Castelgandolfo (Italia). A las FMA, SDB, grupos de la Familia Salesiana, miembros de las Comunidades Educativas de todo el mundo, llegue la noticia de la partida para el Paraíso de la Queridísima Madre Antonia Colombo. Estamos agradecidas por su vida, preciosa a los ojos de Dios, preciosa para cada FMA, para laicos y jóvenes, para cada una de nosotras.

Sigue la comunicación oficial de Madre Yvonne Reungoat, Superiora general del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, con el perfil de la Queridísima Madre Antonia Colombo.

Queridísimas hermanas,

la tarde del 1º de julio de 2019, desde la Casa “Maria Ausiliatrice” de Sant’Ambrogio Olona (Varese), el Señor de la Vida y de la Santidad ha introducido en la Pascua eterna a nuestra queridísima Madre Antonia Colombo, Superiora general emérita. Nacida en Lecco el 12 de abril de 1935, profesó en Contra de Missaglia (Lecco) el 6 de agosto de 1959, perteneciente a la Inspectoría Lombarda “S. Familia” – Milán.

Madre Antonia nació en una familia rica de afecto, de laboriosidad y de fe. Tenía un solo hermano, seis años mayor que ella, que el Señor llamó a sí el 1º de noviembre de 2018. La familia habitaba en el mismo edificio en que el papá tenía el laboratorio y la tienda de “saddler”. La mamá era una mujer sabia, de gran amor y sólida fe. Siempre decía: “Lo que el Señor nos pide nunca es demasiado.”

La paz del lago de Como y la aspereza de las montañas circundantes, que Madre Antonia tanto amaba, contribuyeron a modelar su temperamento dulce y fuerte a la vez. Éstas son las raíces de su equilibrio y de la rectitud que siempre distinguieron su modo de ser y de actuar.

Conoció a las FMA en el oratorio de Lecco y le atrajo su estilo educativo y su alegría. Por esto quiso inscribirse en su escuela media, recién abierta en la ciudad. Después pasó a la escuela pública para la preparatoria clásica, pero continuó frecuentando el oratorio como animadora de las pre – adolescentes. Se matriculó en la Universidad Católica de Milán y, como ella misma escribiría, escogió la Facultad de Jurisprudencia para “ser abocada y ayudar a las personas más pobres a defender sus derechos humanos. Pensaba, en aquel tiempo, en la elección profesional que me permitiese realizar una tarea social al servicio de las personas más necesitadas, especialmente de las jóvenes que viven en un contexto familiar pobre o con riesgo moral.”

El encuentro con la Inspectora, sor Margherita Sobbrero, la ayudó a dar respuesta a sus profundos ideales. Le hizo la pregunta: ¿Cuándo vendrás con nosotras?” Desde hacía tiempo Antonia pensaba en ello y entonces decidió la fecha para entrar en el Instituto. Los padres no se esperaban esta elección y sufrieron por ello, pero el hijo Aquilino los ayudó a comprender y a admitir la vocación religiosa de Antonia.

El 8 de abril de 1956 llegó al Aspirantado de Truiggio donde se insertó en un grupo de mujeres jóvenes que como ella deseaban seguir a Jesús dedicándose a la educación de las muchachas. La asistente, sor Orsolina Ardissone, que había sido colaboradora de don Ferdinando Maccono, le abrió los grandes horizontes de nuestra Familia religiosa y la llevó a amar a madre Mazzarello. Vivió después el período del postulantado en Milán en vía Bonvesin, pero continuó estudiando, haciendo los exámenes en la Universidad y redactando la tesis.

Después del noviciado en Contra de Missaglia, emitió la profesión religiosa el 6 de agosto de 1959 y en el mismo año consiguió la licenciatura en Jurisprudencia. En Turín en el Instituto internacional de Pedagogía y Ciencias religiosas enseñó Derecho durante un año. Del 1960 al 1963 en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) estudió Psicología aplicada licenciándose en 1963. Desde dicho año hasta el 1989 fue profesora y después Presidenta de la Pontificia Facultad de Ciencias de la Educación “Auxilium” primero en Turín y después en Roma. Su aguda inteligencia y su riqueza cultural y espiritual contribuyeron al desarrollo de nuestra Facultad y sobre todo a la profundización de los estudios sobre la educación de la mujer y sobre el rostro mariano del Instituto, que con María, en la Iglesia y en el mundo actual, está llamado a promover la cultura de la vida.

