Roma (Italia). ¡Os anuncio una gran alegría!” (Lc. 2, 10). Es el Mensaje de los Saludos de Navidad de la Madre General de las Hijas de María Auxiliadora, Sor Yvonne Reungoat.

He aquí el anuncio del Ángel a los pastores: nuestra vida está iluminada por la certeza de la venida del Salvador. Navidad nos trae cada año la convicción renovada de que la salvación no es un evento hecho realidad de una vez por todas, sino que se renueva y se actualiza de generación en generación, para cada persona que viene al mundo, lo sepa o no.

Dios se hizo hombre para compartir en todo nuestra existencia. Esto nos produce alegría, paz, seguridad, esperanza; nos permite mirar con optimismo nuestra vida y la vida del mundo al que somos enviados.

Un anuncio de esperanza

Nosotros sabemos que la historia del mundo está ya redimida, que Jesús ya  recapituló en sí mismo todas las lágrimas, los gritos de desesperación, que salen de  los hombres y de las mujeres de esta tierra en cada época de la historia, y los ha transformado en cantos de resurrección.

Quiero invitaros a mirar los signos del Reino que viene: no faltan, aunque no hagan ruido, o no acaben en las portadas de los periódicos o en las redes sociales. Existen y son más numerosos que los signos de muerte. Pueden ser signos pequeños, inmersos en la vida cotidiana: no por nada el Papa Francisco habla de “santidad de la puerta de al lado” y enumera comportamientos que incluso pueden parecer obvios.

Pero hay también signos más evidentes, quizás no directamente religiosos o evangélicos.

Un signo es la sensibilidad por la ecología integral que va extendiéndose; un signo es la capacidad de acogida y de integración que emerge en comunidades humanas, en familias, en individuos.

Es un signo aquel estilo de relaciones sonrientes, capaces de escucha, que redescubre los valores fundamentales de la convivencia humana.

 

Juntos como hombres y mujeres religiosas

Es un signo la atención creciente a las relaciones y a la colaboración entre las religiones. El 2019 ha estado marcado en positivo por la firma del Documento sobre la Hermandad humana por la paz mundial y la convivencia común.

En una sociedad ampliamente sospechosa respecto a las actuaciones de los seguidores del Islam, aquella relación se ha convertido en una fuerza para el diálogo, ha permitido descubrir con claridad cómo las religiones pueden converger en el respeto por la persona humana, en la voluntad de servicio, en el repudio de la violencia y de la guerra, en la aceptación recíproca.

Es una respuesta a la invitación de San Juan XXIII a buscar aquello que nos une, aquello que nos hace descubrir que somos Hijos de un mismo Padre, porque las costumbres, las culturas, las opciones prácticas están influenciadas por la diversidad de los tiempos, de los lugares, de las condiciones de vida (cf. Saludo del Santo Padre Juan XXIII a los fieles participantes en la procesión de las antorchas con ocasión de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, Roma, 11 octubre 1962).

“Os anuncio una gran alegría”

SÍ, es posible exultar y entonar el “Gloria” también en nuestro tiempo, porque la venida de Jesús es real, aunque a veces esté escondida, como en Belén. Cuando los Ángeles lo anunciaron a los pastores dieron un signo muy sencillo: “un Niño envuelto en pañales y colocado en un pesebre”.

Para acogerla hace falta tener un corazón pobre y sencillo como el de los pastores; capaz de leer los “signos” a través de los eventos naturales, como el caso de los Magos; humilde en la adoración y obediente como el de José y María.

La Navidad nos llena de alegría, y por esto somos capaces de reconocer al Niño en las personas de nuestro entorno, en las semillas del Reino esparcidas por el mundo, en las culturas a las que pertenecemos, aunque tengan necesidad de ser evangelizadas o reevangelizadas, en el camino de nuestras comunidades y del Instituto, en la alegría de acoger y acompañar nuevas vocaciones y de ser hermanas solícitas para quienes lo han dado todo…

“Os anuncio una gran alegría”:

La alegría de saber que la historia ha sido redimida, que el mundo es ya el “lugar” de la presencia de Cristo, que en muchos de nuestros hermanos y hermanas hay un anhelo por el bien que abre el camino a la gracia, que en cada niño que viene al mundo hay un poco del don de la Navidad.

“Os anuncio una gran alegría”:

La misericordia se ha hecho carne, el pecado ha sido borrado, las enemistades se desvanecen y la reconciliación es la condición normal de las relaciones entre los pueblos.

“Os anuncio una gran alegría”:

La historia de nuestro Instituto forma parte de una corriente de bien que atraviesa los milenios de vida de la humanidad. La gran alegría que los Ángeles nos anuncian es la que ya estamos celebrando:”¡Demos gracias al Señor que nos ha hecho tantas gracias!

Os invito a hacer memoria de Madre Mazzarello: como en los inicios, el Señor nos ha hecho “grandes gracias”, por lo que toda la trama de estos 150 años está tejida mediante la “Gracia”.

Estamos invitadas a continuar esta letanía de gozos. Cada uno de nosotros está llamado a anunciarla a todos aquellos con quienes se encuentra, cada día, no sólo en la Navidad.

A todos os deseo que seáis colmados de esta alegría, ¡que ningún cansancio, ninguna desilusión, ningún dolor puedan ofuscar este gozo!

¡Que el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora sea un gran anuncio de alegría en todo el mundo!

A vuestras familias, a los colaboradores laicos y a las colaboradoras laicas, a los jóvenes y a las jóvenes, el deseo de experimentarla y anunciarla, para que la Navidad 2019 marque una etapa luminosa de su vida.

Que el anuncio de la alegría llegue a cuantos no conocen a Cristo o no creen en su Divinidad, ¡y que transfigure su existencia!

Que el anuncio de la alegría de la Navidad resuene con notas de gracias por el Rector Mayor Don Ángel Fernández Artime, por los hermanos Salesianos y por todos los sacerdotes que nos ofrecen su ministerio, por los Obispos de las Diócesis…

Que el anuncio de la alegría llegue a todas las Comunidades Educativas en el Mundo.

Feliz Navidad y Santo año 2020! 

Roma, 24 diciembre 2019                     Superiora General Suor Yvonne Reungoat, FMA     

 

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