Ciudad del Vaticano. El vídeo del Papa para el mes de enero de 2023, con la intención de oración que el Santo Padre confía a la Iglesia católica a través de la Rede Mundial de oración del Papa, es “por una cultura de la no violencia”.

“Vivir, hablar y actuar sin violencia no es rendirse, no es perder ni renunciar a nada. Es aspirar a todo. Como dijo San Juan XXIII hace 60 años en la Encíclica Pacem in Terris, la guerra es una locura, está más allá de la razón. Cualquier guerra, cualquier enfrentamiento armado, acaba siempre en una derrota para todos. Desarrollemos una cultura de la paz. Recordemos que incluso en los casos de legítima defensa, la paz es el objetivo. Y que una paz duradera sólo puede ser una paz sin armas.  Hagamos de la no violencia, tanto en la vida cotidiana como en las relaciones internacionales, una guía para nuestra actuación. Y oremos por una mayor difusión de la cultura de la no violencia, que pasa por el uso cada vez menor de las armas, tanto por parte de los Estados como de los ciudadanos” – son las palabras del Papa Francisco.

Como recuerda el comunicado de prensa de la iniciativa, el 11 de abril se cumplen 60 años de la publicación de la encíclica Pacem in terris escrita por el Papa Juan XXIII y que lleva como subtítulo “Sobre la paz entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad”. En su video de este mes, Francisco renueva este mensaje con fuerza, destacando “que la guerra es una locura, está más allá de la razón”.

Aquella frase de hace sesenta años, citada por Francisco en el mensaje que acompañaba su intención de oración, está más vigente que nunca, como lo están los testimonios dejados por algunas de las personas que plantaron semillas de paz en el siglo pasado: san Juan XXIII, por supuesto, pero también Mahatma Gandhi, Martin Luther King, santa Teresa de Calcuta. En el Video del Papa de este mes, sus retratos en blanco y negro aparecen en medio de las escenas de destrucción causadas por la violencia actual: desde la guerra de Ucrania a las de Oriente Medio, pasando por los enfrentamientos y tiroteos incluso en los países más ricos, como Estados Unidos. Aunque no han faltado testigos, en definitiva, el mundo aún no ha aprendido la lección fundamental: que “cualquier guerra, cualquier enfrentamiento armado, acaba siendo una derrota para todos”.

El único camino posible para frenar esta embestida es buscar y poner en marcha, en el ámbito local e internacional, vías de diálogo real y asumir “la no violencia” como “una guía para nuestra actuación”. Este mensaje se hace eco de lo que adelantó el Papa Juan XXIII hace 60 años: “La violencia jamás ha hecho otra cosa que destruir, no edificar; encender las pasiones, no calmarlas; acumular odio y escombros, no hacer fraternizar a los contendientes, y ha precipitado a los hombres y a los partidos a la dura necesidad de reconstruir lentamente, después de pruebas dolorosas, sobre los destrozos de la discordia”.

En un momento de la historia marcado por el conflicto en Ucrania, que ha implicado a un gran número de países en el último año, Francisco recuerda que, incluso en los casos de legítima defensa, el objetivo final debe ser siempre la paz: incluso cuando esta paz, como hoy, parece lejana. Pero “una paz duradera -añade- sólo puede ser una paz sin armas”, y por eso insiste en el tema que le es muy querido del desarme a todos los niveles, incluso dentro de la sociedad: “la cultura de la no violencia -concluye de hecho, en su intención de oración- pasa por un recurso cada vez menor a las armas, tanto por parte de los Estados como de los ciudadanos”.

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