Roma (Italia). En línea con el Sínodo sobre: Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional (cf. Instrumento de trabajo nn. 213-214), en el mes de diciembre, se comparte la tercera profundización sobre el camino de acompañamiento en la juventud de las Santas, Beatas, Venerables y Siervas de Dios.
Sor María Romero Meneses, la amiga de los pobres, es la primera mujer de Centro América que ha sido elevada al honor de los altares.
Acompañada en el camino de la santidad
“La familia es el espejo en el que Dios se mira a sí mismo y ve los dos milagros más hermosos que ha hecho: ¡dar vida y dar amor!” (San Juan Pablo II). María Romero tiene la gracia de vivir en una familia rica de fe, donde la vida es un regalo fruto del amor y donde se aprende a confiar en Dios y en la Virgen María.
La niña es, para todos, un regalo del año nuevo, de hecho, nació el 13 de enero de 1902 en Granada (Nicaragua). Los padres, Félix Romero y Ana Meneses, ambos de origen español, le bautizaron en el mismo año y dos más tarde, en 1904, como era la costumbre, recibe la Confirmación.
Nace en la casa de su abuela materna, María permanece con ella durante los primeros años de vida. En ese ambiente, disfruta del afecto de su madre, las historias de su abuela y la educación recibida de siete tías maternas que, al no estar casadas, dirigen una escuela privada para niñas de alto nivel social. Aseguran, ante todo, la riqueza más importante para la vida de María: una buena formación cristiana, que se basa no en amenazas sino en la razón, no en el miedo sino en el amor, y donde Dios es el Señor de la casa.
La experiencia familiar será fundamental en la personalidad de María y también en su apostolado, de hecho, siempre intentará ofrecer a los más pobres la alegría de saberse amados por un Dios que es ante todo Padre misericordioso, creará para ellos un ambiente de familia hecho de hospitalidad, bondad, escucha y entrega. Todo esto pone fuertes raíces en su corazón desde la infancia. Ella es consciente de que ha sido bendecida por Dios y desea que otros disfruten de este gozo y de esta bendición.
