Roma (Italia). El 7 de mayo de 2023, la Comunidad María Auxiliadora de la Casa Generalicia (RCG), celebró la Fiesta de la Gratitud en presencia de Madre Chiara Cazzuola, quien regresó de Colombia después de la Jornada Mundial.

La jornada comenzó con las oraciones de la mañana y, posteriormente, con la Eucaristía presidida por Don Rafael Bejarano y concelebrada por el Don Emiro Cepeda, Salesianos colombianos de Don Bosco. En su homilía, Don Rafael hizo suya la pregunta del Apóstol Tomás ( Jn 14, 1-12) – “¿Cómo podemos conocer el camino?” – señalando que la respuesta se encuentra en la primera lectura, que nos dice que la Iglesia primitiva instituyó el diaconado para cuidar de las viudas, por tanto entre las personas más vulnerables. “Como Familia Salesiana nacimos del compromiso de nuestros Fundadores de promover la ciudadanía activa, de caminar en la Iglesia con una mirada de misericordia especialmente hacia los más pobres, de multiplicar el amor. Damos gracias al Señor por nuestra historia, por tantas hermanas y hermanos que han testimoniado el amor y por Madre Chiara que tiene la tarea de mantener vivo el carisma”, concluyó. La Celebración Eucarística estuvo adornada con la danza del Magníficat a cargo de un grupo de hermanas, expresión de agradecimiento comunitario.

En el almuerzo con la Comunidad estuvieron presentes, además de la Madre y las cinco hermanas del Consejo General en sede, los dos Salesianos concelebrantes, la Directora de la cercana Comunidad Sacro Cuore, de la Inspectoría San Juan Bosco (IRO), dos FMA colombianas de la Visitaduría María Madre de la Iglesia (RMC) y tres laicos colombianos en representación de la Familia Salesiana. En la bendición de la mesa se presentaron flores y frutos de la rica y colorida tierra colombiana: “Los frutos representan nuestra comunidad, la vida que crece, la fecundidad y la esperanza en todo contexto, para ser verdaderas generadoras de paz”.

La Fiesta continuó por la tarde en la salón teatro de Casa Generalicia, con una película de animación ambientada en la gran nación que Madre Chiara pudo conocer y visitar y con el intenso momento de oración preparado por las Hermanas de Colombia, retomando el tema de la Fiesta Mundial: “Ser con María generadoras de paz”.

También estuvieron presentes para compartir el momento las hermanas de la Comunidad del Sacro Cuore, la Superiora y la Comunidad de Roma de las Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y María del Beato Luigi Variara y una voluntaria del movimiento laical del Beato.

“La paz es el deber de todas las personas de buena voluntad que creen en la verdad, la justicia, el amor y la libertad, pero los creyentes -subraya Pacem in Terris- no pueden dejar de ser “una chispa de luz, un centro de amor, una levadura que da vida en la masa». Hoy también nosotras soñamos con generar una cultura de paz. Por eso, Madre queridísima, queremos que la celebración continúe, ya no desde Colombia para el mundo, sino con el mundo reunido en esta casa” se explicaba en la introducción de la pequeña celebración con la que queríamos subrayar el sentido de pertenencia de las hermanas, el entusiasmo de experimentar el da mihi animas, con los desafíos locales, la gratitud por el don de la fraternidad, vivida de modo especial en una comunidad multicultural como la de Casa Generalicia.

Después de recibir como regalo de la Comunidad una orquídea, una planta que recuerda a Colombia, Madre Chiara agradeció la preparación y realización de este momento y, recordando la Fiesta Mundial, dijo: “Cada una de nosotras nos sentimos involucradas en este ejercicio de ser generadoras de paz, que es lo que el Señor nos pide en este momento, en la Iglesia y en el mundo. Gracias por vuestra presencia diaria y aquí mismo recuerdo al Papa Francisco (22 de octubre de 2021), cuando agradeció a la Comunidad su misión de apoyo y hospitalidad. (…) Esta es una casa con puertas y ventanas siempre abiertas… y sobre todo es la casa de todas las Hijas de María Auxiliadora del mundo. El mundo está aquí”.

Y concluyó diciendo: “Gracias a cada una de vosotras por lo que hay en el Instituto, por estar ahí, por vuestra fidelidad, por vuestra vida. Gracias a cada uno por lo que hay en la Familia Salesiana, porque tenemos una espiritualidad tan bonita. Esto les decía a los Grupos que conocí en Colombia: cada uno vive el Carisma sin que cada uno le robe algo al otro, sino completando este hermoso plan. Don Bosco lo llamaba el croquis, donde está el color de cada Grupo de la FS y está el color donde está cada una de nosotras y luego están las hermanas estudiantes de otras Congregaciones, que están en esta comunidad no de paso: las sentimos totalmente como hermanas e hijas. (…)

Os deseo una buena continuación de este ejercicio. Alguna de vosotras ha dicho que la construcción de la paz es un ejercicio continuo. Y es verdad: comienza en nuestro corazón y continúa, no termina, se multiplica. La Fiesta termina, nosotras continuamos nuestro camino y este ejercicio de construir pacientemente la paz en los gestos cotidianos”.

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