Roma (Italia). En el Mensaje de Felicitaciones Navideñas, la Madre General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, Sor Chiara Cazzuola, se adentra en la Luz que envuelve a los pastores en el nacimiento de Jesús y en la paz, un bien inestimable que requiere la colaboración de todas y de todos.

El vídeo está disponible con subtítulos en español, francés, inglés y portugués, configurando en los ajustes de YouTube.

Queridas hermanas,

Es Navidad nuevamente. Una fiesta que habla al corazón de nuestra humanidad. La hemos preparado con esperanza y amor en las comunidades educativas de todo nuestro mundo.

En Belén estamos inmersas en esta indescriptible liturgia del cielo, en el aliento cósmico de estupor y alegría por el misterio anunciado en el canto de los ángeles.

Escuchar a los ángeles de Belén nos permite intuir la gracia, la frescura, la fuerza, la verdad de la Encarnación: “Hoy ha nacido en la ciudad de David un salvador que es el Cristo Señor“. (…)

La gloria del Señor envuelve de luz a los pastores. Esa gloria que el coro angélico coloca en el más alto de los cielos, en el íntimo e inaccesible espacio de la divinidad, envuelve ahora a los pastores, nos envuelve a todos. La Navidad nos envuelve de luz, Jesús es el esplendor de la Luz: ¡Él es la Luz!

En el Niño de Belén encontramos la razón de nuestra esperanza, de la fuerza de la paz. El profeta Isaías lo llama Consejero admirable, Dios poderoso, Padre para siempre, Príncipe de la paz. Y la paz es el don que Jesús resucitado nos deja. Sabemos, sin embargo, que los dones de Dios están en germen, requieren una alianza para desarrollar la energía que los sustenta, esperan nuestra colaboración. (…)

El verdadero don que los pastores traen al niño recién nacido es la gloria que los ha deslumbrado, son las palabras del ángel, el canto de la “paz para los hombres que Dios ama”; un canto que sigue resonando en su corazón de maravilla, de estupor, de adoración.

Ellos son los nuevos “ángeles”, que llevan el anuncio a María, a José, que relatan en aquella gruta las palabras del coro celestial, describen el júbilo de cielo y tierra ante el acontecimiento de la Navidad: ¡fruto de la anunciación! (…)

Ahora nos toca a nosotros anunciar la Navidad de Jesús y su paz, con esperanza, con la oración confiada y con la labor apostólica.

En muchos países del mundo, los estruendos siniestros de la guerra parecen prevalecer sobre el coro de ángeles. No pocas de nuestras hermanas y comunidades educativas viven en zonas de guerra, de violencia, de injusticia y comparten los sufrimientos de la gente, dan lo que tienen y sobre todo mantienen vivo, custodian y promueven todo intento de paz, fuertes en la esperanza que viene de la fe en Jesús, el Cristo Señor y Salvador.

Sostengámoslas con nuestra oración y con nuestras acciones diarias, pequeñas o grandes, con gestos concretos de solidaridad y de humanidad. Son pequeñas y preciosas “luces” que iluminan su vida cotidiana.

La paz es un bien inestimable y depende, en gran medida, de las políticas de los gobiernos, pero también depende de las decisiones que podamos tomar nosotros como personas, como comunidad, como ciudadanos del mundo. Ciertamente ser artífices de paz, no es solo fruto de nuestra capacidad, es un don de la gracia que hay que invocar para poder ser hábiles constructores de puentes de paz.

Todos deseamos la paz, pero ésta debe construirse con empeño y paciencia, día tras día. (…)

En esta santa Navidad estamos invitados a sembrar palabras de paz, para permitir que los ángeles de Belén canten todavía en nuestra historia y en nuestro corazón: «Gloria a Dios en lo más alto de los cielos y en la tierra paz a los hombres, a quienes él ama».

Con estos sentimientos, deseo una Navidad serena y santa a la luz de la misericordia del Padre hacia nuestro mundo herido y ultrajado, que anhela cada vez más la esperanza y la paz. ¡Lo deseamos con alegría para toda la Familia humana!

¡Feliz Navidad!

Texto completo del Mensaje

2 COMENTARIOS

  1. Grazie Madre per il suo augurio natalizio. Gesù, il Logos, la Parola che si è fatta carne purifichi le nostre parole, i nostri pensieri, i nostri linguaggi.
    La nostra vita diventi sempre più “parlante” di Lui.
    Buon Natale di vero cuore
    Sr. Luigina Ariu

  2. Obrigada, Madre, pela bela mensagem natalina.
    Em comunhão na prece, na vivência do espírito natalino como Instituto, possamos anunciar a Paz, Cristo, a todos, especialmente aos jovens! Feliz Natal! Gratidão!

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