Roma (Italia). Durante el octubre misionero 2022, el Ámbito para las Misiones del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora propone algunas experiencias y realidades misioneras. Sor Dory, FMA misionera colombiana, cuenta su vocación y la experiencia misionera en Camboya.

“Soy Sor Dory Helena Ramirez Zuluaga, originaria de la Inspectoría S. Maria Mazzarello de Medellín (CMM), Colombia. Ahora pertenezco a la Inspectoría Maria Nuestra Ayuda de Camboya – Myanmar (CMY): desde hace 22 años soy misionera en Camboya.

Sentí la vocación misionera incluso antes de la vocación salesiana.  Presenté una solicitud misionera desde mi Primera Profesión Religiosa y, después de diez años, con ocasión de la celebración del Centenario de la presencia de las FMA en Colombia, fui “donada” a la entonces Superiora General, Madre Antonia Colombo, para las misiones del Instituto FMA, junto con otras cuatro FMA, representando a las 4 Inspectorías presentes en Colombia. Después de un año de estudio en Roma para la preparación misionera y ocho meses en Inglaterra para aprender la lengua inglesa, fui enviada al sur-este asiático, a Camboya.

Inicialmente soñaba con ser misionera en África y vivir en una pobre cabaña en medio de los jóvenes y los niños, y en cambio fui enviada a Camboya, a una realidad muy distinta, pero no por esto menos pobre. El País estaba apenas saliendo de la guerra civil y del régimen.

En Camboya he vivido la misión en su mayor parte cubriendo puestos de responsabilidad en el campo administrativo, como tesorera, y sólo unos pocos años trabajé con los niños del Jardín de Infancia, de la Escuela Primaria y con las niñas del Internado.

Aprendí la lengua local, el Khmer, que es muy difícil, yendo al mercado en medio de la gente, casi toda budista. Viéndome con el hábito religioso, el crucifijo y siempre alegre, descubrían en mí algo  distinto. Cuando pasaba, las personas me llamaban diciendo “Preah Iesù”, que en Khmer significa “trae a Jesús” o “Cristiana”, y de este modo, aún sin palabras, he ofrecido mi testimonio de evangelización.

Después de siete años de presencia en Camboya, presenté la petición de ciudadanía camboyana, porque deseaba vivir y morir en la misión y quería que fuese mi segunda patria y mi casa. Obtuve la ciudadanía después de tres años.

Vivo en Phnom Penh, en una Comunidad internacional donde se hacen bellas experiencias, y al mismo tiempo se encuentran dificultades, que aún se superan y esto resulta ser una verdadera escuela de vida. La certeza de haber sido llamada y enviada, a pesar de mi pobreza, me hace renovar cada día el compromiso de seguir adelante.

Aunque los frutos del trabajo no se vean en seguida, tengo la certeza de que el Señor de la vida, que está sembrando por medio de nosotros, hará gozar de los frutos a quien venga después de nosotros, como también nosotros ahora gozamos del camino hecho por los que llegaron antes.

Jesús, que me ha llamado, y María, la primera misionera del Padre, me den a mí y a todos los misioneros y misioneras esparcidos por el mundo la fuerza de seguir adelante con coraje con la certeza de que nada está perdido cuando se trabaja en nombre de Jesús”.

2 COMENTARIOS

  1. Que riqueza poder acercarnos a estos testimonios de mujeres fuertes y libres que han hecho de la vocación salesiana un encuentro plenamente humano con el Dueño de la vida. Gracias, Sor Dory, por comparir esta experiencia de Dios en los más pobres! Que cada uno de nuestros pasos “lleve a Jesús”… Un saludo desde el Noviciado internacional San José- La Ceja, Ant.

  2. Blessings for your mission in Cambogia dear Sr. Dory. May our Blessed Mother and our Saints accompany you as continue your missionary journey. Please do remember all missionaries in your prayer. Thank you. Sr. Ninet DCosta fma

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