En 1989 fue nombrada Inspectora de la Inspectoría Meridional “Suor Teresa Valsé Pantellini” (IME) con sede en Taranto. El año después en el Capítulo general XIX fue elegida Consejera general Visitadora y en el sucesivo Capítulo general XX del 1996 fue elegida Superiora general del Instituto, después reelegida por un segundo sexenio en 2002. En su magisterio, con claridad y parresia evangélica, subrayó particularmente la cultura de la vida y la promoción de la mujer joven en su dignidad. En su animación Madre Antonia favoreció el compromiso por una ciudadanía activa y promovió una modalidad circular de animación, como condición para valorizar los recursos de cada persona y como testimonio de comunión. Animó a las comunidades educativas a ser laboratorios de vida y de reciprocidad a través de las relaciones educativas. Sostuvo la importancia de educar al valor de la solidaridad para contribuir a construir una convivencia humana en el signo de la civilización del amor y de la paz enraizada en los valores del Evangelio. Testimonió la radicalidad del seguimiento de Jesús centro de su vida, fuente de la serenidad que irradiaba en torno a sí y de la fecundidad de su misión en el Instituto.

Humanizar la cultura y las relaciones a la luz del mensaje de Jesús y del carisma salesiano no fue un eslogan para madre Antonia, sino un preciso compromiso que identificaba su misión de Madre y de guía formativa. En su líneas de animación y de gobierno, que confluían en las circulares mensuales, están presentes orientaciones claras que guían hacia la profundización de los documentos de la Iglesia universal y a la lectura del contexto actual, conscientes que en la sociedad globalizada e interdependiente toda elección tiene resonancias mundiales.

Terminado en 2008 su servicio a nivel central del Instituto, su salud dio un giro y ella estuvo durante casi un año en Casa generalicia. Se sometió a una intervención quirúrgica y, después de las curas necesarias, fue nombrada Directora en la Casa “Madre Ersilia Canta” (Roma). Terminado el trienio, estuvo aún en Casa generalicia por motivo de su precaria salud que requirió otras intervenciones quirúrgicas debido a la extensión del tumor. Se insertó en comunidad como una hermana humilde, agradecida por cada pequeño gesto de atención en sus relaciones; dependiente en todo, pero no pasivamente sumisa; libre y directa, como había intentado enseñar a las FMA del mundo.

Colaboraba en la revisión de los perfiles biográficos de las hermanas difuntas, se dedicaba con gusto a la lectura e intensificaba la plegaria. Se había vuelto “toda plegaria”, no solo porque pasaba largos tiempos ante el Señor en la capilla, sino porque su mirada luminosa se trasladaba a un más allá, donde el diálogo con Dios persiste y es siempre más intenso y profundo. Nos invitaba también a nosotras a rezar con ella con su oración preferida: ““Volo quidquid tu vis… quomodo tu vis, quando tu vis, quia tu vis”.(Quiero lo que tú quieres…como lo quieres, cuando lo quieres y porque tú lo quieres).

Al comienzo de su mandato, en su primera Circular, Madre Antonia había escrito: “Entro en cada comunidad con temor y con alegría” (n. 785). De puntillas y en silencioso amor ha terminado su misión, dando a quien se encontraba con ella el testimonio de una feliz Hija de María Auxiliadora, en serena adhesión al designio de Dios.

En la casa de reposo de Sant’ Ambrogio Olona (Varese), en estos últimos años ha vivido la purificación y la extinción de la enfermedad que la ha privado de su feliz memoria, pero no de la finura de las relaciones, de la sonrisa luminosa, de la atención delicada a las personas y de las expresiones de gratitud que brotaban espontáneas de sus labios, signo de un corazón lleno de paz y habitado por la presencia de Dios.

La tarde del 1º de julio de 2019, Madre Antonia ha alcanzado la meta y ahora nos la imaginamos feliz en la alegría de Dios para siempre.

Recordamos aquel versículo de la liturgia que Ella había hecho suyo y que la acompañaba siempre: “¡Que yo te conozca íntimamente, oh Cristo! ¡Y, que tu compañera en la pasión, pueda resurgir contigo!”

Suor Yvonne Reungoat, Superiora general del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora

El funeral se celebrará el 3 de julio, en Milán, en la Iglesia de la Parroquia Salesiana “S. Agostino”, a las 12.00 h. El cuerpo será enterrado en el cementerio de Nizza Monferrato.

 

N.B. Puedes dejar un recuerdo tuyo, un testimonio tuyo en los comenarios…

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