Roma (Italia). Madre Yvonne Reungoat expresa a todas las FMA, a las Comunidades Educativas, a los jóvenes ya a la Familia Salesiana, su gratitud por los buenos deseos recibidos  con motivo del 12° aniversario de su Elección como Madre General del Instituto FMA.

«Queridas hermanas,
Continúan llegándome, a través de varios canales comunicativos, vuestros mensajes que con tanto afecto me enviáis, haciendo memoria de mi elección como Madre general.
Quisiera responder a cada una personalmente y, a través de vosotras, poder llegar a jóvenes y adultos de distintos contextos, que se han hecho presentes en este momento vivido en la sencillez del espíritu de familia que nos caracteriza.

El 24 de octubre de 2008, día de la primera elección, el Señor por la mediación de las Capitulares me pidió la disponibilidad para ser Madre. Respondí con gran confianza y esperanza: “¡Contando con la ayuda de Dios, de la Virgen, de Madre Mazzarello y de todo el Instituto acepto responder “sí” al Señor y servir con alegría!”

El 24 de octubre de 2014, día de la reelección, pronuncié con emoción un segundo “sí”. “¡Acepto! Doy gracias por la confianza. La expresión bíblica que me sostiene es “Cuando soy débil es entonces cuando soy fuerte”. Me confío enteramente a María y acojo su invitación:”Haz lo que Él te diga.””

El 24 de octubre de 2020, habiendo sido pospuesto el CG XXIV por situaciones contingentes debidas a la Pandemia de Covid-19, en plena disponibilidad y serenidad en el corazón he renovado mi “sí”: ¡el tercero! hasta el próximo Capítulo General. Lo he depositado sobre el altar, durante la Eucaristía, para que fuese para mí y para todas vosotras motivo de comunión y de acogida de la consigna: “A ti te las confío”.

He puesto en las manos de María Auxiliadora, la verdadera Superiora de nuestro Instituto, mi vida, el servicio que se me ha pedido y lo he confiado a las Hermanas del Consejo General que comparten conmigo la misión por el bien del Instituto, todas vosotras, con las Comunidades Educativas, las jóvenes y los jóvenes, todas las personas que os importan, vuestra misión que, en este tiempo tan delicado, se desarrolla con ingenio, coraje y no sin dificultades.

Agradezco vuestra oración, vuestro afecto, la constante cercanía, la confianza que se hace responsabilidad. El Señor nos ha escogido con gratuidad para ponernos al servicio de una única misión abierta a los jóvenes de todo el mundo. Juntas continuamos dándolo todo de nosotras mismas con alegría, porque “Dios ama a quien da con alegría”, también en este momento en que tanto sufrimiento envuelve el mundo entero. Pienso que hoy como Instituto FMA estamos llamadas a sembrar pequeñas e importantes semillas de esperanza, de confianza, porque el tiempo que estamos viviendo está en las manos de Dios. A nosotras corresponde vivirlo con gran fe, llenas del ardor del da mihi animas cetera tolle.

¡Respondo a vuestros mensajes renovando mi gratitud por la oración que siempre me acompaña, que es mi fuerza, por vuestro sentido de pertenencia, por el amor al carisma, al Instituto, por ser hijas fieles! ¡No habría una Madre si no existiesen las hijas!

Un gracias particular a las hermanas ancianas y enfermas, que cada día rezan y ofrecen por todo el Instituto. Son el precioso grano de mostaza que, con su dinamismo vital, genera vida en el silencio, y esperanza en el corazón. Las siento en comunión con todas nosotras cantando el Magnificat por el “nuevo sí”, signo de la alegría de la vocación que nos ha sido dada y que se irradia en torno a nosotras hasta alcanzar, lo espero, a muchos jóvenes en búsqueda del proyecto de Dios sobre su vida.

Así pues, queridas hermanas, son tres los “sí” que me han sido pedidos, pero único es el hilo de oro que los enlaza: vivir para vosotras y con vosotras la voluntad de Dios en la contemporaneidad para ser seno fecundo de vida nueva y testimonio de alegre santidad.

Os auguro una luminosa solemnidad de todos los Santos que este año vivimos en comunión con la Iglesia universal de modo diferente, pero no menos intenso y auténtico.

El mes de noviembre nos habla de santidad, de eternidad, y nos recuerda el valor de lo Esencial que abrazamos solidarias con hermanas y hermanos en situación de sufrimiento y de particular necesidad.

¡Dos os bendiga y María, Madre de la gratitud, os traiga mi gracias!”.

Roma, 30 de octubre de 2020

    Suor Yvonne Reungoat, FMA 
Superiora Generale dell’Istituto FMA

2 COMENTARIOS

  1. Gracias Madre Ivonne de sus tres sí, pero especialmente de este último que le ha pedido el Señor y ud con amor y no sin renuncia lo dio con tanto ardor misionero.

  2. Es hermoso ver como la nuestra madre no deja pasar ningun detalle, me hace sentir HIJA AMADA, nos mueve para seguir dando mi SI en el cotidiano. Gracias Madre Yvonne!!!
    Mi cariño Filial y mi Oración

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