Roma (Italia). La Madre General del Instituto FMA, Sor Yvonne Reungoat, invita a todas las FMA a vivir el Triennio (2019-2022) di preparazione  al 150° di Fondazione dell’Istituto FMA  redescubriendo, junto a las Comunidades Educativas y a los jóvenes,   la figura de  Madre Mazzarello.

“Como signo de comunión proponemos vivir con especial solemnidad la Fiesta de S. Maria D. Mazzarello con una preparación precisa y atractiva, dejando fluir la gratitud por el don de su santidad y por la actualidad de la misión salesiana en el mundo” (Circular 989).

Informamos del comienzo de una conferencia de la Serva di Dio Madre Rosetta Marchese, tenida en agosto del 1979 en Francheville (Francia) con ocasión de la “Semana de Espiritualidad Salesiana” con el título: Maria Domenica Mazzarello, esperienza femminile del carisma salesiano”.

Partiendo de la biografía de Maria Domenica, Madre Rosetta delinea las características de la salesianidad femenina.

“En el número de las educadoras más conocidas, un puesto de relieve lo ocupa Sor Maria Domenica aunque no haya sido nunca una teorizadora de la educación juvenil. En efecto, su experiencia educativa nace ante todo de una innata predisposición natural fuertemente inclinada a la ayuda del prójimo, tanto bajo el perfil religioso como bajo el más propiamente pragmático, esto es, situado en la concreción de la vida y en las necesidades más apremiantes del prójimo, sobre todo de la juventud. La asistencia a los enfermos y su inicial y activa adhesión a la Pia Unione de las Hijas de la Inmaculada lo atestiguan de un modo irrefutable.

Dotada de un carácter voluntarioso, que la llevaba a no desfallecer ante las dificultades, y de una gran inteligencia, forjada desde jovencita en el pesado trabajo en los campos, enamorada de Jesús Eucaristía del cual se nutría cotidianamente, Maria Domenica alimentaba en sí una fuerza disruptiva que no podía evitar traducirse en cualquier cosa verdaderamente grande y edificante.

Ímpetu, pasión y acción, dulzura y bondad fueron las peculiares prerrogativas de su línea educativa basada en la prevención, en sintonía con la idea pedagógica de don Bosco. Ímpetu, pasión y acción al dictado no sólo de su natural temperamento sino sobre todo de un fuerte anhelo de santidad y de una efectiva adhesión a la progresiva llamada de Dios; dulzura y bondad a imitación del corazón del Amado, manso, humilde y benévolo hacia todos. Todo esto se traduciría en el servicio amoroso por la juventud femenina en términos de educación a los valores religiosos y de orientación a la vida: un programa educativo que no admitía vacilaciones ni retrasos, vistas las necesidades de la sociedad juvenil de entonces, que no podía permitirse dilaciones en el tiempo. Ímpetu, pasión, acción, dulzura y benevolencia al servicio de los últimos en el espíritu de una auténtica caridad cristiana.

Sin duda, la educación religiosa recibida en familia fue la base para el descubrimiento de su más específica vocación, que poco a poco se iría haciendo más manifiesta y evidente.

El encuentro con don Bosco debió abrirle completamente los ojos y el corazón, tanto que, intuyendo la santidad del educador y la bondad de su proyecto apostólico, decidió   seguirle como fiel discípula. Madre Mazzarello comprendió y se adhirió tan fuertemente a la vocación salesiana, que se comprometió con ella con toda su sabiduría, su amor y su creatividad femenina. “A los 44 años se realizó el proyecto de Dios en ella y la experiencia femenina del carisma salesiano – vivido por ella, primero instintivamente, por impulso del Espíritu y después, conscientemente, como respuesta a la voluntad de Dios – era una realidad nueva, don del Espíritu a su Iglesia”.

La existencia de Maria Domenica Mazzarello se desarrolló a lo largo de 44 años (1837-1881) sobre todo en Mornese, pequeño pueblo agrícola del Monferrato, en la provincia de Alessandria. Era la primera de siete hermanos, en una familia sostenida sobre todo por la fe y la sabiduría del papá Giuseppe, hombre honrado y trabajador. La ayuda que presta a la mamá Maria, para atender a los hermanos más pequeños, la llevarán a desarrollar en ella el sentido de maternidad y el talento educativo.

En el curso de los años, su vida de unión con Dios, centrada en la Eucaristía y vivida bajo la mirada materna de María, se hace siempre más intensa, bajo la guía espiritual de don Domenico Pestarino. Su experiencia de la enfermedad del tifus, con el consiguiente debilitamiento físico, determinan en la vida de Maria Domenica un “cambio de camino”, hasta el encuentro con don Bosco en el 1864, que hace crecer más aún en ella la determinación de entregarse toda por la juventud, en el surco trazado por el santo educador. El 5 de agosto de 1872, fecha que señala el nacimiento del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, emite los votos junto a 11 compañeras, en la presencia del Obispo de Acqui y de Don Bosco.

Madre Yvonne Reungoat anima a las FMA en el compromiso a ser en la Iglesia testigos y portadoras de los elementos femeninos del carisma educativo del Instituto:                        “El testimonio de Madre Mazzarello inspire a nuestras comunidades en el compromiso de renovar esa frescura de vida y de acción que brota de gestos concretos: asumiendo con renovado amor las Constituciones y el “Sistema Preventivo”, queremos testimoniar los matices femeninos del carisma educativo del Instituto” (Circular 989).

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