Roma (Italia). El 12 de junio de 2022 se celebra la Jornada Mundial contra el trabajo infantil, instituida en el 2002 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a agencia de las Naciones Unidas que promueve la justicia social y los derechos en el trabajo, con el fin de reclamar la atención de la sociedad civil, en particular de los gobiernos, de organizaciones patronales y de trabajadores, sobre la urgencia de tomar medidas para poner fin a las formas de explotación de niños, niñas y adolescentes en el mundo del trabajo.

El tema de la Jornada 2022, “Protección social universal para poner fin al trabajo infantil”, está propuesto por la OIL en la conclusión de la V Conferencia mundial sobre el trabajo infantil tenida en Durban, en Sudáfrica, en la que el 20 de mayo de 2022 se adoptó el Llamamiento a la Acción de Durban para la Erradicación del Trabajo Infantil che propone una serie de medidas “inmediatas y eficaces” destinadas a combatir el trabajo infantil, en particular sus causas profundas, y a relanzar e intensificar actividades de prevención.

En esta jornada, la OIL hace un llamamiento a los gobiernos para que aumenten la inversión en sistemas y programas de protección social, para proteger a los niños y niñas respecto al trabajo infantil.

Se estima, de hecho, que uno de cada diez niños de entre 5 y 17 años sigue aún realizando trabajo infantil. Según las estimaciones mundiales sobre el trabajo infantil en 2020, había entonces 160 millones de niños y adolescentes trabajando,  de los cuales la mitad estaban ocupados en tareas peligrosas, 112 millones eran los menores empleados en el sector agrícola y persistía el reclutamiento de los niños-soldado.

La crisis económica generada por la pandemia, por los conflictos y por otras catástrofes humanitarias, expone a un mayor número de niños y adolescentes al riesgo de explotación en el trabajo. Sin la adopción de medidas para mitigar el impacto de las crisis, la OIL estima que el trabajo infantil podría aumentar en casi 9 millones antes de acabar el 2022.

La protección social es un derecho humano y un medio para evitar que las familias recurran al trabajo infantil en tiempos de crisis. La pobreza creciente es una de las causas que impulsa a las familias a mandar a los hijos a trabajar antes que enviarlos a la escuela. Según un recente informe reciente de la OIT y de la UNICEF – “El papel de la protección social en la eliminación del trabajo infantil: Evidencias e implicaciones para las políticas” (2022) – la protección social, en apoyo a las familias en caso de dificultades económicas o sanitarias, reduce la pobreza y la vulnerabilidad de las familias, disminuyendo así los factores principales que  impulsan el trabajo infantil,  facilitando la escolarización.

Por medio de intervenciones sobre la instrucción y la formación de los niños y de los adolescentes –  entre los cuales las acciones de prevención del abandono escolar y del trabajo infantil, la adopción de medidas sobre el acceso a la protección social para todos y la implementación de políticas de promoción del trabajo digno para jóvenes y adultos, sobre todo para los de mayor riesgo, se podrá alcanzar el objetivo 8.7 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que se propone poner fin al trabajo infantil en todas sus formas para el 2025.

En el Discurso a los participantes en la Conferencia internacional “Erradicar el trabajo infantil, construir un futuro mejor”, llevada a cabo el 19 de noviembre de 2021, el Papa Francisco destacó la importancia de combatir el trabajo infantil para proteger el presente y el futuro de la humanidad

“El modo en que nos relacionamos con los niños, la medida en que respetamos su innata dignidad humana y sus derechos fundamentales, expresan qué tipo de adultos somos y queremos ser y qué tipo de sociedad queremos construir. (…) El  trabajo infantil es negación del derecho de los niños a la salud, a la instrucción, a un crecimiento armonioso, que comprenda también la posibilidad de jugar y soñar. Esto es trágico. Un niño que no puede soñar, que no puede jugar, no puede crecer. El trabajo infantil roba el futuro a los niños y, por lo tanto, a la humanidad misma. Es una violación de la dignidad humana”.

 El Instituto de las Hijas de María Auxiliadora en la diversidad de los contextos en que está presente en los cinco continentes, está comprometido a garantizar los derechos humanos y a promover el crecimiento integral de niños/as, adolescentes y jóvenes también en situaciones de penuria, a través de obras de acogida y ambientes educativos que favorezcan el acompañamiento y la formación escolar y profesional, hacia un futuro de esperanza para ellos y para sus familias.

La Jornada Mundial de reflexión sobre el trabajo infantil interpele a las Comunidades Educativas del Instituto FMA a prevenir y dar ayuda a  los contextos de penuria promoviendo el derecho a la instrucción y el respeto a la dignidad y los derechos de los menores.

“El trabajo infantil está robando a los niños su futuro” (Tweet di @Pontifex)

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