Ciudad del Vaticano. Del 21 de junio al 30 de julio de 2021, en espacios equipados dentro de la Ciudad del Vaticano, se desarrolló el Estate Ragazzi, una oportunidad ofrecida por la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano con la coordinación de la Comunidad Salesiana en el Vaticano junto a la sociedad Play It, con la agencia de animación Tutto in una Festa.

Junto a don Franco Fontana, Salesiano de Don Bosco, Director de la Comunidad Salesiana en el Vaticano y responsable de la iniciativa, a dos SDB, a los operadores de la agencia y a los animadores voluntarios, colaboraron dos Hijas de María Auxiliadora: sor Carmen Mea de la Comunidad S. Juan Bosco y sor Tran Thi Them de la Comunidad María Auxiliadora de Roma, de la Inspectoría S. Juan Bosco (IRO).

En el Año especial dedicado a Laudato Sì, la Encíclica del Papa Francesco sobre el cuidado de la casa común, cada semana niños y chicos estuvieron implicados en juegos, actividades recreativas y formativas sobre el tema “Sei dei nostri? Insieme per un mondo migliore”, para acercarlos a la comprensión de la emergencia ambiental y social y para descubrir cuál es el sentido verdadero de ser cristiano y cómo pensar en uno mismo dentro de mundo y de la creación. El objetivo primario era “hacer descubrir la belleza del estar juntos, de compartir pasiones, emociones, sonrisas. Una experiencia donde todos se sientan en casa y donde los pequeños aprendan de los mayores”.

Las FMA narran la experiencia:

FMA Estate Ragazzi Vaticano 2021

“Cada día los niños y los muchachos, durante la hora de la actividad formativa, han conocido un tema de ecología mediante vídeo, representaciones teatrales, juegos, historias y relatos con el fin de estimular a los chicos sobre las temáticas ambientales y llevarlos a reflexionar sobre cómo cada uno de nosotros está llamado a cuidar de lo creado a través de pequeños gestos que hacen la diferencia. (…) Cada viernes, por turno, los niños y los muchachos llegan a la zona de los jardines vaticanos, llamada “del bosco”, y han plantado un acebo, recuperando el contacto con la naturaleza circundante. En cada acción, los chicos se dejaron involucrar y se mostraron interesados”.

Sor Thi Them: “Hemos vivido la experiencia en un clima de familia, en una relación de reciprocidad y de colaboración, donde cada uno se ha sentido libre de dar lo que tenía. Respecto a los objetivos educativos, (…) me ha sorprendido la comprensión que tienen los niños de  5 a 7 años de la realidad del ambiente en que viven, de la capacidad de aplicar al ambiente algunas reglas aprendidas por medio del juego. La participación de todos los chicos en las actividades – oración, juego, talleres – ha sido positiva. Esperamos que todo lo que los chicos han escuchado y realizado en estos días de diversión lo pongan en práctica en la vida”.

Sor Carmen: “Yo estaba sobre todo con los chicos de la escuela media, y me ha sorprendido lo abiertos que estaban a cualquier propuesta, actividad formativa y recreativa, cómo han aprendido, en poco tiempo, a acogerse unos y otros. Me ha conmovido verlos cada viernes dejar el Aula Paolo VI llorando porque nunca volverían a ver a algunos amigos, o porque tenían que salir de un lugar familiar. (…) Creo que se han sentido de verdad en casa, y esto también por la riqueza que hemos puesto en juego cada uno de los voluntarios, religiosos, animadores y responsables de las Asociaciones. Conmigo me llevo la alegría de los chiquillos y muchas competencias observadas y aprendidas en esta bella aventura”.

El Estate Ragazzi en el Vaticano para las dos FMA ha sido también una experiencia de compartir la fe y de testimonio vocacional:

Sor Thi Them: “Hablar de fe no es siempre fácil. (…) Los niños me han preguntado lo que tiene que ver con su realidad cotidiana:  la actualidad, la familia, la fe. Los chicos mayores, han hecho preguntas sobre la vida consagrada. Hablando con los animadores sobre la vida religiosa, me doy cuenta de sus talentos y los animo, intentando  hacerlos  conscientes de los dones recibidos. Los jóvenes son generosos y desean ponerse al servicio de los otros, poseen capacidades artísticas y están en condiciones de conducir un grupo. Lo que he compartido es esencialmente la vida, en la cual Dios está presente, la comparte con nosotros y a través de nosotros hace       que el otro se sienta amado”.

Sor Carmen: “Los chicos, si se hacen protagonistas de lo que viven y son tratados como adultos, saben cómo corresponder a tu confianza en ellos, superando incluso   las expectativas de los adultos. Ellos mismos, en las relaciones, han expresado el cansancio y el temor de no ser siempre considerados como les gustaría. En muchas ocasiones se han demostrado excepcionales; como ejemplo, en la Celebración Eucarística organizada por ellos y precedida de algunos encuentros de preparación y de la Confesión, a la cual se han adherido muchos. La seriedad con que han participado en la Celebración, donde cada uno se ha convertido en un pequeño protagonista, ha hecho que viviésemos un momento de fraternidad y amistad”.

Fuente: www.fmairo.net

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