Calambrone-Tirrenia (Italia). Del 31 de octubre al 3 de noviembre de 2019 se desarrolló el Capítulo Inspectorial de la Inspectoría “Señora del Buen Consejo” (ILS).

“El Capítulo Inspectorial es una convocatoria que viene del Padre y nosotros somos Inspectoría Señora del Cenáculo. Estamos aquí convocadas en un nuevo Cenáculo donde, con María, deseamos esperar al Espíritu Santo que llegará a cada una de nosotras de maneras distintas y nuevas. Me satisface pensar en esta sala como la “del piso superior” en el cual el Espíritu Santo llegará a cada una. ¿Estamos dispuestas a dejar campo libre al Espíritu Santo, a dejarle la dirección completa de esta experiencia? Pregunto: ¿estamos de verdad dispuestas?” Con estas palabras, la Inspectora sor Carla Castellino abrió el Capítulo Inspectorial ILS.

Después de la plegaria inicial, los trabajos se iniciaron en la línea de la primera fase del discernimiento llevado a cabo en el Sínodo de los Jóvenes, o sea la de reconocer. La relación de la Inspectora ofreció una relectura del camino inspectorial de los últimos seis años de la cual se pueden extraer los desafíos emergentes y los caminos para continuar el camino.

La celebración solemne de las primeras vísperas de la Solemnidad de todos los Santos introdujo el Evangelio que guiará el Capítulo General XXIV con los signos del agua y del vino. El agua representó el ofrecimiento de todas las situaciones de sufrimiento personales y comunitarias, y el vino la contemplación del milagro de un agua que en las manos de Cristo se convierte en vino nuevo para todos.

Por la tarde se afrontó la fase del interpretar. El profesor Raffaele Mantegazza ofreció a la asamblea compuesta por 65 FMA, 2 novicias y 20 jóvenes y laicos, una relación sobre el tema del CG XXIV: “Comunidades generativas de vida en el corazón de la contemporaneidad”. Concluimos la jornada ofreciendo al Señor cuanto habíamos escuchado y reflexionado, en la Celebración Eucarística celebrada por el Inspector ICC, Don Stefano Aspettati.

La segunda jornada con los laicos, se abrió con la escucha de algunas experiencias significativas que ofrecieron a la reflexión capitular los elementos de generatividad posibles también para las comunidades:

Hermanas Operarias SCN,  que desean ofrecer a los jóvenes un lugar de conocimiento de la vida religiosa. De ellas mismas, escriben: “La comunidad Nazaret nace como centro juvenil de la Congregación de las Hermanas Obreras y se convierte, con la llegada de las primeras aspirantes, en casa de primera formación para aspirantes y postulantes. En la comunidad las jóvenes y los jóvenes pueden compartir la vida en cualquier hora o en cualquier mes. Quien está en comunidad, junto al propio trabajo o estudio, colabora con todas las actividades de pastoral y con la gestión de la casa”. Entre los elementos de generatividad que los presentes identificaron, encontramos: una realidad poco estructurada que permite mayor apertura y flexibilidad, compartimiento, simplicidad, atención a la persona, experiencia de casa y de familia, relaciones e informalidad.

Consorcio CHARIS, que se pone al servicio de las Órdenes Religiosas y de los otros Entes Eclesiales, con el fin prioritario de valorizar y sostener su directa gestión de las obras a favor de personas más frágiles y contribuir así a valorar los Carismas originarios. Los elementos de generatividad detectados por los presentes fueron: la fuerza que viene de la red constituida entre congregaciones y laicos, una escucha abierta de la realidad, la valoración de laicos competentes para la gestión de las obras, la posibilidad en encuentro y trabajo conjunto en la gratuidad, el encuentro entre carismas diversos y la idea de que el carisma es de todos, si bien con facetas diversificadas.

