Budapest (Hungría). El 22 de octubre de 2022 en Budapest, sor Helga Skribanek, FMA de la Inspectoría S. Maria D. Mazzarello (ITV) – que comprende Hungría, además de las regiones italianas Véneto, Trentino Alto Adige, Friuli Venecia Julia – emitió la Profesión Perpetua en el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.

La Profesión Perpetua es un acto eclesial que reclama la presencia de familiares, jóvenes, amigos, FMA y de toda la Comunidad cristiana, que viven el evento como momento fuerte de Iglesia, de fiesta, de testimonio vocacional.

Una FMA juniora del Veneto, que con otras FMA participó en la Celebración y en la Vigilia con los jóvenes, cuenta la experiencia.

“A nosotras Hijas de María Auxiliadora más jóvenes del Triveneto ha llegado un regalo inesperado y deseado: poder ir a visitar a nuestras hermanas FMA en Hungría, parte de nuestra Inspectoría, y participar en los Votos Perpetuos de sor Helga Skribanek.

El Sí a Dios más allá de las fronteras

Así el 21 de octubre al amanecer salimos de Padua: éramos un grupo de Junioras con algunas neo-perpetuas y una Novicia del Triveneto, acompañadas de sor Elena Ongarato, Consejera inspectorial, hacia Budapest. A la  llegada nos esperaron con gran familiaridad las hermanas de las tres Comunidades FMA presentes en Hungría, con la Inspectora, sor Palmira De Fortunati, y sor Simonetta Franchini.

Después de una breve y sugestiva visita a la capital, participamos en una Vigilia con los jóvenes y algunos miembros de la Familia Salesiana, preparándonos y rezando por los Votos Perpetuos de sor Helga. Experimentamos que el Carisma salesiano se mantiene bien más allá de las fronteras y vive en cada pequeño y decidido Sí a Dios, a la Vida y al Bien. Esto nos empuja a vivir con mayor radicalidad la fe en nuestro cotidiano, deseando la Comunión y trabajando para construirla.

Al día siguiente, participamos con entusiasmo en el ‘Sí para siempre’ a Dios y a los jóvenes de sor Helga, en el Santuario Kisboldogasszony en Budapest-Máriamete. Durante la celebración, se nos quedó marcado el augurio de Mons. János Székely, Obispo de Szombathely, dirigido a sor Helga y a todas las Salesianas que recibieron la preciosa gracia de Dios para ser su signo: “¡Que cada palabra y cada movimiento sea la sonrisa de Dios hacia los jóvenes!”.

Me quedé porque era mi lugar

En estos días, pudimos también escuchar el testimonio de vida de sor Helga. Esta hermana respondió y fue fiel a su vocación y misión salesiana   durante los años oscuros del régimen comunista en Hungría, continuando con el carisma de Don Bosco y de Madre Mazzarello en la ocultación y persecución del período de 1945 a 1989. “Me quedé porque sentí que este era mi lugar, que no podía escapar. Hice lo que sentía en el fondo“: así cuenta su permanencia con fidelidad en su tierra, a pesar de no poder expresarse libremente, ni siquiera en casa con sus padres y entre los amigos.

Una vocación nacida con pequeños pasos, gracias al testimonio de algunas figuras que circundaban su vida, y una biografía de Don Bosco    leída casi por casualidad, que la dejó con un profundo deseo de entregarse a los jóvenes, a la gente: “Dejaos amar para que ellos amen al Señor”, así Don Bosco le suscitó la vocación, como un gran don, una gracia que ella quiso custodiar y tener secreta por casi 40 años, durante los cuales obró en el silencio, rezó en el silencio, comunicó a Jesucristo en el silencio. A la pregunta de dónde encontraba la fuerza, el coraje y la determinación para vivir así, sor Helga, con prontitud y si dudar, responde: ‘¡En la Eucaristía! ¡Nunca he estado sola!’.

“Verán vuestra vida, que vivís las Constituciones y luego continuáis la obra de Dios en vosotras” – así dice a las jóvenes Hijas de María Auxiliadora, que escuchan en silencio sus palabras, incrédulas de que se necesite tan poco para vivir felices-, “No es obvio ser lo que sois”, concluye sor Helga”.

Fuente: fmaitv.eu