Neuquén (Argentina). El 29 de enero de 2022, dos jóvenes voluntarias de la Inspectoría argentina San Francisco Javier (ABB) terminaron la experiencia de 11 meses de voluntariado misionero con una fiesta de saludo por parte de la comunidad de Ruca Choroy, en la que prestaron servicio.
El voluntariado misionero es una experiencia promovida por las Hijas de María Auxiliadora como formación en un contexto de misión, para acompañar a las jóvenes en un proceso de discernimiento y de apertura del corazón a la gente y a la cultura de los territorios de la Inspectoría ABB, en el norte de la Patagonia.
Durante el 2021, Melanie de Buenos Aires y Marisel de San Ignacio, Neuquén, se pusieron a disposición de compartir la vida con las FMA e insertarse junto a ellas en la misión de Rangui Huenu Ñuke, que significa “la Madre en el medio”, en Ruca Choroy, en que las FMA desde hace 29 años tienen una presencia entre la comunidad indígena Mapuche.
Se trata de una presencia educativa no formal, preventiva, promocional y de apoyo, tanto para los jóvenes como para las familias. En 2021 participaron en el proyecto dos FMA, sor Silvia Dupont y sor Nella Del Monte que, con las dos voluntarias, llevaron a cabo las actividades y las propuestas junto a los animadores de los diversos grupos de la misión:
– La Casa de Asistencia y Acompañamiento Comunitario Kme Feletuam – ” Volvamos a estar bien” – constituida por miembros de la misma comunidad, comprometidos a acompañar a personas en situación de vulnerabilidad social relacionada con la adicción a sustancias;
– el grupo juvenil Pewmwin pu hueche, “Jóvenes soñadores”;
– un grupo de apoyo a las mujeres que dirigen talleres de artesanía y tejido;
– el apoyo escolar para niños, jóvenes y adultos;
– una estación de radio comunitaria, medio importante de comunicación e interacción para la comunidad.
Para las jóvenes voluntarias es una experiencia de crecimiento significativa, que las ha ayudado en el camino personal de discernimiento y de compromiso pastoral al servicio de la comunidad, como cuenta Melanie:
“He tenido el gran don de compartir un tramo de vida con una de las comunidades Mapuche en Patagonia, en Ruca Choroy, Neuquén. He podido reevaluar la importancia de su presencia en el territorio, el significado que la Tierra y todo lo que nos rodea tiene para ellos. Hay muchas cosas que debemos aprender o volver a aprender a valorar.
Me gustaría que muchos tuviesen la oportunidad de vivir una experiencia como la que he tenido yo. Y que, si alguno tiene el deseo de hacer algo por los otros, tuviese el valor de escuchar a su corazón y el miedo no venza el deseo de poder realizar este sueño.
La realidad de hoy nos invita a hacer algo, y creo que el voluntariado misionero es un modo estupendo para transformarla, para transformarnos nosotros mismos y el modo en que vemos el mundo que nos circunda. El voluntariado nos anima a soñar con los otros. El compartir nos enriquece, nos permite conocer miles de cosas que nos hacen crecer y revalorizar lo que tenemos delante de los ojos cada día y no conseguimos ver.
Ser una voluntaria hoy para mí va mucho más allá de lo que pensaba cuando empecé la experiencia, significa involucrarse, amar lo que sucede, y sobre todo dejarse querer por todas las personas con las que compartes la vida cada día”.
En el año 2022, cuatro jóvenes vivirán la experiencia de voluntariado misionero en las Casas FMA en el norte de la Patagonia: tres estarán en la Casa Misionera María Auxiliadora de Junín de los Andes y en la Misión Rangui Huenu Ñuke de Ruca Choroi, ambas en la provincia de Neuquén, y una estará en General Roca, Río Negro. Otras dos jóvenes continuarán por un segundo año en Junín de los Andes y Jordana Haygo en la Comunidad Educativa de General Roca.
Este año de celebración del 150° aniversario del Instituto de las FMA, las experiencias de voluntariado misionero contribuyen a revitalizar la identidad misionera, comunitaria, de servicio y de dedicación a los jóvenes y a los más pobres.
