Roma (Italia). Del 11 al 13 de febrero de 2022 en  Ariccia (Roma), en la Casa de espiritualidad Divin Maestro, 11 FMA Junioras y 16 FMA de votos perpetuos hasta los 10 años de Profesión de la Visitaduría RMC y de Casa Generalicia vivieron un encuentro  formativo. Estaban presentes sor María del Carmen Canales, Superiora de la Visitaduría Maria Madre della Chiesa (RMC), sor Anna Maria Trotti, Vicaria, y sor Teresa de Jesús Rubio García, Directora de la Comunidad Madre Angela Vespa.

Durante estas jornadas, las FMA Junioras reflexionaron sobre la generatividad en sí misma, en la Comunidad y en la misión, mientras las FMA perpetuas sobre el tema “La pobreza evangélica”.

El encuentro comenzó con una Celebración introductoria, seguida del saludo de sor María del Carmen, que invitó a leer las temáticas en la óptica del Capítulo General 24º y, considerando la gran vitalidad que ha tenido el Carisma en estos 150 años,   comprometerse a tenerlo vivo en el día a día.

El 12 de febrero las Junioras tuvieron una jornada intensa de formación sobre la generatividad a partir de las Constituciones del Instituto FMA, considerando este aspecto en los artículos que se refieren a los Votos, la vida de oración, la vida fraterna, la misión y la formación.

A continuación, sor Maria Ko, FMA, Profesora de Sagrada Escritura en la Pontificia Facultad de Ciencias de la Educación “Auxilium” de Roma, tuvo una lectio sobre el texto del Evangelio de Marcos 6,30-44, destacando la pregunta de Jesús ¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.” (Mc 6,38).

Las jóvenes FMA después escucharon a sor Nilza Fatima de Moraes, Consejera general para la Formación, que retomó el versículo del Evangelio diciendo:

“Esta página evangélica es un verdadero y auténtíco desafío para nosotras: ¿cómo ser panes, cómo ser bálsamo para las muchas heridas de nuestros días? En lugar de deshacerse de esta “molestia”, Jesús pedirá también a los discípulos que se hagan cargo de ella: “Vosotros mismos dadles algo de comer”.

Jesús nos pide que participemos en su compasión con lo que somos, con nuestras pobrezas reales: lo que importa no es lo que poseemos o podemos dar, sino hasta qué punto estamos dispuestas a involucrarnos. Para Jesús no es un problema nuestro poco, que abandonado a sí mismo, o retenido por miedo, puede convertirse en miseria. Si se lleva a la oración y a la bendición de Cristo, a la amplitud de sus manos que no saben hacer otra cosa que partir y distribuir, se multiplica y comparte la riqueza”.

Por la noche, las FMA tuvieron la oportunidad de pasar un buen momento de presentación, diálogo y escucha con sor Nilza.

“El Capítulo General 24º interpela en clave generativa la misión” fue otro tema presentado a las Junioras por sor María del Carmen Canales, que hizo una lectura de las Actas del Capítulo en clave pastoral.

Las FMA perpetuas, que por la mañana compartieron con sor Maria Ko el tema “Una viuda echó dos pequeñas monedas”, con una lectio sobre el texto de  Mc 12,41-44 y Lc 21,1-4, por la tarde releyeron la experiencia de algunas FMA significativas en la historia del Instituto y buscaron los criterios para vivir la pobreza en la concreción del hoy.

En la última jornada, después de la Celebración Eucarística dominical, sor María Teresa Espinosa, Maestra de las Novicias del Noviciado internacional Maria Ausiliatrice de Castelgandolfo (Roma), habló a las Junioras de la generatividad consigo mismas y en Comunidad. Las hermanas perpetuas dialogaron sobre los artículos de las Constituciones referentes a la pobreza, a la escucha de la propia experiencia, de la propia realidad y reflexionando sobre los elementos irrenunciables de este voto.

Para las jóvenes FMA fueron unos días fecundos de plegaria, de reflexión personal, de diálogo y de compartir, alegrados con momentos de recreo gozoso y espontáneo. Una de las Junioras comparte sus impresiones:

“Me he sentido interpelada por la pregunta de Jesús, “¿Cuántos panes tenéis? Id a ver”. Para vivir y crecer en la generatividad, es importante escuchar y meditar la Palabra de Dios, que me ayuda cada día a mirar dentro de mí para encontrar cuántos panes tengo para dar. Además, he tenido la alegría de encontrarme con otras nuevas hermanas, de estar junto a ellas para compartir y crear nuevas relaciones. Doy gracias de corazón por esta oportunidad formativa”.

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