Yakarta (Indonesia). Del 3 al 6 de septiembre de 2024, el Papa Francisco realizó una histórica visita apostólica a Indonesia, un evento que no solo marca un capítulo importante en la diplomacia eclesiástica, sino que también ofreció una profunda experiencia espiritual a la comunidad católica del país. La llegada del Papa trajo consigo una ola de esperanza, ofreciendo a los fieles una oportunidad única para experimentar personalmente el ejemplo de vida que el Papa encarna.

Un profundo impacto espiritual

Para la comunidad católica de indonesia, que representa el 3 % de la población, la visita del Santo Padre representó un momento extraordinario de crecimiento espiritual. De hecho, muchos fieles han descrito la experiencia como una oportunidad para fortalecer su fe y encontrar inspiración en los mensajes del Pontífice sobre temas como la compasión, la fraternidad y el cuidado de los demás.

Preparación y oración

En vista de la llegada del Papa Francisco, las diócesis y parroquias de toda Indonesia han iniciado cursos de catequesis sobre los temas de la visita: fe, fraternidad y compasión. La Iglesia local ha proporcionado materiales para la catequesis y la formación espiritual para ayudar a los fieles a comprender el significado y la profunda finalidad de esta visita. Varios grupos de oración se reunieron también en preparación para el evento, orando incesantemente por el éxito y la seguridad, y para que la visita trajera las bendiciones de Dios.

La alegría de encontrarse con el Papa

La oportunidad de encontrar personalmente al líder de la Iglesia católica mundial suscitó un gran entusiasmo, como lo confirman los miles de personas que acogieron al Santo Padre y participaron en los eventos.

Las Hijas de María Auxiliadora de la Inspectoría de Santa María D. Mazzarello (TIN), presentes en Indonesia con tres Comunidades, participaron con alegría, junto con los jóvenes de las obras, en algunos momentos de la Visita.

El 4 de septiembre, Sor Suzana Alves dos Santos, Directora de la Comunidad Reina de la Paz de Yakarta, estuvo presente en el encuentro del Papa con los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados y consagradas, seminaristas y catequistas en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción. Después de escuchar varios testimonios, el Papa elogió a los catequistas, que “están ‘en el frente’, son la fuerza de la Iglesia” y, al concluir su discurso, animó a “continuar su misió, fuertes en la fe, abiertos a todos en fraternidad y cercanos a cada uno con compasión”, con apertura para acoger “a todos, a todos”.

Homilía del Papa: escuchar y vivir la Palabra

El 5 de septiembre, las FMA con los fieles de la Parroquia de San Juan Bosco de Yakarta y  las Comunidades Madre Angela Valais de Bondo Kodi y Santa María D. Mazzarello de Palla, en la isla de Sumba, desde el amanecer esperan en el estadio Gelora Karno de Yakarta, abarrotado de gente, la llegada del Papa Francisco para la celebración eucarística.

En su homilía, el Papa Francisco enfatizó dos actitudes esenciales para ser verdaderos discípulos de Cristo: escuchar la Palabra y vivir la Palabra. Explicó que todo parte de la escucha, de la apertura al don de la fe y de la amistad con Jesús, pero que es igualmente fundamental vivir lo que escuchamos. El riesgo, dijo el Papa, es el de ser “oyentes vanos”, incapaces de dejar que la Palabra descienda al corazón para transformar la vida y el modo de actuar: “El Señor nos pide también a nosotros, hermanos y hermanas, con la fuerza ardiente de su Palabra, remar mar adentro, desprendernos de las orillas estancadas de los malos hábitos,  de miedos y mediocridades, para atreverse a una nueva vida”. Luego instó a no desanimarse por los fracasos, sino a mirar siempre a Jesús y confiar en Él: “¡No miren sus redes vacías, miren a Jesús! Él te hará caminar, te hará ir bien”. Por último, invitó a los indonesios a seguir soñando y construyendo una civilización de paz, sembrando el amor y el diálogo: “¿Os han dicho que sois un pueblo sonriente? ¡No perdáis la sonrisa, por favor, y seguid adelante! Y sed constructores de paz. ¡Sed constructores de esperanza!”.

Un mensaje de fraternidad y paz

La visita del Papa a Indonesia no solo implicó a la comunidad católica: los musulmanes y las personas de otras religiones también vieron este viaje como un momento de gran importancia para el país. “Personalmente, espero que la llegada del Papa pueda traer la paz, especialmente no solo a nosotros, los ciudadanos indonesios de todo tipo de etnias, religiones y orígenes, sino también la paz en el mundo“, dijo un joven musulmán. Esta apertura interreligiosa ha demostrado una vez más la importancia del diálogo y la fraternidad, valores que el Papa Francisco promueve constantemente.

Testimonios de fe

Entre los que vivieron de cerca la experiencia de la visita, sor Olviana Ina Ki, FMA de la Comunidad de Yakarta, compartió: “La visita apostólica del Papa Francisco a Indonesia fue muy significativa para mí. Tuve la oportunidad de ver algunas de sus actividades, como el encuentro con los niños con discapacidad, jóvenes, religiosos y fieles durante la Gran Misa en Gelora Karno. En ese momento, yo era uno de las voluntarias encargadas de crear conciencia sobre la importancia de la Laudato Si’, invitándolos a dejar el lugar tan limpio como lo habían encontrado. Esta visita me pareció un verdadero testimonio de fraternidad y de gran tolerancia. El Papa, con su sencillez, bendijo a Indonesia y nos apoyó con el mensaje de su corazón de pastor. Durante la Misa, vi a cientos de miles de personas participar con gran entusiasmo, de manera ordenada y pacífica. Y también fue interesante notar la presencia de musulmanes en la celebración. Una extraordinaria experiencia de fe”.

Un pueblo agradecido e inspirado

Un feligrés de la parroquia de San Juan Bosco  en Yakarta explicó que la visita del Papa para él fue “como recibir invitados del cielo“, despertando orgullo y emoción, no solo para los católicos, sino para toda la nación de indonesia. El Papa Francisco, con su presencia sencilla y humilde, ha sido capaz de inspirar a miles de personas, fortaleciendo el sentido de pertenencia a la Iglesia universal y promoviendo valores que trascienden las barreras religiosas. Su presencia fortaleció los lazos entre los católicos del país, inspiró a las nuevas generaciones y trajo un mensaje de paz y fraternidad que permanecerá en el corazón de los indonesios durante mucho tiempo.

Al final de la Eucaristía, antes de continuar hacia Port Moresby (Papúa Nueva Guinea), se despidió: “Mi visita entre vosotros está llegando a su fin y deseo expresar mi gozosa gratitud por la exquisita acogida que me han dado. Se dice en el Libro de los Hechos de los Apóstoles que el día de Pentecostés hubo un gran alboroto en Jerusalén. Y todos hacían ruido para predicar el Evangelio. ¡Por favor, queridos hermanos y hermanas, hagan ruido! ¡Haced ruido!”.

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