Roma (Italia) “Semana de residencialidad” es el apelativo que las Novicias del Noviciado internacional “Sr. Teresa Valsè Pantellini” de Roma, Inspectoría Romana San Giovanni Bosco (IRO), han dado a este tiempo de cuarentena prolongado que se encuentran en casa viviendo a causa de la pandemia. Se trata de un tiempo particular, que permite ralentar el ritmo ordinario y redescubrir algunos aspectos de la vida comunitaria.

Diversas actividades marcan el ritmo de las jornadas: la plegaria, el estudio, las lecciones online, pero también las que encontraban menos espacio, como la costura, la jardinería, la limpieza más cuidada de los ambientes, el deporte.

Hay momentos particulares que señalan la semana: uno es la adoración de cada miércoles por la tarde, vivida como signo concreto de vecindad a los enfermos, a los médicos, a los enfermeros y a todos los que viven este período con mayor cansancio.  Después está la respuesta a las peticiones de plegaria del Papa Francisco, que hacen sentirse en camino con toda la Iglesia, unidos para implorar el fin de la epidemia. Las Novicias además han acogido l’invito della Madre Generale  sr. Yvonne Reungoat, a rezar cada día la Novena a María Auxiliadora, para confiar a Ella,  madre  de todo ser humano,  todos los que padecen y sufren.

Otra cita, iniciada como flash-mob y continuado como momento de animación para los vecinos de los edificios circundantes, es el de las 18 horas, diario, en el que, desde la terraza del último piso las novicias cantan alguna canción típica italiana. La terraza se transforma alguna noche también en lugar para la plegaria del rosario a la cual se unen los mismos vecinos que desean participar: cada uno pone como signo de esperanza una luz en su propia ventana o terraza y, en un clima de silencio y de oración, se vive este momento particular de confianza en María. Son ocasiones para hacer apostolado de manera distinta y hacerse más vecinas de la gente de Roma, que la rutina cotidiana difícilmente  permite aproximar. Gracias a este tiempo, las novicias están redescubriendo, personalmente y como comunidad, qué es lo verdaderamente esencial ,y experimentan que las relaciones cotidianas- entre ellas, el apostolado en la escuela – no se dan por descontadas, sino que ayudan a dar un renovado sentido a la misión. Una vez vueltas a la normalidad, se podrá hacer tesoro de los pequeños pasos y de las opciones  vividas en este período que para muchos es fatigoso, pero también especial.

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