Somos tus hijas

Roma (Italia). El 18 de abril de 2022, Lunes del Ángel, la Comunidad Maria Ausiliatrice de Casa Generalicia (RCG) celebró la Fiesta del Gracias a Madre Chiara Cazzuola.

La jornada se abrió confiando a la Madre, sus alegrías y sus esperanzas, a María,  y con la Celebración Eucarística, culmen de la gratitud, presidida por don Carlo Maria Zanotti, Salesiano de Don Bosco, que inició la homilía diciendo:

“Celebramos la Fiesta del Gracias, como Casa Generalicia, en la plenitud de la alegría pascual, que celebra a Cristo vivo y la vida eterna. Un gracias a Madre Chiara, por su sencilla y gozosa maternidad y dedicación a todas las hermanas, los hermanos, los jóvenes, los laicos de las diversas Comunidades”. Recordando las últimas palabras de Madre Mazzarello a Madre Caterina Daghero, dedicó a la Madre tres palabras: “¡Gracias, coraje y alegría!”.

Don Carlo Maria recordó también el clima fraterno de Madre Daghero con Madre Emilia Mosca, Madre Enrichetta Sorbone, Madre Elisa Roncallo y los testimonios, que coinciden en decir: “Estaban bien juntas, sus virtudes se fusionaban, como sus caracteres, diferentes entre sí, en una armonía de aspiraciones y de intentos, de obras todas dirigidas a la gloria de Dios, y a la actuación plena y fiel a la gran idea del Fundador”. Y prosigue: “Hoy estamos viviendo en un tiempo de sinodalidad. Este compromiso es posible sólo si “estamos bien juntas”.

“Pidamos para nosotros y para la Madre Chiara que cada encuentro con el Resucitado sea una transfiguración, en nombre del coraje, para realizar ese hermoso programa que ella nos sugirió en la Circular para el 150: “Hacer que  brillen con belleza, con frescura, nuestros rostros, nuestras Casas; intensificar una fraternidad   sincera, cordial, colaboradora, para colorear nuestra misión con autenticidad, simpatía, para convertirnos en signos cada vez más atractivos de un amor que genera y regenera”, fue la conclusión de la homilía.

La Madre y las Consejeras en sede, vivieron la jornada “desde el amanecer hasta el anochecer” con la Comunidad de la Casa Generalicia, incluidos los momentos de convivencia. Por la tarde nos reunimos en el hall de entrada de la Casa, para un momento de celebración de gratitud a la Madre Clara.

Un grupo de FMA de distintos orígenes, con hábito mornesino, danzaron sobre las notas del himno oficial del 150º “Caminando con María”. Entrando en la capilla, prosiguieron los recuerdos de la historia humilde y gloriosa del Instituto y, a través de algunos Salmos, se expresó a Dios la riqueza de un corazón lleno de amor por Él, capaz de encontrar alegría en los caminos por Él indicados.

María está realmente presente y el canto del Magnificat, acompañado de la danza de las hermanas más jóvenes, expresa la gratitud a Dios y a la Madre, por el don de su disponibilidad. Se le entregí después como don una estatuita, que expresa simbólicamente el servicio de guía y acompañamiento, mientras la Directora, sor Carla Castellino, renovó en nombre de todas el “sí” de la Comunidad: “¡Somos tus hijas, gracias por cuidarte de nosotras! Continuaremos siendo, con María, comunidad que acoge y sostiene la misión del Instituto”.

En sus palabras, Madre Chiara subrayó el valor educativo y formativo de la Fiesta de la Gratitud y la implicación de todos en la realización: “Sabemos que detrás de esta fiesta hay todo un movimiento que parte de la Casa Generalicia, con la carta de la Vicaria, y llega hasta la última Comunidad del mundo – en sentido geográfico – donde las FMA implican a la Comunidad Educativa, los jóvenes, los chicos, los niños. Resulta ser un momento de fuerte sentido de pertenencia, de crecimiento en el espíritu de familia, de verdadera unidad de nuestro Instituto. Y es también por esto que nosotras debemos continuar cuidándola y queriéndola”.

La Madre invitó después a recordar y agradecer a todas las FMA y a las personas que han hecho posible la realidad del Instituto: “Recordando las palabras de Don Bosco en Nizza – “La Virgen pasea por vuestra casa y la protege con su manto” – pensaba: ¡bajo este manto han pasado muchas FMA, desde Madre Mazzarello en adelante!  Y el Instituto sigue aún, y está aún vivo, fuerte, con los defectos del tiempo, todavía con esa carga, esa vitalidad carismática que lo empuja a seguir adelante, a tratar de actualizar el carisma. Salimos del capítulo XXIV, con esta potencia de vivir aquella presencia, de estar allí, de relanzar el estilo de estar cerca de los jóvenes y de las personas que el Señor nos confía. Así que demos gracias a todas las personas, a todas las hermanas que nos han precedido en este camino, que nos han dado un Instituto tan hermoso y también una oración al Señor, a María Auxiliadora, para que nos ayuden a custodiarlo, a mantenerlo en fidelidad y a vivir el carisma también en el futuro. ¡Gracias!”

La jornada en compañía de Madre Chiara concluyó con la cena, en la que continuamos las expresiones de alegría y gratitud, especialmente por medio de una danza africana.

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