Roma (Italia). El 7  y 8 de noviembre de 2019, el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, por iniciativa del Papa Francisco organizó dos jornadas, en la sede del Organismo Vaticano, para una Conferencia Internacional sobre la Pastoral carcelaria, dirigida a los Directores regionales y nacionales.

Se reunieron unos treinta participantes, provenientes de los cinco Continentes, entre sacerdotes, laicos, algún Obispo y algunas religiosas. El objetivo era escuchar la experiencia que se vive en las cárceles católicas del mundo, por cuanto respecta a la asistencia a los prisioneros, las condiciones de vida en que se encuentran, la asistencia pastoral, el acompañamiento a las familias y otros aspectos a tener presentes en su desarrollo humano integral.

Fueron dos jornadas transcurridas en un clima de escucha recíproca, de compartir experiencias, de iniciativas y propuestas, que llegaron al culmen en la Audiencia con el Papa Francisco, que acogió y saludó personalmente a todos los presentes, en la Sala Clementina del Palacio apostólico.

En su discurso, el Pontífice evidenció en primer lugar que la situación de las cárceles continúa siendo un reflejo de la realidad social y una consecuencia del egoísmo e indiferencia propios de una cultura del descarte. Es más fácil reprimir que educar, oscurecer la injusticia  que ofrecer oportunidades de desarrollo a todos los ciudadanos.

Además, no con poca frecuencia los lugares de detención luchan con fatiga por alcanzar el objetivo de promover los procesos de reinserción, porque no se dispone de recursos suficientes. Una verdadera reinserción social se inicia garantizando oportunidades de desarrollo, educación, trabajo digno, acceso a la salud, generando espacios públicos de participación cívica.

Como conclusión de su discurso, el Papa Francisco propuso dos imágenes simbólicas:  la primera “las ventanas”, diciendo que no hay una pena humana sin horizonte. Ninguno puede cambiar vida si no ve un horizonte y muchas veces se ofuscan las miradas de los reclusos. La segunda, es la imagen de las madres, que no se avergüenzan de sus hijos encarcelados.

Sor Julia Arciniegas FMA participó en el encuentro en representación de Justicia, Paz e Integridad de la Creación, del USG/UISG.

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