospedar a más familias de migrantes. Además, todas las Congregaciones colaboran para obtener donaciones de alimentos, vestidos y otros bienes necesarios a las familias.
El Proyecto Casa Paz y Bien es una experiencia de comunión, de sinodalidad, en la cual la pequeña aportación de cada congregación se transforma en una gran ayuda a favor de las personas más necesitadas.
