Roma (Italia).Pensar con equidad, construir de modo inteligente, innovar en nombre del cambio” es el lema propuesto por la ONU para la Celebración anual de la Jornada Internacional de la mujer.

El Instituto de las FMA, comprometido desde los inicios en la educación de la mujer, promueve y educa para establecer relaciones de reciprocidad entre el hombre y la mujer, reconociendo la igual dignidad de ambos en la escuela, en la familia, en el trabajo…

La Jornada Internacional de la mujer, que se celebra cada 8 de marzo, recuerda que – aunque haya habido varios “progresos” sociales, económicos y políticos en lo que respecta a la integración de la mujer – persisten aún discriminaciones y violencias de las cuales las mujeres han sido y son siempre objeto en casi todo el mundo. En efecto, la excesiva competitividad y la exaltación de la eficiencia crean una cultura del descarte que margina minorías y pueblos enteros, incrementando discriminaciones entre mujeres y hombres, y entre grupos sociales.

El Instituto, las comunidades educativas, están atentas a identificar las discriminaciones entre hombres y mujeres y a reconocer los obstáculos que tales diferencias representan para el desarrollo. En los ambientes educativos se busca crear las condiciones que permiten a las mujeres y a las niñas participar plenamente en la vida de las realidades en las que viven, para que pueda ser un hecho la aportación de las mujeres en la lucha contra la pobreza, en la gestión no violenta de los conflictos, en la educación a la paz,  la justicia y  la conservación de lo creado y fecundo.

La  celebración es una invitación a las FMA y laicos, a renovar su opción por la educación integral de la mujer joven que se realiza promoviendo en ella la autoconciencia femenina y reforzando la progresiva capacidad de todas las mujeres de ser promotoras de cambio.

A través de los debates y la formación de grupos de auto-ayuda/self-help las mujeres jóvenes aprenden a romper el silencio sobre la explotación, a tomar decisiones, a ejercitar el liderazgo en reciprocidad. En el campo de la formación cultural, las jóvenes son acompañadas, por medio de cursos sistemáticos de instrucción y formación, hasta los niveles académicos con la oferta de propuestas según las necesidades: desde la alfabetización y la formación profesional de corta duración a la formación de educadoras y maestras, hasta la inserción en el mundo del trabajo; desde la promoción de cooperativas femeninas a las iniciativas culturales y al apoyo, para que las jóvenes sepan luchar con mayor consciencia por la propia dignidad, por la elaboración de una cultura del respeto recíproco, que recupere a las niñas y las muchachas víctimas de la prostitución y de la trata de seres humanos, en red con otras personas e instituciones/realidades socio – culturales y educativas.

Estamos convencidas de que la educación puede ayudar a las mujeres a hacer emerger su potencial. Frida Giannini, diseñadora de moda italiana, dice: “Si damos a las muchachas y a las mujeres la posibilidad de cambiar sus vidas, podrán cambiar también el mundo”. Ser mujeres consagradas que promueven el empoderamiento de otras mujeres, es un desafío para estar abiertas a la cultura del encuentro y del diálogo, expertas en humanidad. Es siempre un camino a recorrer… y así lo creemos.

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