Io sono una missione

Roma (Italia). El 25 de noviembre de 2018, en la Solemnidad de Cristo Rey, se llevó a cabo por la tarde el segundo encuentro de formación de las Junioras de la Visitaduría María Madre de la Iglesia (RMC), con el tema “YO SOY UNA MISIÓN PARA LA VIDA DE LOS JÓVENES”. El encuentro se dividió en dos momentos principales: el primero, dedicado a trabajos de grupo compartiendo experiencias y reflexiones sobre el citado lema y el segundo, de escucha de la intervención de Sor María del Carmen Canales; y en el  intervalo, un tiempo precioso de fraternidad y  una buena merienda.

En los trabajos de grupo y profundización compartimos la experiencia ayudadas del documento “Orientaciones para la etapa formativa del Juniorado”. La reflexión se centraba sobre todo en dos números del documento: el n. 33 sobre la “mística de la misión” y sobre la importancia, en este período formativo, de buscar las oportunidades y las dificultades para vivirla; y el n. 57 sobre la asunción de la planificación en la formación, insistiendo en las condiciones prioritarias de este momento de nuestra vida. El hecho de compartir  reportó mucha riqueza y un gran don, porque las Junioras se dieron cuenta de lo que supone enriquecerse unas y otras con la experiencia mutua y de cómo esta riqueza ayuda en un camino que no se hace en solitario sino en comunión con las hermanas.

La intervención de Sor María del Carmen Canales, con el título “De la identificación de la misión como una actividad y como un trabajo a la misión como una vocación”, fue incisiva y profunda. Acogieron la invitación a emprender el proceso de conversión de la idea de misión. A comprender siempre más que la vocación es misión y que estamos llamadas a responder a la llamada para poder servir a los jóvenes. Tres son los puntos principales de esta conversión: despertar el Da Mihi Animas, potenciar el ser evangelizadoras que rezan y trabajan y abrir las puertas a la profecía. En este momento formativo del Juniorado se vive siempre más la construcción de la identidad de Hijas de María Auxiliadora y hace falta comprender el valor de la vocación y aprender a ser testimonios con la vida antes que con las acciones educativas.

En la conclusión del encuentro todas experimentaron y expresaron gratitud por el don de compartir y por el de la fraternidad.

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