Manila (Filipinas). A pesar de las limitaciones determinadas por la pandemia del Covid-19, las Comunidades de las Hijas de María Auxiliadora de la Inspectoría S. Maria Domenica Mazzarello de las Filipinas (FIL) buscan nuevos caminos para continuar la misión pastoral-educativa y llegar a los pobres, sobre todo a las/los jóvenes. Además de las iniziativas de socorro para los pobres y a la adecuación de las Escuelas a los planes para el aprendizaje integrado (online y en presencia), las FMA repiensan también la misión oratoriana en clave tecnológica.

Los Oratorios-Centros Juveniles (OCG) de la Inspectoría FIL se dirigen a los/las jóvenes más pobres. Cada Comunidad FMA anima un OCG en áreas urbanas como Manila, o en localidades rurales como Mindoro y Negros Occidental, o en los territorios de las poblaciones indígenas de Mindoro y Pampanga. Durante el lockdown, cada Comunidad ha elaborado propuestas para llegar a los jóvenes y a las familias a través de los instrumentos digitales, en base a las disponibilidades económicas de cada una.

A través de estos medios, se realizan también actividades en las que pueden participar las familias, permitiendo a los participantes ganar premios que garanticen la comida sobre sus mesas. Los OCG distribuyen también paquetes de alimentos periódicamente, gracias a bienhechores locales e internacionales, para mantener a las familias, sobre todo si los cabeza de familia pierden el trabajo. La Comunidad Inspectorial ha iniciado a algunas mamás a la venta de verdura para tener un pequeño rédito familiar.

La pandemia de la Covid-19 ha conducido a una mayor consciencia de la brecha digital (digital divide) en el País, sobre todo en las áreas rurales, donde la conexión a internet es de corto alcance. Además, no todos los oratorianos poseen los dispositivos – portátiles, tabletas, smartphones – o quizá no tienen el dinero para la carga.

En algunas Comunidades, como la Casa Inspectorial de Manila, los “Buenosdías” y las catequesis se envían con Facebook Messenger a través de SMS o MMS a los teléfonos móviles, de manera que los jóvenes y las madres puedan recibirlos también sin conexión wi-fi o datos móviles. Otras Comunidades lo envían en forma de imágenes con subtítulos.

Las FMA que animan OCG en los cuales los jóvenes tienen más facilidad de acceso a internet utilizan Facebook para transmitir online las catequesis, además de iniziativas y concursos que estimulan la creatividad de los /las jóvenes. Los animadores, los voluntarios y las madres se implican para animar los programas online y los momentos de fiesta.

Algunas FMA que se ocupan de los jóvenes más pobres, como en la Comunidad San Juan Bosco en Paco (Manila), piden al gobierno local los permisos para salir y encontrarse con los/las jóvenes por un breve tiempo en que puedan evangelizar y responder a sus necesidades más urgentes, según las posibilidades de la Comunidad y gracias a los bienhechores.

Las animadoras de los OCG buscan las modalidades que les permitan llegar a los/las jóvenes en esta “nueva normalidad”, gastando su tiempo para el encuentro, la planificación y el trabajo en red, intentando gestionar lo mejor posible recursos, tiempo y energías, ya que no son sólo animadoras de oratorio, sino que tienen también otros roles y responsabilidades.

La pandemia de Covid-19 nos ha cogido a todos por sorpresa, pero poco a poco las Comunidades Educativas aprenden no sólo a sobrevivir, sino también a crecer de manera exuberante, construyendo un ambiente que genera vida.

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