(Mozambique).  La visita del Papa en Mozambique ha sido acogida por las Hijas de María Auxiliadora como un momento de gracia en preparación al Capítulo Inspectorial que se desarrollará del 25 al 28 de septiembre. La visita ha sido precedida de encuentros de formación, debates sobre la situación en que se encuentra el País, preparación espiritual con la celebración penitencial, vivida con todas las comunidades cristianas y la preparación de la liturgia en la cual, muchas FMA han estado implicadas en el canto y en la danza.

De las Hijas de María Auxiliadora estaban presentes en los encuentros con el Papa 33 hermanas y 3 aspirantes. Sor Carla Baietta, una de las primeras FMA en Mozambique, de 102 años, ha tenido la alegría de participar en el encuentro de los consagrados con el Papa que la ha saludado personalmente. También Sor Petra Esteban Valcabado, de 86 años, ha vivido este momento de alegría. Sr Giustina Zanato, para su jubileo de 50 años de vida religiosa, ha recibido como don del Nunzio Apostólico Don Piergiorgio Bertoldi la oportunidad de participar en la Misa privada con el Papa Francisco en la Nunciatura Apostólica.

En el momento de la despedida del Santo Padre con los empleados de la Nunciatura, también Sor Carla ha tenido la alegría de vivir otra experiencia privilegiada con la presencia del Santo Padre.

Momento fuerte de la visita del Papa ha sido el momento de la celebración eucarística, vivido con mucha emoción y gran fe por el mensaje de esperanza traído por el Santo Padre.

Mucho han colaborado las autoridades locales en hacer la visita significativa, con la disponibilidad de los jóvenes voluntarios, con los médicos católicos que han hecho su aportación para los encuentros con el Papa. La presencia del Papa ha sido un momento privilegiado para la renovación de la fe de cada FMA y la del pueblo de Mozambique.

Los símbolos, las imágenes hablaban de paz en su presencia. Su mensaje en la Eucaristía ha sido acogido calurosamente como profecía y ha llevado a los líderes de la nación a reflexionar.

Al final de la celebración eucarística, todos ha regresado a sus casas felices y como ha dicho el Santo Padre, “¡sé que os habéis mojado todos… espero con agua bendita!” Muchos han hecho un largo camino sin sentirse cansados, porque han vuelto confortados, llenos de  paz y esperanza.

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