Roma (Italia). El 11 de febrero de 2021, memoria de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes, se celebra la XXIX Jornada Mundial del Enfermo. Es un “momento propicio para dedicar una especial atención a las personas enfermas y a las que las asisten, tanto en los lugares  de atención como dentro de las familias y comunidades” ” (Mensaje del Papa Francisco para la XXIX Jornada Mundial del Enfermo).

El tema de este año es:”Uno solo es vuestro Maestro y vosotros sois todos hermanos” (Mt 23,8). La relación de confianza que está en la base del cuidado de los enfermos, es una invitación a vivir la fraternidad universal, dejándose involucrar en el sufrimiento del hermano/hermana, haciéndose cargo de ello en el servicio.

El tiempo de la pandemia de Covid-19 ha hecho a las personas aún más frágiles y vulnerables, pero al mismo tiempo “ha puesto al descubierto también la dedicación y la generosidad de trabajadores sanitarios, voluntarios, trabajadores y trabajadoras, sacerdotes, religiosos y religiosas, que con profesionalidad, abnegación, sentido de la responsabilidad y amor al prójimo han ayudado, cuidado, confortado y servido a muchos enfermos y a sus familiares”.

Numerosas son las comunidades religiosas castigadas por el Coronavirus. También el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora está llamado al cuidado de las hermanas, sobre todo ancianas, en las Comunidades más castigadas por el Coronavirus. La disponibilidad generosa de las Hijas de María Auxiliadora ha favorecido el cuidado familiar y atento a la sensibilidad de las hermanas. El aspecto relacional es fundamental y permite acompañar a la persona enferma en el camino de curación, “gracias a una relación interpersonal de confianza-“

Sor Erica Giuliano, FMA de la Comunidad de Turín Maria Ausiliatrice – Inspectoría de Piamonte y Valle d’Aosta (IPI) – desde noviembre de 2020, con otras FMA está comprometida en la asistencia a las hermanas ancianas de las Comunidades piamontesas enfermas de Covid-19. De su testimonio emerge la necesidad del cuidado amoroso y de cercanía: hacia las hermanas ancianas y en las relaciones FMA y personal  auxiliar laico que desarrollan el servicio de asistencia.

“Entré en esta realidad como en la corriente de un río en plenitud, porque había que cuidar de todos y de todo. Es importante entender, comprender, acoger, ayudar  y afrontar el sufrimiento y el cansancio también del lockdown. Todas las hermanas tienen muchas necesidades, sobre todo las enfermas y ancianas que ya padecen otras patologías. Algunos detalles tienen más valor que una terapia, como el cuidado de la comida, o la atención a los detalles de la habitación, para que puedan experimentar el espíritu de familia.

En la atención al personal de enfermería, es importante una mirada a todos, una palabra, compartir un café, decirse gracias, apoyarse. Es importante decir palabras positivas, de ánimo, con los médicos, con los laicos que vienen a echar una mano. Tienes que ayudar a las hermanas a no “dejarse  llevar” y estar cerca de ellos.

 La disponibilidad para esta misión nació delante del altar de Don Bosco, en la Basílica:  sentí la llamada como en tiempos del cólera, la fuerza con que don Bosco prometía – y promete cada día – que si confío en María Auxiliadora puedo servir a las hermanas. Antes de cada salida hacia una Comunidad, estoy ante un don Bosco y le pido tener la confianza que él tenía en María Auxiliadora, de llegar a las hermanas con las manos, el corazón, la oración.

Siento la cercanía y la fidelidad de muchas hermanas y, a las que acompaño “a ir al Paraíso”, confío mi vocación, las vocaciones, las familias y los jóvenes.”

La Jornada Mundial del enfermo es ocasión para expresar la gratitud a Dios por todas las FMA, por los laicos y jóvenes que han escogido ser cercanos, haciéndose cargo de las heridas de los que en este tiempo son más vulnerables.

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