São Paulo (Brasil). En el mes de julio de 2023, las Comunidades Educativas de la Inspectoría Nuestra Señora de Aparecida (BAP), presente en cinco estados de las regiones sur, sureste y centro-oeste de Brasil, vivió la experiencia de las Semanas Misioneras.

Las “Semanas Misioneras” son un proyecto llevado a cabo por la Obra Social y de Pastoral Escolar, una tradición que perdura desde hace muchos años y que se materializa en el proyecto “Juventud Misionera Salesiana”. Es un proceso que comienza con la adhesión de los jóvenes, la pre-misión, la misión y el acompañamiento post-misión y es organizado por la Coordinadora de Pastoral Juvenil de cada presencia.

Sor Cleónice Aparecida Lourenço, FMA, Coordinadora para las Misiones de la Inspectoría BAP, acompaña todo el proceso, visitando las comunidades que acogen la experiencia, ofreciendo formación a los jóvenes, asistencia y presencia en sinergia con los equipos de orientadores adultos – FMA y laicos – que acompañan los grupos misioneros.

Es un tiempo de grandes descubrimientos y de una profunda experiencia de Dios en la vida de todos aquellos que participan directa e indirectamente.

Los estudiantes se preparan durante todo el año para vivir la experiencia como misioneros: llevando la Palabra de Dios y una oración de bendición a los hogares, visitando a los ancianos, a los niños y a las familias que pueden escuchar una palabra de aliento y alegría llevada por los jóvenes.

Durante la Semana Misionera existen momentos de vida grupal, espacios de espiritualidad y organización personal, así como protagonismo juvenil en las diversas actividades y responsabilidades compartidas con los Consejeros.

Momentos fuertes son las visitas y bendiciones a los hogares, con el compartir de la Palabra de Dios y la escucha atenta de las historias de las personas, que tocan profundamente el corazón y la sensibilidad de los jóvenes misioneros. Además de las visitas, hay actividades en el oratorio para los niños y jóvenes de la comunidad de acogida y talleres para madres. Estas experiencias están marcadas por la alegría salesiana del encuentro en el patio, donde nacen nuevas amistades y se comparte el testimonio de jóvenes comprometidos en la vida.

“Nos dimos cuenta de que no es lo mismo el joven que llega a la Semana Misionera que el que regresa a casa al final de la experiencia, porque allí, en ese espacio misionero, se han producido profundas transformaciones en su vida”. – dice Sor Cleonice – “La comparación con las diferentes realidades encontradas les permitió revisar su propia vida, las relaciones familiares y otros valores que sostienen una vida arraigada en el amor, el respeto, la fe, la caridad, la empatía, la solidaridad y la resiliencia”.

La Semana Misionera es, por tanto, un proyecto que deja huella en la vida de los jóvenes. “Son experiencias que duran para siempre y la expresión ‘sólo los que han estado allí saben lo que es’ hace que valga la pena dedicar tiempo, recursos y energía a toda la preparación y acompañamiento de los jóvenes”. – concluye la Coordinadora- “La oportunidad de permitir a los jóvenes tener un encuentro más profundo con Jesucristo en la persona de los demás, de los pobres, de los niños, de los ancianos… hace la diferencia en la vida y en el camino de humanización”.

“Pongamos nuevamente en marcha con el corazón ardiente, los ojos abiertos, los pies en movimiento, para hacer arder otros corazones con la Palabra de Dios, abrir otros ojos a Jesús Eucaristía e invitar a todos a caminar juntos por el camino de la paz y la salvación que Dios en Cristo ha dado a la humanidad” (Papa Francisco, Mensaje para la 97ª Jornada Mundial de las Misiones).

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