Ciudad de Panamá (Panamá). Se inició por la tarde del 22 de enero de 2019, con la Celebración Eucarística presidida por el Arzobispo de Panamá, monseñor Josè Domingo Ulloa, la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Panamá 2019.
La Misa de apertura se tuvo en el paseo marítimo de la Cinta Costera y con la participación de cerca de 75 mil peregrinos. Fue un momento de gran fiesta y de fe profunda.
Estuvieron presentes con la Madre General, Sor Yvonne Reungoat, FMA y jóvenes de las distintas realidades salesianas.
Los protagonistas, como siempre sucede desde hace más de 30 años en cada JMJ, son los jóvenes, precedentes de 156 Países distintos. En esta época del año y a esta distancia de Europa, es una JMJ que habla español. Muchísimos son los jóvenes de Sudamérica, numerosos los polacos, y hay quien llega de los USA, del Canadá, de Australia y del Extremo Oriente. Amantes de las fiestas como los italianos de tradición.
Y los jóvenes fascinan, desde luego, a quienes se los encuentran por la calle. Son todos guapos, sonrientes, alegres, contagiosos y muy atractivos. A pesar del calor, las fatigas de los largos desplazamientos a pie, el cansancio, los inconvenientes, los infinitos controles de la policía, estos jóvenes son un testimonio viviente de cómo uno puede ser distinto y capaz de ir en contra de la corriente.
Mons. Ulloa en su homilía saludó primero a los jóvenes provenientes de muchos países y que juntos sueñan que un nuevo Mundo y una nueva Iglesia son posibles.
“Gracias, queridos jóvenes – dijo – porque vosotros, contra todas las dificultades, habéis sabido saltar sobre las rocas y habéis querido reuniros en esta pequeña ciudad, en esta pequeña Iglesia, que podemos decir que desde hoy se convierte en la Capital de la Juventud. Hablar de jóvenes significa hablar de esperanza, porque los verdaderos protagonistas de los cambios y de las transformaciones que la humanidad y la Iglesia piden están en sus manos, en sus capacidades y en sus visiones de un mundo mejor.”
