Turín (Italia). La situación de conflicto que pone a dura prueba al pueblo ucraniano afecta al mundo entero y no deja indiferentes a los jóvenes, que no   dudan en poner en marcha su generosidad y disponibilidad.

Estudiantes/as de la Escuela Secundaria de 2º grado Maria Ausiliatrice (Maux) de Turín, de la Inspectoría Maria Ausiliatrice (IPI), han profundizado en clase con los/las Profesores/as los eventos y escuchado el testimonio de una chica ucraniana. Como gesto concreto, se han adherido a la iniciativa Sermig, el  Servicio Misionero Jóvenes fundado por Ernesto Olivero, quien en el Arsenale della Pace de Turín recoge bienes de primera necesidad para apoyar a los refugiados ucranianos.

El testimonio de dos chicas estudiantes:

En “Fratelli tutti” el Papa Francisco subraya que en la casa común vivimos todos como una única familia y propone acciones concretas para reparar el mundo y superar los problemas generados por la crisis económica. La obra de paz no será posible si las naciones y los pueblos continúan combatiéndose; es fundamental que haya diálogo, para que cada uno encuentre su propia plenitud en el otro; es necesario por tanto eliminar la globalización de la indiferencia y promover la inclusión social.

«Fratelli tutti», escribía San Francisco de Asís para dirigirse a todos los hermanos y las hermanas y proponerles una forma de vida con el sabor del Evangelio. Aquí él declara beato al que ama al otro “tanto si está lejos de él como si está a su lado”. Con estas pocas y sencillas palabras explicó la esencia de una fraternidad abierta, que permite reconocer, apreciar y amar a toda persona más allá de su cercanía física, del lugar del mundo donde ha nacido o donde vive.

Entre sus consejos el Papa destaca uno, en el cual invita a un amor que vaya más allá de las barreras de la geografía y del espacio. Así, nosotros chicos del Maux, hemos decidido poner en práctica las palabras del Papa, haciendo sentir nuestro apoyo por medio de gestos concretos y útiles.

Como Escuela nos hemos adherido a una iniciativa del Sermig de recogida de bienes de primera necesidad, para los refugiados provenientes de Ucrania necesitados de ayuda. Todos los jueves cada uno de nosotros ha acogido el compromiso de llevar alimentos y mantas, y enviarlos a los refugiados a través de esta Asociación. A su vez, algunas clases del Liceo han ayudado en la clasificación y organización del transporte de sobres y cajas llenas de estas mercancías.

Ha sido conmovedor ver cómo personas de edades y clases diferentes han colaborado, poniendo todo su compromiso para un fin común: ayudar a todos los afectados por este conflicto tan injusto como inesperado.

Algunos de entre nosotros han vivido esta experiencia de modo directo, viendo la vida de coetáneos vecinos nuestros descompuesta de manera drástica e improvisada. Parece surrealista cómo chicos de nuestra edad se encuentran de un día para otro recibiendo armas, combatiendo, transformándose en adultos de manera repentina. ¡Y pensar que hasta un día antes iban a la escuela y llevaban una vida más que normal, como la nuestra!

Cada día estamos golpeados por centenares de noticias tan lejanas que parecen irreales. Las percibimos como si nosotros fuésemos espectadores de nuestra propia vida. Ahora por primera vez lo vivimos todo en primera persona, con consciencia, y como estudiantes estamos comprometidos a dar la máxima contribución con empatía y concreción, intentando insertarnos en el sufrimiento del pueblo ucraniano. Con unos simples gestos, la Comunidad Maux ha intentado volver a ser pacificadora, en un momento en que la guerra amenaza con extinguir nuestras esperanzas.

«Los que olvidan su pasado están destinados a revivirlo» (Primo Levi).

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