Roma (Italia). Sucedió el 5 de junio de 2019, con ocasión de la Jornada Mundial del Ambiente, promovida por la Asamblea General de las Naciones Unidas, que este año tiene como eslogan Beat Air Pollution ( Vencer la polución) y el objetivo de concienciar sobre el cambio en la vida cotidiana para reducir la cantidad de contaminación del aire y contrarrestar su contribución al calentamiento global y a sus efectos en la salud.

La Comunidad de Casa Generalicia de las Hijas de María Auxiliadora, en Roma, decidió realizar un gesto concreto: plantar un árbol en el jardín, como signo de la vida de tantas hermanas nuestras, transcurrida en esta Casa, durante los 50 años desde su Fundación. El árbol es símbolo de fecundidad y del compromiso de colaborar en el cuidado de la Casa Común.

En la primera tarde, cantando “Santa María del Camino” llegaron todas al jardín en el cual el árbol hundiría sus raíces y crecería. Estaban presentes Sor Piera Cavaglià, Vicaria General, y Sor Vilma Tallone, Ecónoma General. Participaron en el evento también los dos hijos mayores, Dilshod de dieciséis años y Zarrinakhon de trece años, de la familia orihunda de Tagikistan, huéspedes en la Casita “Laura Vicuña”, Inquilinos de la Casita.

En la celebración se tuvieron presentes algunos fragmentos de la Encíclica “Laudato sí”, del Papa Francisco y algunos versitos del Salmo 1: “… es como un árbol plantado, junto a corrientes de agua…”, y se aclamó al Señor, cantando con San Francisco de Asís: “Alabado seas, mi Señor… por la hermana madre tierra, que nos alimenta y nos sostiene, por los frutos, las flores y la yerba y por el agua y por el fuego…”  

Sor Vilma Tallone, después de haber recordado la llegada en 1969 de algunas hermanas jóvenes de Turín llenas de energía y de entusiasmo, derramó, en la fosa, el agua necesaria para el crecimiento del árbol, que es un prunus pissardi o ciruelo rojo, signo del cuidado de los bienes creados, y de la apertura a la acción del Espíritu Santo que aumenta la sed de Dios.

Sor Mirian Greselin colocó el número 50 a los pies del árbol y la Directora colgó allí la placa, con la inscripción: Que nuestro agradecimiento se eleve contigo al Creador”- Casa Generalicia – Roma 1969-2019.

Al final de la celebración, después de que el jardinero aportara una dosis de fertilizante, las monjas con las palas llenaron de tierra el agujero en el que se había plantado el árbol. El gesto se acompañó de memoria y profecía, cantando el himno del Instituto: “Oh, qué dicha, somos Hijas de María Auxiliadora”. Un caluroso aplauso selló este momento sencillo, pero sentido y conmovedor, que puede ser considerado el primer evento oficial de la Celebración del 50º de la Fundación de la Casa Generalicia de las FMA.

 

 

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