Roma (Italia).  El 29 de octubre de 2022 se cumple el 50° aniversario de la Beatificación de Don Miguel Rua. Célebres son las palabras de la homilía de San Pablo VI, el 29 de octubre de 1972:

“¿Quién es Don Rua? Es el primer sucesor de Don Bosco, Santo Fundador de los Salesianos. ¿Y por qué ahora Don Rua es beatificado, o sea glorificado? Es beatificado y glorificado precisamente porque es su sucesor, es decir, continuador: hijo, discípulo, imitador; él hizo como otros bien conocidos, pero primero entre ellos, del ejemplo del Santo una  escuela, de su trabajo personal una institución extendida, se puede decir,  sobre toda la tierra; de su vida una historia, de su regla un espíritu, de su santidad un tipo, un modelo; hizo de la fuente una corriente, un río”.

De aquel río forman parte también las Hijas de María Auxiliadora que, como ilustra sor Grazia Loparco, Profesora de Historia de la Iglesia y de Historia del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora en la Pontificia Facultad de Ciencias de la Educación “Auxilium”, en Don Rua encontraron un “Padre”.

Don Michele Rua (1837-1910) fue quizás el hijo de mayor confianza y después el sucesor de Don Bosco que había compartido desde el principio la misión de su padre y todo el proyecto madurado en el tiempo para la salvación de las almas, por medio de la educación de los jóvenes y de las jóvenes de las clases populares. Propiamente la fidelidad al fundador lo mantuvo siempre atento al Instituto, a su desarrollo, a la formación de las FMA como educadoras, abiertas a obras inéditas y a colaboraciones con variadas instituciones, consolidando las presencias en muchos Países. A su discreción y afecto sincero correspondía la confianza total de Madre Caterina Daghero y de las otras, que lo reconocían realmente como “Padre”, prolongación de don Bosco. Sus sabios consejos fueron preciosos para alimentar “el espíritu del Instituto”.

Entre sus cartas a las FMA, publicadas en el 2010, se lee: “Las Hijas de María Auxiliadora, en todas partes donde se encuentren, merecen y tienen todas mis solicitudes. ¡Cuánto papel juegan en las obras inspiradas por D. Bosco! […] Amaos todas unas a otras y todas amad visceralmente a las queridas chiquillas confiadas a vosotras” (Carta a las FMA de Barcelona, Turín, 11 de abril de 1890).

Animando de manera particular el oratorio festivo en cada casa, como carácter distintivo salesiano (a menudo las Casas estaban de acuerdo y no todos los propietarios aceptaban que las habitaciones se usaran para otras obras), recordaba que en aquellos tiempos de desorientación moral,   las chicas “sin embargo serán felices si encuentran una Hermana que se consagre con caridad paciente, prudente y diría materna al bien de ellas. Entonces sentirán que tienen una guía deseada, una consejera fiel” (Introducción al Elenco general del Instituto FMA, 1895).

Con ocasión del centenario de la muerte de don Rua, los estudios efectuados por la ACSSA (Asociación de los Amantes de la Historia Salesiana) y del Instituto Histórico Salesiano, han dado la oportunidad de profundizar varios aspectos de su colaboración con las FMA, a través de acciones de gobierno, visitas en varios lugares, cartas, encuentros. La documentación encontrada en los archivos ha corregido la imagen tradicional de D. Miguel Rua, pintada como fiel a la Regla hasta el punto de ser bastante rígida. La caridad, en cambio, ha sido su característica dominante también con las FMA.

Entre los momentos cruciales de su gobierno estuvo la separación jurídica del Instituto de la Sociedad Salesiana, impuesta por la Santa Sede en aplicación de las nuevas Normas canónicas del 1901. La fidelidad a don Bosco motivó a las dos familias religiosas como fidelidad a la Iglesia, que era distintiva del Padre y Fundador común. Si ya no era el Superior oficial, conservando lo esencial, permaneció Padre, pronto al consejo y a la ayuda, prudente en pedir la colaboración de las FMA en los colegios y en las casas de formación masculinas. De esta manera logró conservar, junto con Madre Daghero, el único rostro salesiano al servicio de la educación. La erección canónica de las Inspectorías, con el inicio del funcionamiento regular de los consejos, noviciados y economato, acompañó el desarrollo de las FMA como un Instituto internacional, con un gobierno autónomo.

A 50 años de la Beatificación de Don Rua, y en el 150º de la Fundación del Instituto FMA, se siente aún vital su aportación a consolidar las raíces de un árbol que debía conservar la identidad, adaptándose al cambio de estaciones y de ambientes. 

2 COMENTARIOS

  1. Grazie per questa commemorazione del Beato don Michele Tua. A lui affido la mia fedeltà al carisma del Santo Fondatore e quella di ogni FMA del mondo. In particolare lo prego perché in ogni nostra comunità cresca e si irrobustisca lo Spirito di famiglia con una più viva carità fraterna e la comunione

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