Roma (Italia). Decenas de millares de jóvenes, de casi 200 diócesis de toda Italia, en la primera semana de agosto se han puesto en camino a pie, redescubriendo los caminos de los peregrinos de sus tierras de origen y coincidiendo en Roma el sábado 11 de agosto, con la vigilia en el Circo Máximo y la Santa Misa en la Plaza de San Pedro el día 12.
Es una señal significativa a pocos meses del Sínodo de los Obispos que, en octubre, pondrá su atención sobre el anuncio de la fe y el acompañamiento de las nuevas generaciones.
Ha sido una experiencia singular, promovida por el Servicio nacional para la Pastoral Juvenil de la CEI, a la que los jóvenes han respondido y participado con testimonios, cantos, bailes, oraciones… en un ambiente sereno, gozoso, fraterno y muy entusiasta.
El Ámbito para la Pastoral Juvenil de las Hijas de María Auxiliadora se ha hecho presente a este acontecimiento de Iglesia en Italia. Sor Annecie Audatre, Sor Ivone Goulart y Sor Viky Ulate con los jóvenes han acogido las diversas oportunidades para sembrar la Palabra de Dios y para caminar juntos por las calles de Roma, llevando una palabra de alegría y un mensaje de esperanza.
La palabra del Papa Francisco ha sido acogida con fe, como se acoge a un mensajero enviado pro Dios. El Papa Francisco, con su testimonio de escucha respetuosa y su palabra sabia ha conmovido el corazón de los jóvenes. Estos se han comprometido a vivir el amor sincero y valiente porque “no basta con no hacer el mal para ser un buen cristiano; es necesario adherirse al bien y hacer el bien”.
El Papa, que cree profundamente que la Iglesia se rejuvenece gracias a los jóvenes cristianos, ha insistido en que “es necesario intervenir sonde se difunde el mal; porque el mal se difunde donde faltan cristianos audaces que se opongan al bien; es necesario, pues, caminar en la caridad, caminar en el amor… ya estamos entrenados después de estos días de marcha y de sol”.
El encuentro de los jóvenes con el Papa en Roma es la hermosa conclusión de un año vivido intensamente y también la ocasión para una bocanada regeneradora de oxígeno en vistas de un nuevo año pastoral que preanuncia asimismo un año rico de citas.