Alcabideche (Portugal). El 5 de mayo de 2024, la Inspectoría Nuestra Señora de Fátima (POR) celebró la Fiesta de la Gratitud Inspectorial en la Casa de San José en Alcabideche.

Impulsadas por el amor fraterno, las FMA salieron de sus Casas para vivir juntas este día en profunda gratitud a Dios, a cada una de las hermanas y, de modo especial, a Sor Deolinda Teixeira, la Inspectora, “vínculo de comunión entre las comunidades que le han sido confiadas y entre ellas y el centro del Instituto” (Constituciones, 144).

La celebración comenzó con la Eucaristía, presidida por el Inspector don Tarcísio Morais de la Inspectoría San Antonio (POR) de los Salesianos de Don Bosco. Después de expresar la acción de gracias a Dios por haber implicado a las Hijas de María Auxiliadora en su mandato a Don Bosco en el sueño de los nueve años, cuyo Bicentenario se celebra este año, continuó con un momento de fraternidad, en el que cada Comunidad de la Inspectoría representó un sueño de Don Bosco.

Fue una tarde de gran intercambio de dones -música, teatro, danza y poesía- en los que se admiraron los tantos modos de dar colorido a los sueños de Don Bosco y expresar gratitud.

Al Señor que elige, llama, reúne y envía, se dio gracias por el compromiso de Sor Deolinda con la misión que se le confió y, en su cumpleaños, las hermanas rezaron por el don de su vida, de su familia y de sus padres, intercesores ante Dios.

“¡Permaneced en mi amor!” (Jn 15,9). Este es el mandamiento que Jesús dejó en la liturgia del sexto domingo de Pascua. Ser signo y expresión del amor de Dios, permanecer en Él y, en comunión con las hermanas, servir a la misión, es el sueño de Dios para cada una y para la Inspectoría. Ser fieles a esta identidad de FMA es la mejor expresión de gratitud a Dios, a Sor Deolinda y a cada Comunidad.

A través de María, la Maestra que Jesús dio a Juan Bosco, las hermanas de la Inspectoría portuguesa pidieron a Dios la gracia de vivir verdaderamente un amor que todo lo aguanta, confía en todo y nunca pierde la esperanza, invocando la abundante bendición sobre todas las Comunidades Educativas y sobre la vida y misión de Sor Deolinda.

“Esto es lo que Don Bosco quería que fuéramos: un monumento vivo de gratitud a María. (…) Somos el agradecimiento viviente por su constante intervención en nuestras vidas, en nuestras comunidades educativas, en una creciente admiración” (Circ. n°1037).

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