Torre Annunziata (Italia). Ha tenido lugar en la Casa de Espiritualidad “Villa Tiberiade” en Torre Annunziata en la Inspectoria “Madonna del Buon Consiglio” (IMR) el encuentro de las FMA del 25º y 50º aniversario de Profesión religiosa. Ha sido una bella ocasión para gozar de la intimidad de la plegaria, del recogimiento, de la fraternidad más exquisita; de gozar cada detalle de esta jornada y media de espiritualidad. Tres han sido los momentos que han enriquecido esta experiencia: la lectio de Don Alessandro Valentino, la Celebración Eucarística en el Santuario de la Virgen del Rosario en Pompeya y la profundización de las Constituciones con la Inspectora Sr. Mara Tagliaferri.

Don Alessandro nos ha sumergido en una lectura novedosa del libro de Rut, una joya narrativa y un descubrimiento teológico: el Evangelio en femenino, a cuya luz se ha repensado la propia historia, el camino de la fidelidad de una amistad, siguiendo a dos espléndidas mujeres, Noemi y Rut, la primera que vive la amargura con dulzura, que conoce el dolor del exilio en una tierra extranjera, donde experimenta a Dios como el todo de la vida y recibe en don la fecundidad inesperada de Rut. Una historia de amistad entre Rut y Noemí concentrada en los versículos que conocemos de extraordinaria emoción: “Porque donde tú vayas, yo iré; donde habites habitaré; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras moriré y allí seré enterrada. Que el Señor me dé este mal y añada este otro todavía si no es tan solo la muerte lo que nos ha de separar.” (Rt 1, 16-18). Gracias a tal insistencia Noemi comprende qué don era Rut para su vida y así parten juntas para su viaje.

La celebración Eucarística en Pompei, en el Santuario de la Madonna del Rosario donde se ha tenido la posibilidad de estar cerca del altar, y gozar de aquella intimidad que de privilegio se convierte en responsabilidad porque el don se hace aún más consciente.

Sr. Mara en su intervención profundizó las Constituciones, releyendo algunos artículos a la luz de la categoría de la Alianza, para apreciar el rol de brújula en la propia vida, de gustar el valor de la misma desde el Evangelio traducido salesianamente en lo cotidiano.

Ha sido una pequeña pero significativa pausa en preparación a esta nueva etapa vocacional que son los 25 y 50 años de profesión religiosa.

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