Roma (Italia). El 12 de marzo de 2022, en la Sala Capitular de la Casa Generalicia del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, la Superiora general, Madre Chiara Cazzuola y la Madre emérita, Sor Yvonne Reungoat, con las Consejeras generales y toda la Comunidad Maria Ausiliatrice (RCG), han inaugurado oficialmente la placa en memoria de la visita del Papa Francisco, el 22 de octubre de 2021, en la Asamblea Capitular reunida para el Capítulo General 24º.

“Vivimos este momento de memoria grata con la actitud de María que, en su corazón inmaculado, “custodiaba” y sabía ver la acción de Dios que ”derriba a los poderosos de sus tronos y ensalza a los humildes” también en acontecimientos dramáticos” – es el inicio de la pequeña celebración.

Se leyeron después las palabras del Discurso de apertura del Capítulo general XXIV de Madre Yvonne Reungoat, que subrayan el compromiso del Instituto de las FMA: “Como Instituto reconfirmamos el compromiso de adhesión al Papa y a su magisterio en fidelidad a la enseñanza de losnuestros Fundadores Don Bosco y Madre Mazzarello. Reafirmamos la voluntad de vivir y obrar en plena comunión con la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica y con los diversos Dicasterios de la Santa Sede para colaborar en la construcción de un mundo marcado por la fraternidad universal y por la alegría del Evangelio. También nos sentimos en comunión con los obispos de las Iglesias particulares en todos los países donde estamos presentes”.

La Crónica de la jornada del 22 de octubre de 2021 es de ayuda para trasladar a la mente y al corazón los instantes inolvidables de la visita del Papa: “A las 10:55 h, Madre Yvonne abre la puerta y con ella está el Papa Francisco: la acogida se expresa con un caluroso aplauso, el Papa dice: me habéis acogido con el “rumor salesiano”. Se le acompaña para tomar asiento en la mesa de la presidencia y comienza: “He venido a traeros el mensaje de video”. La Madre le dirige un afectuoso discurso de bienvenida y después viene la palabra al Papa, que a menudo deja lo que ha escrito y habla sin rodeos. Su discurso es interrumpido repetidamente por los aplausos de los Capitulares. (…) El Santo Padre había pedido expresamente a Madre Yvonne mantener el secreto de su visita, (…)  para dar una sorpresa a las Capitulares en señal de gratitud a todo el Instituto”.

El acto solemne de descubrir la placa, situada en la pared entre los rostros radiantes de los Fundadores, Don Bosco y Madre Mazzarello, es llevado a cabo por la Madre Chiara Cazzuola y por la Madre emérita Yvonne Reungoat, ante el aplauso de todas. La palabra entonces la tiene Madre Yvonne, quien recuerda el intenso día de la siguiente manera:

“El Papa Francisco quería dar una sorpresa. Ha sido decisión suya, señal para mí del amor de Dios que va al encuentro de su pueblo. Ha salido del Vaticano para venir aquí con sencillez, como a un encuentro de familia. Una sorpresa que es signo del Dios de las sorpresas y la sorpresa es señal de amor. Ha sido un momento de gozo indescriptible, venir aquí, al aula en que cotidianamente hemos rezado, hecho el discernimiento, reflexionado, dialogado. Pienso que ha sido también un signo de María. Cuando le hice la invitación era el 15 de agosto y creo que ha sido la Virgen la que me ha inspirado para invitarlo. Esta placa es más que un recuerdo. Es un signo de una experiencia vivida porque el mundo y todo el Instituto estuvieron presentes aquí. El Papa Francisco había escrito: Vuelvo a vosotros después de 20 años (en noviembre de 2001 celebró la Eucaristía en la Capilla como Arzobispo de Buenos Aires, en Roma para el Sínodo de los Obispos) con gratitud al Señor y a vosotras, por todo lo que el Instituto vive en el mundo. (…) Además de un recuerdo que llevamos vivo en nuestro corazón, es también un compromiso de reforzar, potenciar esta dimensión eclesial, a través de la misión educativa”.

Al final está la intervención de Madre Chiara Cazzuola, que recuerda el compromiso necesario, aquella mañana, para contener la alegría de las Capitulares y “mantener la disciplina” y sobre todo la experiencia vivida de “una paternidad serena” y de una disponibilidad incondicional. Después destacó las actitudes de confianza y fidelidad; “Nosotras tenemos propiamente en nuestra espiritualidad: el amor al Papa, la fidelidad a su enseñanza son para nosotras un punto fuerte en nuestra vida y creo que debemos reforzarlo. El Papa sabe vivir una misión tan grande con su espontaneidad y en nueve años de ministerio no se ha dejado perturbar o cambiar por las circunstancias”.

En un artículo publicado en el Osservatore Romano,

Madre Chiara  resumió así esa visita memorable: “¡Todas somos conscientes de que hoy nuestra casa y todas nosotras hemos recibido una gran bendición de Dios que pone un sello de gracia en el Capítulo General XXIV y da un amplio respiro de Iglesia a nuestra misión y a nuestro corazón en fiesta colmado de gratitud y de estupor! Reconocemos que esta visita es un don inestimable para nuestro Instituto, un evento histórico único e inolvidable y, al mismo tiempo, un compromiso, una nueva llamada que nos fortalece en la responsabilidad de vivir hoy con audacia y coraje el carisma educativo como respuesta a los desafíos emergentes para preparar el futuro de un mundo nuevo. El encuentro es para todas nosotras también una confirmación de la solicitud y del afecto del sucesor de Pedro para la vida consagrada femenina, don del Espíritu a la Iglesia para que pueda hacer presente hoy la maternidad de María y la fuerza revolucionaria de la ternura”.

En el día en que se cumple el noveno aniversario de la elección del Santo Padre, el 13 de marzo de 2013, al Papa Francisco le auguro que continúe siendo testimonio de ternura y se mantenga firme en su tarea de guía y pastor de la Iglesia, en favor de la paz y la reconciliación entre los pueblos.

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