Castel Gandolfo (Italia). Inspirándose en las palabras del profeta Joel – “Vuestros ancianos soñarán, vuestros jóvenes tendrán visiones” (Joel 2,28) – el 1° de noviembre 2023, Fiesta de todos los Santos, la comunidad del Noviciado Internacional María Auxiliadora de Castel Gandolfo, Roma, ha recibido a una buena parte de la Comunidad Beata María Romero de Roma Cinecittà, de la Inspectoría San Juan Bosco (IRO), para una jornada de fraternidad.

La iniciativa proviene de la Directora de la comunidad de las hermanas ancianas, sor Lucia Zarini, la cual es acogida inmediatamente con alegría por la Maestra de las Novicias, sor Luisa Menozzi y por toda la Comunidad del Noviciado. Algunas Novicias, van a recoger, en el minibus y el coche, a las hermanas ancianas que las esperaban ya prontas y ansiosas a la entrada de la Casa.

A la llegada al Noviciado las hermanas son acogidas en un clima de fiesta, dos novicias han preparado un momento de bienvenida y de mutua presentación. Las dinámicas organizadas tienen como temática de fondo la diferencia entre el Noviciado de los años ‘60/’70 y el de hoy. De esto, resultó  que, aunque con algunas diferencias en los ambientes, en la vestimenta, en las costumbres, lo esencial de esta opción de vida permanece inmutable: seguir con alegría a Cristo para entregarse a los jóvenes y a las jóvenes.

Luego se realizó la visita a los ambientes de la casa y al exterior del Noviciado, desde el jardín a las terrazas, para después ir a la Capilla donde se participó a  la celebración de la Santa Misa, presidida por Don Mauricio Verlezza, SDB, director de la Comunidad salesiana de Genzano, Roma. Don Mauricio, retomando el Evangelio de las Bienaventuranzas, invitó a vivir la santidad siguiendo el ejemplo de Jesús, que fue el primero en ser pobre en espíritu, manso, humilde de corazón, misericordioso.

Después del almuerzo, las dos Comunidades vivieron un momento de recreación jugando a la “Sanbola”, el bingo de los Santos, intercalado con pruebas de canto y divertidas anécdotas. La jornada vivida juntas y el deseo común de santidad, fueron confiados a las manos de María en la oración del Santo Rosario, meditado con la ayuda de algunas frases de los Santos salesianos.

Al momento de despedirse, los ojos de todas brillaban de alegría sincera y de profunda gratitud por el don de gustar una vez más la belleza de la vida salesiana, la fuerza de aquel sueño, que Juanito Bosco tuvo en l Becchi hace doscientos años y que aún hoy sigue invitando a jóvenes dispuestas a “darle piernas” por las calles del mundo. Nos unimos en el agradecimiento al Señor por tantas hermanas que, con su vida llena de experiencia y fidelidad, son para las más jóvenes aquellas santas “de la puerta de al lado” a las que mirar para tratar de vivir “como si vieran lo invisible”.

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