Roma (Italia). El 22 de marzo de 2023 se celebra el Día Mundial del Agua, en el que este año se destaca la necesidad de acelerar el cambio para solucionar la crisis del agua y el saneamiento.

Desde la antigüedad, el agua siempre ha sido considerada un elemento fundamental para la existencia y el desarrollo del ser humano y de todas las criaturas. Desde 1993, esto se ha enfatizado oficialmente al celebrar el Día Mundial del Agua el 22 de marzo para crear conciencia sobre el uso y la gestión del agua limpia disponible.

Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, la Agencia de la ONU encargada del Día, precisa en su Mensaje: “En este Día Mundial, la UNESCO desea recordar cuánta agua, cuyo ciclo es global, está permanentemente en contraste con los límites humanos. Nos corresponde a nosotros sacar las conclusiones necesarias y considerarlo como lo que es: un bien vital y común de la humanidad, que por tanto debe ser considerado a medida de la humanidad”.

Cada año se publica un nuevo Informe Mundial sobre el Agua alrededor de esta fecha para proporcionar a los gobiernos las herramientas y la base de conocimientos científicos para formular e implementar políticas de agua sostenibles. El informe está coordinado por la Evaluación Mundial del Agua (WWAP) de la UNESCO en nombre de ONU-Agua.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (ODS), en el objetivo No.6, señala garantizar a todas las personas el acceso seguro al agua y al saneamiento. Sin embargo, este objetivo parece estar demasiado lejos de alcanzar debido a la lentitud de las acciones implementadas. Las estadísticas para 2021 muestran que una cuarta parte de la población mundial carece de acceso a agua limpia y casi la mitad de la población carece de acceso a un saneamiento seguro. Esto conduce a una tasa de mortalidad anual de casi 1,5 millones de personas, debido a la falta de agua y saneamiento. Según la OMS, los gobiernos tendrían que trabajar cuatro veces más rápido que ahora para alcanzar el ODS 6 para 2030.

El 9 de marzo, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DESA) organizó el Diálogo de Política Global “Soluciones indígenas y juveniles para el agua limpia” para crear conciencia sobre la importancia de involucrar a los jóvenes y pueblos indígenas en el proceso de resolución de problemas relacionados con la crisis del agua.

Los activistas indígenas del agua de diferentes países destacaron los desafíos que conlleva la mala calidad del agua, como que las enfermedades se propagan más rápido, lo que lleva a una menor productividad y crecimiento económico, la educación se ve penalizada debido a la enfermedad de los niños y/o maestros y otros.

Además, los pueblos indígenas, firmemente vinculados a la naturaleza por su cultura y tradición, suelen ser los que más sufren la explotación de las grandes industrias y el incumplimiento de las normas. El 85% de los pueblos indígenas protegen el 84% de la biodiversidad del planeta y son los activistas que luchan por la protección del derecho humano al agua. Por ello, incluir a los pueblos indígenas y jóvenes, con sus conocimientos y nuevas ideas, en los procesos de toma de decisiones podría generar el cambio necesario para acercarse a la meta de la Agenda 2030. En particular, actividades destructivas como la minería serían consideradas de manera diferente si la voz de las mujeres, los jóvenes y los pueblos indígenas estuvieran igualmente representadas en los círculos de toma de decisiones.

Esta preocupación también fue planteada por IIMA – Oficina de Derechos Humanos del Instituto Internacional de María Auxiliadora de Ginebra – y por VIDES, junto con ANEC – Asociación Educación Nacional _ Católica de Brasil – y a la RSB – Rede Salesiana Brasil – en el documento de solicitud de revisión (Presentación UPR) sobre derechos humanos en Brasil de marzo de 2022, presentado a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. De hecho, la minería en Brasil ha tenido un impacto catastrófico, causando daños sociales y ambientales: la destrucción de la naturaleza y las culturas indígenas y la contaminación de ríos, peces y aguas con mercurio. A pesar de las protestas de los pueblos indígenas de Brasil y la evidencia científica de los daños causados, las actividades mineras continúan y el proceso de delimitación de territorios indígenas están suspendidos.

Para combatir estos escenarios de falta de respeto por el hombre y la naturaleza, los expertos de DESA citaron tres pasos importantes para mejorar los procesos de toma de decisiones. Primero, los documentos y la investigación deben estar disponibles en varios idiomas (incluidos los idiomas indígenas) para garantizar que todos puedan acceder a ellos y comprenderlos. En segundo lugar, los sistemas educativos deben incluir información y reflexiones sobre el medio ambiente y fomentar el diálogo intergeneracional. Finalmente, las personas deben continuar luchando por el derecho de todos al agua limpia y al saneamiento y no tener miedo de unirse a los movimientos políticos que defienden la causa, asegurándose de que todos sean escuchados y respetados.

Para más información: unwater.org

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