Besana Brianza (Italia). El domingo 10 de septiembre de 2023, en el contexto de la fiesta patronal de Valle Guidino – Besana Brianza, en la Provincia de Monza y Brianza, un pequeño parque recibió el nombre de Sor Anna Bonfanti, Hija de María Auxiliadora, misionera desde hace más de 50 años años en Mozambique (20 de abril de 1939 – 13 de octubre de 2021).

La iniciativa nació de los alumnos de 5º B de la escuela primaria “Renzo Pezzani” de Villa Raverio que, guiados por uno de sus profesores, recorrieron las calles de las cuatro aldeas de Besana: Villa Raverio, Calò, Vergo Zoccorino y Valle Guidino – señalando que de 94 calles, sólo dos llevan el nombre de una mujer.

Sorprendidos por estos datos, los chicos se comprometieron a estudiar y conocer a algunas figuras femeninas locales significativas, entre ellas la hermana Anna Bonfanti, natural de Valle Guidino, conocida por muchos y a través de la cual muchas personas del pueblo trabajaron para apoyar la misión en Mozambique.

Por recomendación del Alcalde, los niños presentaron una solicitud formal al Consejo municipal para dedicar el pequeño parque de la Piazza San Francesco en Valle Guidino, recientemente remodelado, a Sor Anna. El proyecto ha sido aprobado.

La celebración comenzó con la Celebración Eucarística, a la que asistieron las autoridades de la ciudad, la familia de Sor Anna, una representación de los Alpini, los antiguos alumnos de 5º B con su profesora, numerosos niños y ciudadanos, y tres Hijas de María Auxiliadora de la Comunidad Sagrada Familia de Contra di Missaglia (LC), de la Inspectoría Sagrada Familia de Lombardía (OIT), incluida su Directora, Sor Emilia Musatti.

En la introducción a la misa y en la homilía, el párroco, Don Mauro Malighetti, recordó la entrega misionera de Sor Anna, “una luz de esperanza encendida en Mozambique”.

Al finalizar la Eucaristía, Sor Emilia Musatti leyó un breve saludo felicitando a los niños por la realización del proyecto, agradeciendo en nombre del Instituto esta iniciativa y recordando algunos aspectos de la figura y obra de la hermana:

“Antes que nada quiero felicitar a los chicos del ex 5^B que acompañados de su maestra soñaron, estudiaron e impulsaron para que se hiciera realidad este proyecto que promueve el conocimiento y la memoria de una mujer, de una gran Hija de María Auxiliadora misionera, hija de esta tierra. Habéis conocido a una mujer que tenía grandes sueños y con la ayuda de Dios y de todos tuvo el coraje de hacerlos realidad. Que así sea también para vosotros, niños y jóvenes.

Expreso también, en nombre de nuestro Instituto, mi más sincero agradecimiento por este reconocimiento a la persona de Sor Anna, que vivió con pasión y valentía nuestro carisma educativo. Junto a las hermanas de su Comunidad, con las que soñó y luchó, Sor Anna creó grandes proyectos para la promoción humana, cultural y cristiana de los niños, los jóvenes y sus familias, especialmente las mujeres jóvenes en tierra mozambiqueña.

Físicamente frágil, pero fuerte y valiente para realizar sus sueños misioneros, demostró la verdad de las palabras de San Agustín: “Cuando se ama no se lucha, o si se lucha se ama el mismo esfuerzo”. Sor Anna verdaderamente hizo suyas las angustias y las esperanzas del pueblo mozambiqueño, especialmente de las jóvenes; amó, sufrió y esperó con ellas.

Supo involucrar a muchas personas en la realización de sus proyectos, especialmente a familiares, quienes con creatividad apoyaron financieramente las obras educativas que buscaban responder al ‘grito’ surgido de las situaciones de guerra, pobreza y miseria del pueblo.

Entre tantos, recuerdo el ‘Centro Don Bosco’ que puede hablar de muchos estudiantes, hoy profesionales de la medicina y de la ingeniería, abogados y profesores, pero sobre todo mujeres de fe y coraje, madres de familia que luchan por un mundo mejor”.

Sor Emilia concluyó su discurso invitando a los jóvenes a acoger el “paso del testigo” de Sor Anna.

La asamblea se trasladó luego al cercano Parchetto. Después de las palabras del Alcalde, Emanuele Pozzoli, que recordó el proceso de la iniciativa, se procedió a la inauguración de la placa y la bendición por parte del párroco (reportaje Unica TV). Los chicos del antiguo 5º grado proclamaron luego algunos rasgos de la personalidad de Sor Anna, definiéndola como una mujer fuerte, valiente, creativa, competente, generosa, altruista, decidida y emprendedora.

Un momento significativo fue la lectura de algunas partes de la biografía de Sor Anna: “ Enciende una luz en África. La mujer mozambiqueña: el futuro de un mundo nuevo ” – elaborado por Giovanna Bonfanti, una de sus hermanas que recopiló sus historias y testimonios. Un canto de las tropas alpinas sobre la amistad y la fraternidad concluyó el encuentro, al que siguió un refrigerio fraterno.

Sor Anna Bonfanti nació en Valle Guidino, Besana Brianza, el 20 de abril de 1939, en el seno de una familia profundamente cristiana, siendo la segunda hija de diez hermanos y hermanas. A los 23 años decidió dejarlo todo para seguir al Señor entre las Hijas de María Auxiliadora. El 6 de agosto de 1965 emitió su primera profesión en Contra di Missaglia (LC). En los cinco años siguientes estuvo en Turín, Roma y Portugal para la preparación misionera. El 30 de agosto de 1970 partió hacia Mozambique, una misión con la que había soñado durante años y que entonces era colonia portuguesa.

Su primer destino fue Chiure, en el norte del país, donde trabajó como profesora en la Escuela Normal, donde se preparaban profesores-catequistas para las escuelas primarias diseminadas por las diversas misiones de la Diócesis. Sus alumnos, ahora abuelos, la recuerdan con gratitud por ser una excelente profesora de matemáticas, pero sobre todo madre y amiga. Su proyecto educativo apuntaba al crecimiento moral y cultural de la mujer africana, que en la tradición local era considerada sólo en el contexto familiar.

En 1975, con la independencia de Mozambique, los misioneros se vieron obligados a abandonar el país. El único lugar donde aún podían quedarse era Pemba, donde Sor Anna fue primero profesora y luego directora de la comunidad. Fue una mujer de gran fe, probada y consolidada en el tiempo incluso en contacto con los desafíos del régimen.

En 1987 fue destinada a la Comunidad Madre Rosetta Marquis de Maputo Jardim, donde permaneció durante 31 años. Al ver las necesidades educativas de las generaciones más jóvenes, comenzó a organizar cursos profesionales de corte y costura, tejido, informática e inglés. Así creó el Centro Profesional Don Bosco, que formó a cientos de jóvenes, especialmente mujeres. Su actividad continuó hasta unos meses antes de su muerte, el 13 de octubre de 2021, cuando su salud, que siempre había sido muy frágil, la obligó a quedarse en casa. El abandono filial en el Señor caracterizó también este último período de su vida misionera: su fe se manifestaba diariamente en su sonrisa clara y agradecida.

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