La reflexión sobre el modelo de comunidad ofrecido por la experiencia de Elba del Vicino, experiencia nacida en la Inspectoría en un proceso de resignificación de una presencia en la dinámica de una conversión pastoral. El modelo de comunidad propuesto, una comunidad amplia, hecha de FMA y laicos casi nunca residentes en Rio Marina, se caracteriza como experiencia de “comunidad puente”, en que la participación a niveles distintos de distintos sujetos y la gestión corresponsable y participada de tres organizaciones distintas (Inspectoría, CIOFS-FP Toscana y Cooperativa Vedogiovane) contribuye a hacer sostenible y significativa esta realidad desde distintos puntos de vista. Los elementos de generatividad apreciados por los presentes son: la centralidad de la misión, que lleva al grupo a reflexionar, reelaborar y redefinir el modelo de comunidad, una experiencia de pedagogía de ambiente reconocible por los vecinos y por los “lejanos” (= de los que no conocen el carisma salesiano), fuerte implicación de las instituciones y de las agencias educativas del territorio, oferta de propuestas y sugerencias específicas también a los que vienen sólo por un período limitado al Elba del Vicino.

Experiencia de colaboración de algunas realidades con la Iglesia local: Parroquia de Formigine (MO), Diócesis de Reggio Emilia, y Zona Pastoral de Cento (Diócesis de Bologna). En estas tres realidades, la colaboración con la Iglesia local es fuerte. De los tres testimonios, los presentes han evidenciado los siguientes elementos de generatividad: el valor de la colaboración y de la estima recíproca, la apertura más allá de los muros de nuestras casas, el intercambio significativo de competencias, una posibilidad mayor de escucha profunda del territorio partiendo de sus necesidades y de sus recursos, una mayor libertad de no sentirnos “maestros”, un intercambio fecundo entre educadores y entre educadores y jóvenes, la posibilidad de caminos formativos con jóvenes, la posibilidad de poner al servicio de la Iglesia local nuestro carisma, el tiempo de estar con los jóvenes y entre la gente, estructuras no de propiedad que favorecen constitutivamente una fuerte red con el territorio.

Después de este trabajo de conocimiento, escucha y síntesis en torno a los elementos de generatividad, se ofreció al Señor la riqueza del compartir, en la Celebración Eucarística celebrada por el Inspector ILE, Don Giuliano Giacomazzi.

Después siguió la conclusión del trabajo con los laicos para contribuir a la definición del documento final y un ulterior tiempo de reflexión y de trabajo, solo con las FMA, directamente sobre el borrador del documento.

La última jornada de Capítulo se inició con un intenso momento de plegaria y adoración eucarística para confiar al Señor el trabajo hecho y la aprobación del documento final para presentarlo al Capítulo General XXIV.

Al final de la plegaria introductoria, permanecieron en la asamblea sólo las FMA delegadas de las comunidades y de la Inspectoría, los miembros del Consejo Inspectorial y la Inspectora para discutir y aprobar el documento final retocado en base a las observaciones y reflexiones ofrecidas por los trabajos de grupo. Al terminar  el momento asambleario y después de la votación del documento, se procedió a la elección de la delegada al Capítulo General.  De la votación resultó elegida Sor Monica Lamandini.

La Celebración Eucarística conclusiva, celebrada por Don Francesco Marcoccio, Vicario Inspectorial de la ICC, presente en todas las jornadas, permitió entregar a Dios el rico trabajo de estos días. Preciosa, en esta línea, fue la homilía de Don Francisco que, releyendo la Palabra de Dios del día indicó algunos rasgos de generatividad: la compasión y la indulgencia subrayados en la primera lectura; la mirada de Jesús que busca a Zaqueo; el llamar por el nombre, que restaura la dignidad y crea la relación. Como conclusión el mensaje de la Inspectora sor Carla que recordó que como delegadas, cada una ha sido enviada por la propia comunidad al Capítulo, y ahora es la Asamblea Capitular la que manda a las comunidades para transmitir la experiencia y entrar en profundidad en el contenido de cuanto se ha vivido conjuntamente.

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