Roma (Italia). El Mensaje del Santo Padre a los jóvenes en preparación de la XXXIII Jornada Mundial de la Juventud 2018, que se celebra el Domingo de Ramos. Es el segundo Mensaje que el Papa Francisco dirige a los jóvenes durante el camino de preparación a la GMG de Panamá, que se desarrollará del 22 al 27 de enero de 2019. El Santo Padre ha querido que los jóvenes sean acompañados por la Virgen María en esta peregrinación espiritual. Se trata de seguir el camino de la Virgen María, desde el miedo al discernimiento; desde que uno descubre que es “precioso” a los ojos de Dios, hasta el coraje de decir “sí” y de darse a la Iglesia y al mundo en un “amor lleno de audacia”, es decir, lleno de valientes.

Si el Mensaje del año pasado estaba centrado en las palabras del Magnificat: “Grandes maravillas ha hecho en mi favor el Omnipotente” (Lc 1, 49), el del año próximo reflexionará sobre la respuesta de María al ángel: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38)

Esta “trilogía mariana” expresa el deseo del Papa Francisco de ofrecer a los jóvenes de todo el mundo una visión teologal de la propia existencia. Francisco les recuerda cómo “hemos elegido hacernos acompañar, en este itinerario, por el ejemplo y la intercesión de María, la joven de Nazareth que Dios escogió como Madre de su Hijo. Ella camina con nosotros hacia el Sínodo y hacia la GMG de Panamá. “Me parece bien que vosotros jóvenes podáis caminar no sólo haciendo memoria del pasado, sino teniendo también el coraje en el presente y esperanza para el futuro” (Mensaje GMG 2017).

En los cuatro párrafos del texto el Santo Padre reflexiona sobre cada palabra del versículo de Lucas elegido como tema de este año, recordando a los jóvenes que “El Señor, la Iglesia, el mundo, esperan también vuestra respuesta a la llamada única que cada uno tiene en esta vida”.

¡No tengáis miedo!

Primero aparece en María la “turbación” ante el anuncio del ángel, que el Papa compara con “la emoción que sentimos cuando nos enfrentamos a las decisiones sobre nuestro futuro, sobre nuestro estado de vida, sobre nuestra vocación”. Y después de haber preguntado “¿vosotros, jóvenes, qué miedos tenéis?”, él mismo prefiere describir algunos casos: el temor “a no ser amados, queridos, o aceptados por lo que sois”, el temor “de no poder encontrar una seguridad afectiva y quedaros solos”; la “precariedad del trabajo”; el “no ver realizados vuestros sueños”. Francisco sugiere “dar nombre a vuestros temores”. No temáis el considerar con honradez y claridad vuestros miedos, reconocer lo que son realmente y tenerlo en cuenta. Gracias a la fe, creed “en la bondad fundamental de la existencia que Dios nos ha dado”, confiando en que “Él conduce a un fin bueno aún a través de circunstancias y vicisitudes que para nosotros muchas veces son un misterio”.

Si no nos dejamos bloquear por el miedo, nos abrimos al “discernimiento” sobre todo para comprender la propia vocación personal. “Es necesario entonces el silencio de la oración para escuchar la voz de Dios que resuena en la conciencia”, pero también el “diálogo con los otros”, sean sacerdotes o personas maduras que “como hermanos y hermanas en la fe pueden acompañaros.”

¡María!

El primer motivo para no temer es el hecho de que Dios nos llama por nuestro nombre. El ángel ha llamado a María por su nombre…Queridos jóvenes, el ser llamados por vuestro nombre es un signo de la gran dignidad de los humanos a los ojos de Dios, de la predilección por nosotros. Vosotros sois el “tú” de Dios, preciosos a sus ojos, dignos de estima y amados (cfr. Isaías 43, 4). Acoged con alegría este diálogo que Dios os propone, esta llamada que Él os dirige llamándoos por vuestro nombre”.

Has encontrado gracia ante Dios

“El motivo principal por el cual María no tiene miedo es porque ha encontrado gracia ante Dios”. Este “amor gratuito, no debido”, da valentía al discípulo. Aunque permanezca siempre el “sentimiento de que no lo merece”, “él sabe que es asistido por la gracia de Dios”.

”Haber encontrado gracia a sus ojos” – explica el Papa – significa que el Creador ve una belleza única en nuestro ser y tiene un plan magnífico para nuestra existencia. Esta convicción no resuelve ciertamente todos los problemas o no quita las incertidumbres de la vida, pero tiene la fuerza de transformarla en profundidad. Lo desconocido que el mañana nos reserva no es una amenaza oscura a la que hay que sobrevivir, sino un tiempo favorable que nos es dado para vivir la unicidad de nuestra vocación personal y compartirla con nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia y en el mundo.”

Valentía en el presente

“De la certeza que la gracia de Dios está con nosotros proviene la fuerza de tener coraje en el presente: valentía para llevar adelante lo que Dios nos pide aquí y ahora, en cada ámbito de nuestra vida; coraje para abrazar la vocación que Dios nos muestra; coraje para vivir nuestra fe sin esconderla o disminuirla”.

La GMG es para los valientes, – es el final del Mensaje – no para jóvenes que buscan sólo la comodidad y que se echan atrás ante las dificultades. ¿Aceptáis el reto?”

Esta ruta se conecta con la ruta Sinodal, que el Sucesor de Pedro ha querido que fuese vivida en gran sintonía con la preparación a la GMG. También el próximo Sínodo de los Obispos (octubre 2018) sobre Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional invita, seguro, a reflexionar sobre la realidad en la que viven las nuevas generaciones, sobre su vida de fe y sobre el modo en que maduran las elecciones fundamentales, que forjarán su futuro y el de la humanidad.

LEE EL MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO PARA LA XXXIII JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

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