Roma (Italia). La Madre General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, Sor Chiara Cazzuola, con la Circular nº 1037 se dirige a todas las FMA durante el tiempo pascual, expresando a cada una su agradecimiento “por lo que sois y por todo el bien que hacéis en el Instituto por los y las jóvenes que nos han sido confiados” e invitando, “en esta hora de la historia atormentada por la guerra, por la violencia, por las injusticias y las persecuciones” para seguir adelante, como los discípulos, “con valentía en el nombre de Jesús resucitado, porque en Él podemos confiar y en Él podemos abandonarnos”.
Es en esta perspectiva en la que se sitúa la Fiesta, el 26 de abril: “Celebrar la Fiesta Mundial de la Gratitud 2024 nos involucra precisamente en este tiempo histórico y, aunque parezca inoportuno celebrar cuando el mundo y tantas comunidades están sufriendo, sabemos que el Espíritu Santo actúa en medio de nosotros y nos llama a vivir como resucitados”.
En la Circular, por lo tanto, profundiza el sentido de la gratitud, para que la fiesta no sea solo un “paréntesis”, sino que “nos ayude a redescubrir y vivir esta virtud característica de la vida cristiana y salesiana”.
«Dad gracias en todo» (1 Tes. 5,18): basándose en las palabras de san Pablo, la Madre nos exhorta a «ser agradecidos siempre, no de vez en cuando», porque el objetivo de la alabanza es «bendecir al Señor en todo tiempo» (Sal 34,1).
A continuación, describe la gratitud como un don precioso que se puede dar y recibir en la comunidad educativa y en la misión, como una virtud fundamental también para la vida comunitaria: “nos ayuda a crear relaciones sanas y auténticas, nos hace mejores, nos hace reconocer el valor del otro y nos estimula a dar lo mejor de nosotros mismos”.
Y de nuevo, como virtud que “abre las puertas del corazón” y contribuye a un clima de confianza, de compartir empático, de alegría, ayuda a fortalecer los vínculos, se abre a la humildad y a la colaboración. Cuando el corazón está lleno de gratitud, es más fácil perdonar y comprender el estado de ánimo de las personas.
La gratitud toca un aspecto clave de la identidad de las Hijas de María Auxiliadora: “nos devuelve al presente, al don que somos, a los dones que recibimos cada día y colorea nuestra vida de belleza”.
Recordando el Reglamento del Instituto FMA, donde se evidencia el valor y la función de la fiesta de acción de gracias (Reg. 40), Madre Chiara destaca cómo la experiencia ininterrumpida a lo largo de los años constituye una ocasión fecunda para fortalecer la comunión fraterna, la vitalidad de la misión, “el sentido de pertenencia de todos nosotros y de la comunidad educativa al carisma salesiano. Una fiesta es tal si uno experimenta el gozo de la acción de gracias”.
“La fiesta de la gratitud mundial es un momento de celebración de esta alegría, don del Espíritu Santo, que fortalece nuestro ser comunidades educativas ‘salesianas’ y nos lleva al flujo continuo de la vida de acción de gracias eucarística, que es la acción de gracias más alta al Padre por medio del Hijo, en el Espíritu de Amor”.
Con María, guiados por el “sueño”, generamos paz cuidando nuestra casa común
La Madre agradece a la Vicaria General, Sor María del Rosario García Ribas, por la carta enviada a todas las comunidades inspectoriales con las indicaciones para preparar la Fiesta, y agradece a la Inspectora, Sor Carolina Ilda Hermínio, y a las hermanas de la Inspectoría San Juan Bosco (MOZ), por su disponibilidad para llevarla a cabo. El tema elegido responde a la deliberación capitular, en el contexto de la ecología integral, y nos impulsa a vivir la vida como un himno de alabanza, a dar gracias a Dios por todos sus dones, uniéndonos a la invocación del salmista: “Oh Señor Dios nuestro, has dado al hombre autoridad sobre la obra de tus manos” (Sal 8).
Luego se detiene en el logotipo, en particular en el simbolismo de María que se aparece a Juanito Bosco en el sueño de los nueve años, como Madre, Maestra, y modelo del hacerse cargo. Como Hijas de María Auxiliadora, señala, “hemos recibido la alegre llamada a vivir una profunda familiaridad con esta Madre, que es precisamente de filialidad”. Una Madre que acompaña a sus hijas en su compromiso de llevar a Jesús a los jóvenes de diversas partes del mundo, en una realidad que nos pide ser instrumentos de fraternidad y de paz; una Madre que nos acompaña en la vida cotidiana de las jornadas en comunidad, que no conoce el descanso, sino que “repara por la noche los errores que cometemos durante el día”; una Madre cercana, tierna, “que nos toma de la mano en el camino de cada día”.
Un monumento vivo de gratitud
De la Cronohistoria extrae el episodio del 4 de agosto de 1872, cuando Don Bosco, “con la satisfacción de quien colma un deseo profundo del corazón” anuncia que el Instituto “debe ser un monumento vivo de su gratitud a la Santísima Virgen bajo el título de Auxilio de los Cristianos”.
“¡Ser hoy un monumento viviente de gratitud!” ” No somos sólo un eco de las intervenciones remotas de María, invocada bajo el título de Auxiliadora, en la vida de la Iglesia y de nuestro Instituto: somos testigos de ella en esta contemporaneidad. Somos el agradecimiento viviente por su constante intervención en nuestras vidas, en nuestras comunidades educativas, en un continuo y creciente asombro”.
Un nombre, explica aún, que comporta el asumir la bella realidad que indica. “Para nosotros es realmente una ‘gloria’ y también una gran responsabilidad que llevamos con alegría en el mundo”.
Madre Chiara augura a todas que “experimenten el amor maternal de María, la fuerza y el consuelo de su presencia, como nos aseguró Don Bosco: “La Virgen se pasea en esta casa y la cubre con su manto” (Cronohistoria V, 52).
Por último, pide apoyar con la oración al ADMA (Asociación de Devotos de María Auxiliadora), que celebró el 155° aniversario el 18 de abril de 2024 y concluye la Circular asegurando la oración y el recuerdo en la Basílica de María Auxiliadora, en Turín, el 24 de mayo.
