Mornese (Italia). El 12 de mayo de 2022, vigilia de la Solemnidad de Madre Mazzarello, en el marco de los festejos por el 150º Aniversario de la Fundación del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, celebrados en la Comunidad de Mornese, la Superiora General del Instituto FMA, Sor Chiara Cazzuola, intervino con el tema: “Un sueño hecho realidad”.

Madre Chiara especificó los motivos de la expansión y de la fecundidad del Instituto de las FMA en el tiempo: la santidad de madre Mazzarello y de las primeras comunidades;  la pasión misionera que empuja a ser Mornese en salida;  una clara planificación educativa.

Se informa sobre la conclusión de la intervención:

La mirada sobre el mundo y la adhesión realista a la historia para encontrar respuestas a las nuevas preguntas       

Don Bosco y Madre Mazzarello vivieron en tiempos de grandes cambios culturales, sociales, económicos, políticos, eclesiales. Su criterio de aproximación a la realidad cambiante es que “debemos conocer y adaptarnos a los tiempos”. Es un método repleto de realismo, de concreción, de capacidad de adaptación a la realidad que se transforma partiendo de una referencia precisa y constante: la petición explícita o implícita de formación de las y de los jóvenes. Quien educa debe tener la capacidad de leer las necesidades, las peticiones, las esperanzas que emergen de la vida de las personas y de las exigencias del ambiente, de la historia.

Maria Domenica, como experta campesina, se cuidaba de su tierra con alegría, dedicación, solicitud. Según su experiencia agrícola, sabía que la tierra debía ponerse en las condiciones adecuadas para germinar y dar fruto. Por eso cuando tuvo que ocuparse de las chicas permaneció fiel a este principio. En cada persona hay un gran potencial de humanidad, hay recursos maravillosos de vida que esperan que alguien los llame, que los despierte. Necesitamos ponerlos en las mejores condiciones para que se desarrollen, necesitamos crear el clima adecuado para que se logren los resultados deseados.

Entre las Hijas de la Inmaculada había también quien quería continuar dedicándose sólo a los enfermos y a la catequesis parroquial. Maria Domenica en cambio se dejó interpelar por las exigencias de la educación de las muchachas.

Constató que Mornese se encontraba en una zona con carencias persistentes de instrucción, sobre todo femenina. El analfabetismo llegaba a cotas elevadas, por lo cual quiso armonizar cultura y formación religiosa para promover a  la  mujer en sus recursos fundamentales, en un tiempo en que emergía lentamente la conciencia de la función social de la mujer.

La metodología educativa de Maria Mazzarello está del lado del compromiso valiente y promocional. No se limita a una respuesta de tipo asistencial, sino educativo. Quien educa parte de las necesidades inmediatas, pero apunta en la dirección de los valores, o sea de las realidades que favorecen el crecimiento interior de las personas. A la mujer ofrece la cultura, la formación religiosa, la inclinación a la santidad, el compromiso de ser libre a nivel profundo, responsable de sí y de los otros  desde la propia familia y del propio ambiente social. Ella, hija del campo pobre y sin escuelas, concibe y realiza una misión de amplio alcance. Mornese y Nizza son el emblema de un proyecto educativo integral que aún hoy abre nuevas perspectivas de vida y de esperanza a las jóvenes de los cinco continentes.

La tentación, ya denunciada por Benedicto XVI en el 2008, de pensar que educar es imposible, hoy podría insinuarse también en nuestros ambientes. De verdad, el peor servicio que se hace a la educación es pensar que educar es imposible. Maria Mazzarello nos enseña a predecir el futuro invirtiendo en educación preventiva. Prevenir es colocarse en la línea de la cotidianidad, pero sembrando gérmenes de vida, de amor, de honradez, de alegría, de pureza, de libertad en quien está creciendo y se encuentra en la decisiva edad de la infancia o de la adolescencia.

Desde esta mirada a la realidad y a las y los jóvenes, el carisma ha continuado floreciendo en el tiempo, adaptándose a las diversas preguntas y exigencias de la historia y en la historia, sin traicionar nunca la fuerza de los orígenes, pero siempre orientando las opciones al bien de la juventud.

En el Capítulo General XXIV, como FMA, hemos reafirmado que la prospectiva educativa del Sistema Preventivo es la fuerza que puede implicar a las jóvenes y los jóvenes en un proyecto común de interacción entre experiencias y competencias. En este horizonte, la formación  cultural en la visión antropológica cristiana se traduce en compromiso a acompañar a las jóvenes y los jóvenes sosteniéndolos en la búsqueda del sentido de la vida, en la construcción de un futuro en paz, de fraternidad, de amistad social, de responsabilidad por la casa común.

Estamos convencidas de que asumir el Pacto Educativo Global en la óptica de la ecología integral es hoy una posibilidad para un nuevo humanismo. Se trata de ponerse en red, en una amplia alianza educativa, para madurar una solidaridad universal.

Por ello, revivimos el compromiso de cuidar y acompañar a las nuevas generaciones y renovamos la pasión por una educación más abierta e inclusiva para formar personas capaces de afrontar la vida en toda su complejidad. Seremos comunidades educativas generativas de vida si continuamos buscando la convergencia educativa y la fuerza de estar juntas para los jóvenes y sobre todo con los jóvenes.

La centralidad dada por el CG XXIV a la profecía de la presencia nos relanza, en fidelidad al carisma salesiano, en el compromiso de ESTAR en el mundo contemporáneo, personal y comunitariamente, junto a los jóvenes para conocerlos, para amarlos, comprenderlos y orientarlos a opciones válidas de vida.

“Como miembros de la comunidad educativa estamos todos invitados a asumir la cultura vocacional, que permita a cada joven descubrir y vivir su propio proyecto de vida. Por eso es fundamental construir ambientes educativos donde se vive la espiritualidad salesiana en el día a día y se valoriza la vida sacramental, la escucha de la Palabra, la plegaria, el discernimiento, el acompañamiento personal y comunitario, la alegría de compartir y proyectar  juntos” (Actas CG XXIV, n. 12).

Esta responsabilidad, compartida como comunidad educativa, es de verdad expresión de fidelidad al dinamismo profético del carisma, se traduce en la cultura vocacional y es lo que podrá hacer verdaderamente generativas nuestras comunidades en la Iglesia y en los varios contextos donde Dios nos llama.

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1 COMENTARIO

  1. Grazie di questo ampio e forte respiro nel sogno e nell’ oggi. Grazie di cuore che si apre sempre più per accogliere quanto Tu, Madre, vai seminando e richiamando e profetizzando con entusiasmo e sagace saggezza e intelligenza. Ti volgiamo bene.

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