Roma (Italia). El 8 de diciembre de 2023 se celebra la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, una fiesta querida por la Familia Salesiana y preciosa en la historia del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Para las FMA en camino hacia la gloria de los altares, la presencia de María Inmaculada era una realidad.

El testimonio de la Beata Sor Maria Troncatti es singular: mientras está de viaje hacia Macas, el primer viaje hacia la Selva que será la “patria de su corazón”, acompaña el regreso de la imagen de la “Virgen Purísima de Macas”, venerada en esa zona y que celebra su “fiesta jurada” el 18 de febrero y el 5 de agosto de cada año.

La historia de la imagen se remonta a 1592, pero un incendio la destruyó en 1891. Los habitantes de Macas conservaban en su memoria el recuerdo y la gratitud hacia la Virgen que los había salvado de tantos peligros. En 1924, el Salesiano padre Duroni ordenó al pintor Vivar de Cuenca que realizara un cuadro que fuera una copia exacta del que estaba presente en el convento de la Concepción en Riobamba, el único que se salvó del incendio. Esa copia llegó a Macas con la hermana María Troncatti.

La beata recurrirá a ella en los momentos más difíciles expresando, también así su ser verdadera misionera, capaz de acoger como suya la misma devoción del pueblo al que es enviada.

Ya durante el viaje que debía llevarla a Macas, en noviembre de 1925, Sor María es protagonista de un hecho particular, testimonio de su fe en la ayuda de la Virgen Santa. La expedición misionera – compuesta por cinco salesianos de Don Bosco, cinco FMA (una aún novicia) y 12 ayudantes – llega a pie hasta Méndez, sede del Vicariato, donde se ve obligada a detenerse.

Una hija adolescente de un jefe Shuar, durante un tiroteo entre familias adversas, es herida por una bala. Después de cuatro días, la bala sigue alojada en el estómago: los hechiceros no habían podido hacer nada. Los jefes Shuar, al saber que entre los miembros de la expedición hay una ‘doctora’, acuden a la hermana María diciéndole: “Si la cuidas, te apreciaremos, pero si muere te mataremos”. Un gesto significativo dice que la misma suerte estará reservada a los otros miembros de la expedición.

El Vicario apostólico, el Obispo salesiano Mons. Domenico Comin, la anima: “opérela “¿Con qué instrumentos?” objeta sor María. La Inspectora, la Madre Carolina Mioletti, insiste: “Todos nosotros rezaremos mientras la opera”. La muchacha mientras tanto mira.

Ante la necesidad, Sor María se anima y utiliza lo poco que tiene y toda su fe. Mientras el grupo de misioneros va a rezar, otros la ayudan.

Ante la presencia de toda la tribu que observa lo que hace, pronunciando “Maria Auxilium Christianorum” corta decididamente y la bala sale disparado como empujón desde dentro. Todos se regocijan, dejando el camino libre para ella y los otros miembros de la expedición. Se gana así la estima de los Shuar, de quien será considerada “la bruja más bruja de todas las brujas”.

El 1 de diciembre se ponen de nuevo en camino – 28 personas en total – esta vez ayudados por los Maquenses que se les unen en Méndez. Cuatro días más de camino hasta llegar a Arapicos, donde una comisión vino a verlos y a acoger la reproducción de la “Virgen Purísima de Macas”, que llegó en una de las cajas a la espalda de los portadores.

El último día del viaje a Macas comienza con la Santa Misa. La imagen de la Inmaculada Concepción está colocada sobre un pequeño altar, mientras los presentes cantan con fervor: “Vuelve los ojos, Virgen, llena de misericordia, o mi hermosa esperanza, mi dulce amor, María”.

Al final de la Santa Misa, se lee el texto del sexto día de la novena a la Inmaculada, se reza el Ave María y la procesión se reanuda. A la cabeza de la procesión está la imagen de la Santísima Virgen: se bordea el río Upano y se llega a la confluencia con el Jurumbaino, donde se debe pasar por un puente hecho de vides y troncos, un verdadero peligro. Aplausos y profunda emoción acogen la imagen de la Inmaculada Concepción: ¡algunos lloran, todos se arrodillan!

Sor María nunca olvidará el despertar de aquella mañana del 5 de diciembre, cuando escucha el canto: “Despertad vuestros corazones para alabar a María”. Es el Rosario de la aurora, al que se unen todas las hermanas: costumbre traída a Macas por la maestra Mercedes Navarrete.

La fiesta de la Inmaculada Concepción de 1925 es memorable, el cuadro está decorado con seda blanca y azul, pero la mayor sorpresa es encontrar organizada la Asociación de las Hijas de María, un mérito absoluto de la señorita Mercedes Navarrete.

El 5 de agosto de 1969, veinte días antes de su muerte, Sor Troncatti pide a sor Carlota Nieto que la acompañe a la fiesta solemne de la Inmaculada Concepción en Macas y para darle el adiós… A la Directora de Macas, que la ve llorar, le explica que algo trágico sucedería, pero solo a ella. “No dejaré la misión, mi cuerpo estará a la sombra de la Inmaculada, nadie me tocará”, afirma.

“Confía en la Virgen, hijo mío, hija mía”, repetía siempre la Sor María Troncatti, y hoy deja esta consigna a cada uno y a cada una.

1 COMENTARIO

  1. Io sono innamorata dell’IMMACOLATA e di don Bosco che veramente è stato ed è per gli ultimi, naturalmente al primo posto Gesù grazie a lui abbiamo i Santi.

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