Roma (Italia). El 14 de noviembre de 2021 se celebra la 5a Jornada Mundial de los Pobres, una cita que el Papa Francisco quiso ofrecer al final del Jubileo extraordinario de la Misericordia del 1016, “para que en todo el mundo las comunidades cristianas sean siempre más y mejor signo concreto de la caridad de Cristo hacia los últimos y los más necesitados”.

En el Mensaje para la Jornada – de título A los pobres los tienen siempre con ustedes (Mc 14,7) – el Santo Padre expresa la invitación “a no perder nunca de vista la oportunidad que se ofrece para hacer el bien”, a reconocer el sufrimiento de los pobres, no el fruto de fatalidad, sino signo concreto de la presencia de Dios entre la gente: “El rostro de Dios que Él revela, en efecto, es el de un Padre para los pobres y cercano a los pobres”.

Como llamados a compartir la santidad del Señor y de su Reino, los pobres “de toda condición y toda latitud nos evangelizan, porque permiten redescubrir de manera siempre nueva los rasgos más genuinos del rostro del Padre”.

Para celebrar la 5ª Jornada Mundial de los Pobres, este año el Papa Francisco hace un gesto significativo: el 12 de noviembre es peregrino a Asís, patria del poverello del cual toma el nombre para su Pontificado: “Y así, vino el nombre, en mi corazón: Francisco de Asís. El hombre de la pobreza, el hombre de la paz… ¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!

En la Basílica de Santa Maria degli Angeli, donde se encierra la Porciúncula, la pequeña iglesia “protegida” por San Francisco, un cofre del tesoro de la espiritualidad franciscana, se reunió con 500 pobres de Umbría y de diferentes partes de Europa y escuchó sus historias de sufrimiento y esperanza, agradeciéndoles su coraje y sinceridad al compartir su testimonio.

“Es hora de que los pobres recuperen su palabra, porque durante demasiado tiempo sus demandas han sido desatendidas. (…) Es hora de que se rompa el círculo de la indiferencia para volver a descubrir la belleza del encuentro y del diálogo. Es hora de reunirse”.

El domingo 14 de noviembre, el Papa presidirá la Celebración Eucarística en la Basílica de San Pedro, con la participación de 2 mil pobres seguidos de diversas Asociaciones de voluntariado del territorio de Roma. Algunos de ellos proclamarán las lecturas y las plegarias de los fieles. Al final de la Celebración se distribuirán comidas calientes a todos los participantes.

Diversas son las iniciativas concretas de apoyo a los pobres promovidas por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización: desde suministros de alimentos y productos de cuidado personal, especialmente para la primera infancia, ofrecidos a 40 hogares familiares en el territorio de la diócesis de Roma, hasta la distribución de 5 mil kits de bienes de primera necesidad para la salud y el cuidado de la persona en cerca de 60 parroquias de Roma, que serán distribuidas a las familias más necesitadas, para apoyar a unas 500 familias con dificultades económicas en el pago de los gastos de gas y corriente eléctrica.

El Papa Francisco, al final del Mensaje, espera una apertura siempre mayor de las Iglesias locales a los pobres, no “como una categoría que requiere un particular servicio caritativo”, sino como parte integrante de las Comunidades:

“Espero que la Jornada Mundial de los Pobres, ahora en su quinta celebración, esté cada vez más arraigada en nuestras Iglesias locales y se abra a un movimiento de evangelización que encuentre en primera instancia a los pobres allí donde se encuentran. (…) Los pobres están en medio de nosotros. ¡Qué evangélico sería si pudiéramos decir con toda verdad: nosotros también somos pobres, porque sólo así seríamos capaces de reconocerlos verdaderamente y hacerlos parte de nuestra vida y un instrumento de salvación!

Las Comunidades Educativas de las Hijas de María Auxiliadora y de las realidades salesianas de todo el mundo celebran la Jornada Mundial con actividades de diversos géneros para hacerse cercanos a las necesidades concretas ligadas a la pobreza del territorio y de las poblaciones castigadas por calamidades naturales y conflictos, con iniciativas creativas y educativas de sensibilización para niños/as, adolescentes y jóvenes y abriendo las puertas de las Comunidades para compartir una comida en fraternidad con los que menos tienen .

“Estamos llamados a tender la mano a los pobres, a encontrarnos con ellos, mirarlos a los ojos, abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el cerco de la soledad. Su mano extendida hacia nosotros es también una invitación a salir de nuestras certezas y comodidades, y a reconocer el valor que la pobreza en sí misma constituye”.

(Papa Francesco)

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