Torre Annunziata (Italia) En este tiempo de emergencia global a causa del Covid-19, a pesar de la fragilidad, la impotencia, el temor, se multiplican los testimonios y las expresiones de solidaridad, que muestran una gran humanidad y cercanía. Mientras en los hospitales se lucha desesperadamente por salvar al mayor número posible de personas, los confinados en casa para no arriesgar la vida propia y del prójimo experimentan la importancia de una nueva relación, o la maravilla de descubrir la propia habilidad en determinadas actividades, intentando recuperar las fuerzas físicas y psicológicas para gestionar aquella vida cotidiana que tenían y que de golpe se ha transformado.
La Comunidad de las Hijas de María Auxiliadora del Instituto S. Maria D. Mazzarello de Torre Annunziata (Nápoles), perteneciente a la Inspectoría Meridional Madonna del Buon Consiglio (IMR), compuesta por 45 miembros cuya edad media es de cerca de 85 años, ha sentido la imperiosa necesidad de ponerse al cuidado de estas hermanas de edad frágil, débil, vulnerable como los vasos de barro, para defender al máximo la salud de todas.
El trabajo de las FMA más vigorosas y del personal en general sin duda ha aumentado, por la responsabilidad que comporta la adopción continua de precauciones y medidas de prevención, además del compromiso de asegurar el cuidado espiritual y los momentos de fraternidad con las “debidas distancias”.
En realidad, la condición de vulnerabilidad es algo común, y nos hace descubrir que sentirse vulnerable nos aleja de la autoreferencialidad, de la soberbia, de la tentación de no mirar de cara la realidad, de no sentirse arcilla, y acaba poniendo en su lugar la potencia de Dios que salva.
Las FMA de Torre Annunziata hacen suya la expresión común de estos días “Irá todo bien”, que las sostiene en este camino, en la certeza de estar bajo la protección de la Auxiliadora.
