Roma (Italia). El 15 de octubre de 2023 se conmemora la memoria de Santa Teresa de Jesús, quien Don Bosco quiso que fuera patrona del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. La primera mujer de la historia, la Santa de Ávila, fue declarada Doctora de la Iglesia por San Pablo VI el 27 de septiembre de 1970.

En la homilía pronunciada en aquella ocasión, se expresó así: “la vemos aparecer ante nosotros, como una mujer excepcional, como una mujer religiosa que, completamente velada por la humildad, la penitencia y la sencillez, irradia en torno de sí la llama de su vitalidad humana y de su vivacidad espiritual, y luego como reformadora y fundadora de una histórica e ilustre Orden religiosa, y brillante y fecunda escritora, maestra de vida espiritual, incomparable contemplativa e incansablemente activa”.

Esta descripción presenta algunos rasgos fundamentales que pueden constituir otros tantos caminos para profundizar en su figura, para captar su extraordinaria actualidad y su ejemplaridad para todos, en particular para las FMA.

El Papa Francisco, en 2021, dirigiéndose a los participantes en el Congreso Internacional “Mujer excepcional ” dedicado al 50 aniversario del doctorado de Santa Teresa de Ávila, precisó: “no debemos olvidar que su reconocida relevancia en estas dimensiones no es otra cosa que la consecuencia de lo que para ella fue importante: su encuentro con el Señor, su “determinada determinación”, dice, de perseverar en unión con Él mediante la oración, su firme propósito de llevar a cabo la misión que le ha sido encomendada por el Señor, a quien se ofrece con sencillez”.

Teresa reconoce en su vida la acción transformadora de Dios, la Gracia que fortalece y orienta sus aptitudes y fuerzas hacia la misión. Es su fe lo que la convierte en “una mujer excepcional”. Vive una época de grandes cambios: no se inquieta por ellos, al contrario, promueve la reforma de su Orden, superando toda resistencia y desconfianza, porque ha experimentado en sí misma el poder de la Gracia transformadora.

Teresa es un ejemplo de quien se entrega al Espíritu Santo y se convierte en canal de su acción creadora y regeneradora. Francisco afirma: “No vivimos en una era de cambios, sino en un cambio de era. Y en este sentido, nuestros días guardan muchas similitudes con los del siglo XVI en el que vivió la santa. Como entonces, también ahora los cristianos estamos llamados a hacer que, a través de nosotros, la fuerza del Espíritu Santo siga renovando la faz de la tierra (cf. Sal 104,30), con la certeza de que, en última instancia, son los santos los que permiten que el mundo avance cada vez más hacia su objetivo definitivo.”

Si, ante los acontecimientos de hoy, se experimenta a menudo un sentimiento de insuficiencia e impotencia que lleva a la resignación, Teresa, mujer de fe, puede sostener la esperanza y la valentía de quienes diariamente buscan caminos para anunciar el Reino de Dios e indicar caminos de salvación. El Papa insiste: “La oración hizo de Santa Teresa una mujer excepcional, creativa e innovadora”.

La Santa cuenta su experiencia y traza un itinerario para crecer en la oración, afirmando: “El Señor quiere obras. Por ejemplo, quiere que no te preocupes por perder esa devoción por consolar a un enfermo al que ves que puedes ser de alivio… ¡En esto consiste la verdadera unión con el querer de Dios!

También aquí hay una enseñanza importante para el tiempo actual: la síntesis entre oración y vida, entre contemplación y acción. Hoy se necesitan testigos valientes de la primacía de Dios como único defensor verdadero y total de la Vida: sólo quien se ofrece y se pone a disposición de la acción creadora y regeneradora de Dios puede experimentar la obra de transformación “en su propia piel” y sólo aquellos que han sido transformados por Él pueden operar eficazmente en la historia. Teresa, como todo Santo/a, en definitiva, testimonia que Dios elige siempre el camino de la Encarnación, de pasar por los corazones, los ojos y las manos de quienes se confían totalmente a Él. Y de este modo no importa tanto lo que se hace, cuánto para Quién y por qué se hace.

Se dice que mientras estaba en el monasterio de la Encarnación de Ávila, Teresa encontró a un hermoso niño que le sonreía. Asombrada al ver a un niño dentro del convento, le preguntó: “¿Y tú quién eres?”, a lo que el niño respondió con otra pregunta: “¿Y quién eres tú?”. Y ella: “Soy Teresa de Jesús”. El niño, con una amplia y luminosa sonrisa, le dijo; “Yo soy el Jesús de Teresa”.

1 COMENTARIO

  1. Hermoso recordarla a la Andariega de Jesus. Q nos regale coraje de continuar a caminar levando a Jesus con la Vida y El testimonio… Buena Fiesta. Sor Aida

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