Roma (Italia). Por la mañana del 31 de diciembre de 2022, a las 9:34 h, el Papa emérito Benedicto XVI a la edad de 95 años ha muerto en la residencia del Monasterio Mater Ecclesiae, en el Vaticano, rodeado de la oración y las expresiones de cercanía procedentes de todo el mundo, incluso del no católico.

En la Audiencia del miércoles 28 de diciembre, en efecto, visto que empeoraba su salud debido al avance de la edad, el Papa Francisco había pedido “una oración especial” por el Papa emérito “muy enfermo”, para pedir al Señor el consuelo y el apoyo “en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final”.

La Madre General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, Sor Chiara Cazzuola, en nombre de todas las Hijas de María Auxiliadora del mundo, expresa el agradecimiento al Señor por el don de Benedicto XVI a la Iglesia:

Hoy, el Papa Benedicto XVI nos ha dejado para entrar en la Casa del Padre y vivir la alegría de la resurrección.

En un momento en que la atención del mundo se está focalizando en la figura y la obra de este grande y humilde Papa también nosotras sentimos la necesidad de recordarlo para mandarle nuestro gracias, por su vida, por su don incesante hecho oración e intercesión por la Iglesia y por la humanidad, por su testimonio luminoso.

Recuerdo que me impresionó mucho lo que el Papa Benedicto XVI había dicho, en alemán, a un grupo de sus compatriotas hablando de su elección.

 “Nunca pensé que sería elegido ni trabajé para que sucediera, pero puedo decirles que cuando vi que esta guillotina se acercaba, entonces pensé: Hasta ahora había creído que el trabajo de mi vida había terminado y que me esperaban años más tranquilos. Le dije, por lo tanto, al Señor: Dios, perdóname esto, Tú tienes candidatos más jóvenes, mejores, con más audacia y más fuerza que yo. Pero evidentemente en esta situación el Señor no ha podido escuchar y, en estos días, lo que me ha tocado el corazón ha sido una pequeña misiva que me ha enviado un hermano del Conclave. Él me recordaba mi homilía pronunciada durante el funeral del amadísimo Giovanni Paolo II. En aquella ocasión he querido repetir la oración: Si el Señor os llama, sed obedientes y no os neguéis a vosotros mismos. El cohermano me recordó que había repetido el no te niegues y entonces no tuve otra opción y dije que sí…».

Un Papa que, el 19 de abril de 2005, a la salida de la Capilla Sixtina, con voz emocionada y tranquila había dado una definición clara de sí mismo: “Después del gran Papa Juan Pablo II, los cardenales me eligieron a mí, un trabajador sencillo y humilde en la viña del Señor”. Y así simple y humilde se ha considerado, a pesar de una aparente seriedad y austeridad que escondía un corazón colmado de dulzura, de una bondad que desarmaba, de un humor educado e ingenioso. En ese momento dijo que no tenía “programas”, pero que quería escuchar, con toda la Iglesia, la palabra y la voluntad del Señor”. Y así lo ha hecho escuchando la realidad, las necesidades y los deseos de la humanidad, colocándose en actitud de diálogo y de apertura en el encuentro entre la cultura y la teología, valorizando todos los gérmenes de bien de este tiempo nuestro. Se puso a la escucha de la voluntad del Señor expresada en su fragilidad y dejó la Cátedra sin dudarlo cuando se sintió físicamente incapacitado para soportar el peso del pontificado.

Ante la evidencia de los escándalos y el arribismo eclesiástico, llamó a la Iglesia a no ser mundana para dedicarse a todos y a abrirse verdaderamente al mundo. Proclamó el Año de la Fe, en el quincuagésimo aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II – porque era consciente de una “desertificación” espiritual, que dejaba el vacío y barrió toda referencia a Dios – . A partir de ello la humanidad pudo redescubrir el valor de lo esencial y el sentido último de la vida.

Como Hijas de María Auxiliadora recordamos al Papa Benedicto XVI también por la Carta del 21 de enero de 2008 a la diócesis y a la ciudad de Roma, en la que evidencia la emergencia educativa que se remonta a la crisis social provocada por el relativismo cultural y ético y los grandes cambios socioculturales.

Su rico magisterio nos solicita que seamos en la Iglesia y como Iglesia amantes de la verdad, valientes en la apertura al diálogo, intrépidas en el crear unidad y caminos de paz en la Iglesia y en torno a nosotros.

El Papa Benedicto ha tenido el don de completar su peregrinación terrena conservando una mente lúcida, acercándose con experiencia plenamente consciente a las “realidades últimas” en que había tenido como pocos otros la valentía de pensar y hablar, gracias a la fe recibida y vivida. Bien como teólogo o como Papa se había hablado de él de modo profundo, creíble y convincente. Sus páginas y sus palabras sobre escatología, su encíclica sobre la esperanza son un don para la Iglesia en el cual la    oración silenciosa selló los largos años de retiro “en la montaña”.

Como Hijas de María Auxiliadora nos unimos al Papa Francisco para dar gracias al Señor por haber enriquecido, en la persona del Papa emérito, a la Iglesia con un Padre y Pastor rico de humanidad y fiel servidor de la Palabra.

El Director de la Sala de Prensa vaticana, Matteo Bruni, ha comunicado que los funerales se tendrán el jueves 5 de enero de 2023, a las 9:30 h en la Piazza San Pietro, presididos por el Santo Padre, según las peticiones del Papa emérito, para que todo tenga la impronta de la sencillez (como ha vivido).

Joseph Ratzinger, nacido en Marktl, en Alemania, el 16 de abril de 1927, fue Arzobispo de Mónaco y Frisinga y fue hecho Cardenal por el Papa Paolo VI en el 1977. El 19 de abril de 2005, con el Cónclave después de la muerte del Papa Giovanni Paolo II, fue elegido como 565º Pontífice de la Iglesia Católica, asumiendo el nombre de Benedicto XVI. Llevó a cabo el Ministerio petrino hasta el 28 de febrero de 2013, día de sus dimisiones, para después retirarse en oración en el Monasterio Mater Ecclesiae.

1 COMENTARIO

  1. Madre, obrigada por nos interpretar nesse momento em que celebramos a páscoa eterna de Bento XVI! Gratidão!

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