Santidad: Un tesoro para compartir

Roma (Italia). El Papa Francisco escribe en la Exhortación Apostólica sobre la llamada a la santidad en el mundo contemporáneo Gaudete et exultate: “En la Iglesia, santa y hecha de pecadores, encontraréis todo lo que necesitáis para crecer hacia la santidad. El Señor la colmó de dones a través de la Palabra, de los sacramentos, de los santuarios, de la vida de las comunidades, del testimonio de los santos, y de una belleza múltiple que procede del amor del Señor, “como una novia se adorna con joyas” (Is 61, 10)”.

Y en su discurso a los participantes en la conferencia promovida por el Dicasterio para las Causas de los Santos, afirmó: “La santidad brota de la vida concreta de las comunidades cristianas. Los santos no vienen de un “mundo paralelo”; son creyentes que pertenecen al pueblo fiel de Dios […]” (6 de octubre de 2022).

La santidad del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, en el gran árbol de la santidad salesiana, encuentra su inspiración en las palabras evangélicas del Buen Pastor y de María en las bodas de Caná; tiene sus lugares santos en Valdocco, Mornese, Nizza Monferrato; su santuario en la Basílica de María Auxiliadora de Turín.

San Juan Bosco es el padre fundador, Madre Mazzarello, Santa Cofundadora, a quien siguen otras figuras luminosas en el camino de la canonización: la Beata Laura Vicuña, Sor Eusebia Palomino, Sor María Romero, Sor Maddalena Morano, Sor María Troncatti, las Beatas Mártires Sor Carmen Moreno y Sor Amparo Carbonell; las Venerables Sor Teresa Valsè Pantellini y Sor Laura Meozzi; las Siervas de Dios Sor Antonietta Böhm y Madre Rosetta Marchese. Es una belleza polifacética confiada al Instituto como don que hay que ofrecer a la Iglesia y a la humanidad, especialmente a los jóvenes, para que brille como luz y anuncio de alegría y esperanza.

La santidad de estas candidatas a los honores de los altares ha brotado en el tejido de la Iglesia local, de la comunidad y de la sociedad en la que vivían. Ahora este tesoro de santidad es entregado a las Comunidades Educativas, para que lo compartan con los que sufren y pidan a Dios con fe la curación, la bendición y la salvación.

En el Prefacio de los Santos dice: “En su vida nos ofreces un ejemplo, en la intercesión una ayuda, en la comunión de gracia un vínculo de amor fraterno”.

Pedir la intercesión de estas hermanas significa pedir su ayuda ante todo en el camino de la fe, para poder creer que el amor de Dios es poderoso y está presente incluso en los momentos más difíciles. No son los santos los que hacen milagros, sino Dios. Estas hermanas, sin embargo, tienen una fe más fuerte, probada en la existencia que ahora ha terminado, y pueden pedir con cada un/o y para cada una/o las gracias que se necesitan. Es bueno conocer las gracias recibidas  que el Señor ya ha concedido por su intercesión. Conocerlas, compartirlas en la comunidad y difundirlas entre los jóvenes y los laicos es la mejor manera de suscitar la confianza y el abandono en tiempos de dificultad.

En este tiempo de Cuaresma, podemos compartir con los que se encuentran en alguna situación dificil las imágenes de estas hermanas, proponer la oración por su canonización y para obtener gracias, alimentando la fe en Dios Padre de todos. ¡Compartiendo la propia fe se multiplica! Los milagros para las beatificaciones y canonizaciones son a menudo el resultado de un simple gesto de entrega de una estampa y de la fe que nos une en oración al Padre.

Por eso, el folleto periódico El cielo responde, que contiene los relatos de las gracias obtenidas y las oraciones a Dios para pedir la intercesión de Santa María Dominga Mazzarello, Laura Vicuña, Sor Eusebia Palomino Yenes, Sor María Romero, Sor Maddalena Morano, Sor María Troncatti, Sor Carmen Moreno y Sor Amparo Carbonell; Sor Teresa Valsè Pantellini e Sor Laura Meozzi; Sor Antonieta Böhm y Madre Rosetta Marchese están ahora disponibles en el sitio web del Instituto FMA con la invitación a su divulgación.

Santidad salesiana Instituto FMA